La Cámara de Diputados aprobó con voto a mano alzada el proyecto de declaración que repudia el golpe de estado en Bolivia que presentó el Frente de Todos. Lo acompañó el resto de la oposición frente a la cerrada posición de Cambiemos, que se abstuvo. Las casi cinco horas de debate dejaron expuestas las dos posturas que impidieron que haya un pronunciamiento unánime de la Cámara baja para condenar la interrupción democrática en el país vecino cuando las Fuerzas Armadas forzaron la renuncia del presidente Evo morales. Desde todo el arco opositor se lo definió como golpe de estado. La bancada oficialista de Cambiemos, alineada con la postura negacionista del presidente Mauricio Macri y el Canciller Jorge Faurie, esquivó un pronunciamiento similar y calificó lo ocurrido como “ataque el sistema democrático”. Fundamentaron su postura en las denuncias de “fraude electoral” y “gula de poder” del presidente depuesto.
La Cámara de Diputados expresó así “su profundo repudio al golpe de estado perpetrado el 10 de noviembre al estado Plurinacional de Bolivia, que obligó a su presidente Juan Evo Morales Ayma y a otros/as funcionarios del gabinete a renunciar a su mandato”. El texto de la declaración apunta a “convocar a todo el arco político de la región a exigir el cese inmediato de la persecución y la y violación a los derechos humanos de funcionarios/as, dirigentes políticos /as, sociales, sindicales, feministas y de la población en general” y “exhortar al pronto restablecimiento de la democracia y el orden constitucional, sin proscripciones”. Lo presentó el diputado Felipe Solá y tuvo algunas modificaciónes que sumaron respaldos. Casi todo el arco opositor respaldó la iniciativa.
“No encontré ningún discurso que no haya condenado el golpe de estado en Bolivia. Lo que surge es que lo pasó en Bolivia es un golpe de estado”, arrancó el jefe de la bancada del FpV-PJ, Agustín Rossi y agregó: lo que sucedió en Bolivia es “un hecho trágico. Creíamos que en América Latina habíamos encontrado una forma de resolver las diferencias en la sociedad, la democracia era ese lugar. Pero cuando un uniformado le pidió la renuncia a Evo Morales se traspasó esa barrera infranqueable que era la democracia”. Rossi advirtió sobre el regreso de la injerencia de las Fuerzas Armadas en la región y le puso nombre lo que a su juicio son los responsables. “(Jair) Bolsanaro tiene que ver mucho con eso”, dijo antes de apuntar a la responsabilidad del presidente estadounidense Donald Trump.
Los diputados opositores se refirieron a las “vergonzosas” posturas del presidente Macri y su canciller Faurie, a las denuncias sobre las persecuciones racistas, la represión y las violaciones a los derechos humanos de los ciudadanos bolivianos y especialmente a los que respaldan al presidente depuesto, pasando por las difíciles tratativas diplomáticas para “salvar la vida de Morales” y su vice Alvaro García Linera. Se sumaron las críticas a la Cancillería por cerrar las puertas de la embajada y los seis consulados en territorio boliviano y la negativa de dar asilo a ex funcionarios del gobierno del Movimiento al Socialismo perseguidos.
Cambiemos, en tanto, sucumbió ante la necesidad de respaldar al presidente Macri. En un debate álgido, al interbloque Cambiemos le llevó tres horas en la noche del martes redactar un proyecto de resolución común para llevar al recinto. El proyecto de resolución utiliza eufemismos para evitar definir la situación en Bolivia como un golpe de Estado, en el que ratificaba su “compromiso con la Cláusula Democrática de la OEA y el Protocolo de Ushuaia del Mercosur, repudiar los ataques al sistema democrático, sufrido por el Estado Plurinacional de Bolivia, las condenables intervenciones policiales y militares en el proceso político”.
El radical Facundo Suárez Lastra defendió el texto oficialista: “Me resisto a la discusión semiótica. Si quieren llamarlo 'golpe', llamémoslo 'golpe'. Pero llamemos las cosas por su nombre: los errores prácticos en el comicio se llaman 'fraude' y es un robo a la soberanía del pueblo”, sostuvo equiparando y justificando el golpe con las “irregularidades” mencionadas en la auditoría de la OEA sobre las elecciones y a las que se acogió Evo Morales convocando a nuevas elecciones.
El puñado de radicales enrolados en el bloque Evolución Radical mantuvo su propio dictamen. “Este es un golpe de estado”, dijo Carla Carrizo para diferenciarse del macrismo y rechazó “cualquier práctica inconstitucional cometida por los gobiernos electos para alterar las reglas democráticas y los resultados electorales”.
En medio del debate, la discusión interna atravesaba al interbloque de Cambiemos. El diputado PRO Daniel Lipovetzky advirtió sobre “el efecto contagio” que las consecuencias de la ruptura democrática en Bolivia y afirmó que votaría los proyectos que condenan el golpe de estado en el país vecino. La radical Brenda Austin lamentó no lograr un proyecto de repudio común de toda la Cámara. Su correligionaria Karina Banfi, calificó la situación en Bolivia como un golpe de estado.
Detrás de los cortinados, un grupo de diputados radicales insistía que el interbloque oficialista no se podía abstener en la votación. Desde el PRO, alineados con el presidente Macri, se negaban. Negri buscaba una salida que mantenga la unidad del interbloque sin deserciones y planteó sobre el final que se votaran todos los proyectos como si no se refirieran a cuestiones diferentes. Calificó la negativa opositora como “antidemocrática”.