“Neoliberalismo como una forma de genocidio por goteo”, fue el nombre de la jornada que organizó la asociación Justicia Legítima en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET). El título de la convocatoria se basó en un concepto acuñado por Raúl Eugenio Zaffaroni, Juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos -quien estuvo presente en la sala- y fue debatido por los distintos expositores, entre los que estuvieron Gianni Tognoni, médico y Secretario General del Tribunal Permanente de los Pueblos; Julio Maier, ex Juez y miembro de Justicia Legítima y Ana María Careaga, psicoanalista y ex detenida desaparecida, y Cristina Caamaño, titular de Justicia Legítima. También estuvo presente Nora Cortiñas, referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
“Hay una palabra que genera ruido en el título y es ‘genocidio’”, dijo Caamaño, titular de Justicia Legítima, para dar inicio al encuentro. “Siempre fue entendida como la aniquilación sistemática y deliberada de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos, pero acá está siendo utilizada para referir a un modelo económico que provoca hambre, pobreza y muerte”, continuó y de ese modo dio pie al debate posterior. Por su parte Maier expresó que “pese a todas las críticas que tengo al gobierno que ocupó el poder durante los últimos cuatro años, y que por dicha va a terminar en menos de un mes, estimo que la imputación ‘genocidio’ , con o sin goteo, no le corresponde”. Sin embargo, el jurista aclaró que durante el gobierno de Cambiemos hubo “acciones repetidas que si bien no fueron genocidio constituyeron atentados contra los Derechos Humanos”.
“Fueron acciones por completo extrañas a cualquier Estado de Derecho”, precisó. “Hasta se llevó al suicidio de un fiscal e imputar por traición a la patria y llevar a la muerte a un ex ministro de relaciones exteriores”, ejemplificó, refiriéndose al ex fiscal Alberto Nisman y al ex canciller Héctor Timerman. “Más claro es el caso de Milagro Sala y sus compañeras de la Tupac Amaru, que siguen privadas de su libertad por orden judicial sin límite temporal pese a que varios funcionarios y oficios del derecho internacional han calificado su prisión como ilegítima”. Para finalizar Maier pidió a los presentes hacer un minuto de silencio por el golpe de Estado en el Estado Plurinacional de Bolivia. “Ahí sí ocurre un genocidio y lleva más de medio millar de años”, subrayó el ex Juez.
Tanto la situación en Bolivia como el grave conflicto en Chile fueron reiteradas veces mencionados a lo largo de las exposiciones. Careaga manifestó que “lo de Bolivia nos tiene a todos consternados y rabiosos en el marco de una región convulsionada y por lo tanto voy a pensar el concepto de genocidio, más allá de las cuestiones jurídicas, como un concepto político”. Luego, la psicoanalista remarcó que “los genocidios llevados adelante por las dictaduras de los ‘70 buscaban desarticular los lazos sociales solidarios para implementar el modelo neoliberal que se profundizó en los últimos años. Esto nos condujo a un país gobernado por sus dueños y por empresarios que se favorecieron en desmedro de las grandes mayorías”. Sin embargo, luego de la aclaración acerca del concepto que le dio título a la convocatoria, Careaga prefirió centrarse en el subtítulo del encuentro que era "¿Cómo se sale?". Para eso decidió hablar de "la subjetividad". “El concepto nos interroga respecto de las épocas que estamos viviendo, en las que se construye la figura del otro como extraño y depositario de la hostilidad y del odio", dijo. ”En estos días asistimos azorados a prácticas formuladas en el golpe de Bolivia pero también a exhibiciones obscenas de los carabineros en Chile. La tortura que en los ‘70 se daba dentro de campos de concentración hoy se da en las calles, disparan a los ojos, los cuelgan de las rejas, los torturan a la vista de todos”, indicó.
Para finalizar, Tognoni habló desde su experiencia como médico. En principio agradeció “el título provocador” y detalló que “si bien creo que lo que vivimos actualmente no se trata de un genocidio clásico, hay víctimas permanentes”. “Muchas de ellas no corresponden a las clasificaciones clásicas del término, pero los médicos vemos todos los días cómo ocurre el genocidio por goteo que provocan los programas de ajuste y que generan millones de muertes evitables”, dijo el especialista. “Es responsabilidad de los Estados garantizar que las multinacionales, por ejemplo, no cometan genocidios de poblaciones enteras como pueden ser las indígenas y que queden impunes”, teorizó. Y finalmente desarrolló que “es importante garantizar que las víctimas sean visibles. Con los migrantes, por ejemplo, el problema central es que ante todo sean reconocidos como humanos”.
Informe: Melisa Molina.