El expresidente de Bolivia, Evo Morales, volvió a repetir este jueves que volvería para “pacificar" a su país si los bolivianos se lo piden. Desde México, donde se encuentra en calidad de asilado tras su renuncia el domingo pasado, Morales le dio una entrevista a un diario local. También se expresó a través de Twitter para solicitar apoyo a la ONU y a la Iglesia Católica con el fin de iniciar el proceso de paz en Bolivia. Rechazó una vez más a la autoproclamada presidenta Jeanine Añez, y condenó las amenazas contra trabajadores de prensa.
Desde su llegada a México el martes tras renunciar a la presidencia, Morales brindó una conferencia de prensa y concedió entrevistas a medios locales e internacionales. También se mostró muy activo en redes sociales, El expresidente tuvo, a diferencia del miércoles , un día de escasa actividad pública. Apenas brindó una entrevista al diario mexicano El Universal y compartió varios mensajes a través de su cuenta de Twitter.
Durante la entrevista, el expresidente dijo que se siente capaz de pacificar el país. En ese sentido, volvió a mostrarse dispuesto a pegar la vuelta: "Si mi regreso a Bolivia aporta a la pacificación, vuelvo mañana mismo, me duele que haya tantos muertos, me duele que las Fuerzas Armadas y la policía que he equipado tanto vayan a usar estos equipos contra el pueblo. Comandantes, no se manchen con la sangre del pueblo", remarcó.
Aseguró que dicha pacificación "no va a llegar con balas, con armas, como lo están haciendo. La pacificación llegará a Bolivia con diálogo, un diálogo con la participación de las Naciones Unidas, de la Iglesia Católica, con países voluntarios como mediadores", expresó.
Por la tarde, Morales destacó la gestión de la ONU en la búsqueda de encontrar un camino hacia la paz en Bolivia. "Saludo y agradezco al hermano António Guterres,secretario general de la ONU por nombrar al diplomático Jean Arnault como su enviado especial para dialogar con todas las partes y encontrar soluciones a los conflictos causados por el rompimiento del orden constitucional en Bolivia", expresó.
Morales también tuvo tiempo para denunciar el "golpe racista de Mesa y Camacho en las calles", y condenar a la ministra transitoria de Comunicación, Roxana Lizárraga, nombrada por la autoproclamada presidenta de Bolivia, Jeanine Añez. Lizárraga "amenaza con encarcelar por sedición a periodistas que informan de la represión. Estado de facto", dijo el expresidente en relación a los periodistas argentinos que fueron acusados de sedición el jueves.
Por último, Morales arremetió contra el expresidente Carlos Mesa y sus "cómplices golpistas", por atacar su condición de asilado. Al igual que Mesa, Añez le pidió al expresidente que se abstenga de "realizar declaraciones" al estar asilado en México, y anunció que hará una representación oficial ante el Ejecutivo de ese país.
Rápidamente salió a responderle el gobierno de México, en defensa de la libertad de expresión del lider indígena. La Secretaría de Relaciones Exteriores dijo que la libertad de expresión de los asilados "no está sujeta a mayores limitaciones que las que tendría cualquier ciudadano mexicano". Ese derecho, sostuvo la Cancillería mexicana a través de un comunicado, "no puede ser motivo de reclamación por otro Estado basándose en conceptos que contra éste o su Gobierno expresen públicamente los asilados o refugiados".
Infrorme Guido Vassallo