Un operativo de la Policía y el Ejército bolivianos terminó con la muerte de por lo menos cinco manifestantes, durante la represión a la masiva movilización encabezada por las federaciones cocaleras, cuna política del presidente depuesto Evo Morales. La masacre ocurrió en el municipio de Sacaba, a diez kilómetros del centro de Cochabamba, donde los cocaleros pretendían hacer una escala antes de continuar su marcha hacia La Paz, adonde pretendían llegar el domingo. "No pudimos contar a los heridos porque son muchos", lamentó uno de los  profesional del Hospital de Sacaba, sobrepasado por la cantidad de víctimas.  

Las muertes se conocieron por los videos que los propios integrantes de las seis federaciones del Trópico de Cochabamba comenzaron a enviar desde el lugar de la represión, con mensajes como "estamos en dictadura", "¡que todo el mundo se entere porque no hay prensa!". 

En el Hospital de Sacaba fueron identificados cuatro muertos --Omar Calle, César Cipe, Juan López, Emilio Colque-- y restaba la identificación de uno de ellos. Los cocaleros del trópico denuncian que las muertes se produjeron por los disparos de policías y militares durante la represión. 

El presidente depuesto, Evo Morales, envió un mensaje desde México dando a conocer lo ocurrido y solidarizándose con sus compañeros. "El régimen golpista que tomó el poder por asalto en mi querida Bolivia reprime con balas de las FFAA y la Policía al pueblo que reclama pacificación y reposición del Estado de Derecho. Ahora asesinan a nuestros hermanos en Sacaba, Cochabamba", denunció. 

En tanto, los medios bolivianos comenzaron a hacerse eco de la denuncia por las muertes y se preocupan por ofrecer la versión oficial de los hechos.  "Las vainas que tienen son de armamento que no tenemos nosotros, personas que estaban en segunda fila han disparado y han herido a sus mismos compañeros", fue la versión que reprodujo el canal Unitel en una entrevista a un militar que no dio su identificación. 

Oficialmente, el comandante departamental de la Policía, Jaime Zurita, reportaba la incautación de explosivos y armas de fuego. 

La represión partió de un cordón formado por fuerzas de la Policía boliviana y el Ejército sobre el puente Huayllani, en las afueras de Cochabamba, para impedir que las seis federaciones de cocaleros del Trópico de Cochabamba lleguen en la tarde del viernes a la plaza central 14 de Septiembre, segunda escala de la larga marcha que se dirige a La Paz el domingo. 

"Rechazamos enérgicamente la autoproclamación de la señora Áñez, que como segunda vicepresidenta del Senado se autoproclama presidenta, lo cual es totalmente inconstitucional", había repudiado el vicepresidente de las federaciones, Andrónico Rodríguez. 

Antes de la masacre, el dirigente anticipó que los cocaleros del trópico permanecerán en las calles "hasta que nuestro hermano Evo Morales retorne a la Presidencia porque está en el tiempo del mandato constitucional hasta el 22 de enero de 2020". 

Según el relato de los manifestantes, la sangrienta represión se produjo a diez kilómetros del centro de Cochabamba, según informó el diario Los Tiempos, donde el cordón de las fuerzas policiales y militares bloqueó el paso por el puente Huayllani. Los uniformados comenzaron repeliendo a los manifestantes con gases lacrimógenos y luego avanzaron abriendo fuego. 

"Nuestro objetivo es que el presidente Evo Morales pueda retornar a partir del lunes a cumplir sus funciones como Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia", señaló Rodríguez, quien espera reunirse el próximo domingo con otras organizaciones sociales, entre ellas las provenientes de El Alto


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