Más de seis de cada diez habitantes del área metropolitana no dudan en que lo de Bolivia fue un golpe de estado, mientas que sólo una minoría del 26 por ciento acompaña la postura de los gobiernos argentino y norteamericano de que no se trató de un golpe. Casi en paralelo, seis de cada diez dice que está de acuerdo con las movilizaciones en Chile. También hay una mayoría que tiene una buena o muy buena opinión de Luis Ignacio Lula Da Silva y está de acuerdo con su libertad, mientras que hay una minoría, una de cada cuatro personas, que opina bien o muy bien de Jair Bolsonaro. Cuando se plantea con quién debe privilegiar relaciones el inminente gobierno de Alberto Fernández aparece Latinoamérica como primera alternativa elegida, con Europa y Estados Unidos un poco más atrás. Lo que está claro es que en todas las cuestiones hay miradas distintas entre los que votaron a la fórmula Fernández--Fernández y los que apoyaron al binomio Macri--Pichetto. "Son sistemas de pensamiento distintos, con una diferencia: hoy los que votaron a Alberto Fernández son un mayor número pero también son más homogéneos. En Cambiemos hay diferencias y no existe la fidelización que existe entre los que votaron a la alianza que encabezó el peronismo", señala el consultor Federico Aurelio.
Las conclusiones surgen de una amplia encuesta realizada por Aresco, la consultora que lidera Aurelio. En tota se entrevistaron 2002 personas de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico--social. Las entrevistas fueron telefónicas. El área metropolitana constituye una buena mezcla porque combina un distrito donde Mauricio Macri ganó la elección del 27 de octubre, con un territorio, el conurbano, en el que se impuso claramente la fórmula que encabezó Alberto Fernández.
Si se mira con detenimiento, hay un hilo conductor que se podría calificar de progresista. En general hay mayoría que considera que lo de Bolivia fue un golpe, expresan apoyo a Lula, a las movilizaciones en Chile y, en general, tienen una postura latinoamericanista. "La grieta político-ideológica se manifiesta en la valoración de distintos aspectos en cuestiones de política exterior. Además de tener un alto nivel de juicio sobre estos asuntos, cada lado de la grieta emite criterios diferentes y opuestos de evaluación", explica Aurelio.
Los números muestran la diferencia. "Alrededor del 80 por ciento de los votantes de Alberto Fernández evalúan de forma positiva las imágenes de Evo Morales y Lula Da Silva, y en la misma proporción, pero de forma negativa las imágenes de Sebastián Piñera y Jair Bolsonaro. Del otro lado, alrededor del 66 por ciento de los votantes de Macri evalúan de forma negativa las imágenes de Evo Morales y Lula Da Silva, y la mayoría de ellos califican de forma positiva las imágenes de Sebastián Piñera y Jair Bolsonaro", explica Aurelio.
Pero como se ve en el global, no hay ocho puntos de diferencia, como hubo en las elecciones del 27 de octubre, sino muchísimo más. Por ejemplo, el 62 por ciento opinó que en Bolivia hubo un golpe y sólo el 26 por ciento piensa que no fue golpe. Nada que ver con el 47 a 40 que se registró en las urnas argentinas. Esa diferencia mayor se explica porque hay más homegeneidad entre los que votaron a Fernández--Fernández. En Cambiemos, una parte de los que respaldaron a Macri--Pichetto, el 20 por ciento, opinan que sí hubo un golpe. Esa postura se reflejó mucho en votantes radicales y en una parte de los dirigentes de la UCR que condenaron el golpe.
En tiempos tan calientes como los actuales, resulta notable la forma en la que una mayoría sólida se aparta también del enfoque que tienen los medios que supuestamente tienen más llegada. Por un lado, esos medios han esquivado la palabras "golpe en Bolivia" todo lo que pudieron, aunque, por otro lado, las imágenes dramáticas que llegan desde el altiplano no dejan margen de dudas. De manera que la grieta juega su papel, pero la realidad impacta plenamente. Aún así, gran parte de los que pusieron en la urna la boleta de Juntos por el Cambio no sólo niega la existencia de un golpe sino que apoya la intervención del ejército.
Lo mismo ocurre con Chile. Seguramente hace dos meses, con las mismas preguntas, las respuestas hubieran sido diferentes, con mayores índices de imagen positiva para Piñera y el modelo chileno. Sin embargo, principalmente los estudiantes en la calle demolieron esa imagen tan difundida por los grandes medios y eso se traduce en una mayoría que opina mal de Piñera y apoya las movilizaciones. Nuevamente, hay una franja que votó a Macri--Pichetto que está de acuerdo en que los militares intervengan, un dato deplorable si se considera que ya suman más de 20 los muertos.
La encuesta percibe que la grieta se traslada hacia el futuro con las opiniones sobre lo que debería ser la política exterior del gobierno que asume el 10 de diciembre. Entre las tres alternativas que propuso Aurelio --Latinoamérica, Europa--USA y China--, en los votantes de Fernández--Fernandez ranquea en primer lugar Latinoamérica, mientas que los de Macri--Pichetto prefieren Europa--USA. El consultor juntó Europa--USA, pero si hubiera preguntado las dos alternativas por separado, en el votante que acompañó al peronismo se hubiera notado seguramente más rechazo de Estados Unidos. Sí se percibe más apertura hacia China en los que respaldaron con su voto a Alberto Fernández.
A simple vista son diferencias que llegaron para quedarse. De un lado los que respaldan al neoliberalismo y el alineamiento principalmente con Washington, del otro lado los que sostienen la lucha contra la desigualdad, la intervención del estado y relaciones internacionales que no tengan a Estados Unidos como máxima referencia.