Entre los cambios que Alberto Fernández planea implementar a partir del 10 de diciembre figura una reforma para que Seguridad deje de ser un ministerio y haya un Consejo de Estado de la Seguridad donde haya participación o control parlamentario. "Estoy dispuesto a renunciar a muchas cosas del presidencialismo personalista", asegura. El presidente electo es muy crítico con la gestión macrista que encabeza Patricia Bullrich. "Fue todo una mentira, puro marketing. Y quisieron proteger asesinos", asegura, en el único momento que levanta la voz.
--Lo que se llamó la doctrina de Chocobar, el protocolo de seguridad, se tradujo por ejemplo en la persecución de sectores relacionados con los pueblos originarios mapuche. ¿Cómo se transforma eso?
--El problema de la seguridad siempre está ligado a la desigualdad. Despotricar contra la desigualdad no quiere decir que todos seamos iguales. Quiere decir que todos tengamos oportunidades de crecer y avanzar. En la Argentina son muy pocos los que tienen esa oportunidad. Las sociedades que menos crímenes tienen son las sociedades más iguales, no las más ricas. Estados Unidos es una sociedad muy rica pero muy desigual y tiene un índice de crímenes enorme. En Noruega, Finlandia o Suecia la igualdad es mucho más clara y los crímenes decrecen. Mientras no ataquemos la desigualdad, el problema del crimen no se va a resolver con más penas y con pistolas electrónicas ni autorizando a Chocobar a disparar por la espalda. Esa es toda una ficción. Este fue un gobierno de ficción. Llegaron con el marketing y se van con el marketing.
--¿Qué va a pasar con los protocolos de Patricia Bullrich?
--El protocolo de seguridad antipiquetes ¿cuándo se aplicó en Argentina? Nunca. Era marketing. Gracias a Dios que no se aplicó. Se escriben cosas que no se van a cumplir y otras cosas se escriben malamente y sí para cumplirlas. Cuando cambian el protocolo y se autoriza a un agente de policía a disparar por la espalda a alguien que se está escapando, que fue lo que se hizo después de Chocobar, lo hacen para que ese policía pueda argumentar que actuaba en cumplimiento de un deber. Es una causa de justificación que le quita responsabilidad. Porque no pueden decir que actúan en legítima defensa si alguien se está escapando y le disparan por la espalda. Por eso cambiaron el protocolo, para proteger a los asesinos que tiran por la espalda. Eso hay que decírselo a la gente. Y hay que explicarle que les están mintiendo y que estaban protegiendo asesinos. Porque cuando vos le ponés una pistola en la cintura a una persona, tiene que entender la responsabilidad que tiene. Tiene que entender que eso se desenfunda excepcionalmente, no ante el primer riesgo. Toda la política de seguridad fue una mentira. Toda, toda, toda. Pueden hacer acuerdos con la CIA, con quien quieran y hacernos creer que han combatido el narcotráfico, pero nunca hubo tanto tráfico de drogas como ahora. Si le han ganado al narcotráfico, ¿por qué cada día se vende más droga en Argentina? Porque no le ganaron. Porque agarran algunos kilos de cocaína, los queman en un incinerador y hacen creer que están terminando con la droga. Mentiras, mentiras. Hay que hablar en serio. Porque el problema de la inseguridad lo padecen los pobres, no lo padecen los ricos. La inseguridad la padece el que toma un colectivo o un tren y anda por la calle en bicicleta. No la padezco yo que me subo a mi auto, salgo de un garaje y entro a otro garage. La padece el que anda por la calle. Tenemos que terminar con esa mentira de Patricia Bullrich. Las fuerzas de seguridad actúan de acuerdo a quienes manden. Actuaron de un modo con nosotros y actuaron de otro con Patricia Bullrich. Vuelvo a lo que decía Jauretche, mi abuela y tantos otros: "La culpa no es del chancho sino quien le da de comer".