Anochecer de un día agitado: 9 puntos

(A hard day's night. Inglaterra, 1964)

Dirección: Richard Lester.

Guión: Alun Owen.

Montaje: John Jympson.

Fotografía: Gilbert Taylor.

Música y reparto: The Beatles.

Duración: 87 minutos.

 

Gran noticia y más. Los Beatles entre los estrenos de la semana, con la primera de sus películas, Anochecer de un día agitado (1964) con calidad sonora y de imagen restaurada. Así que, a qué esperar, cuando no sólo hay música de la (muy) buena para escuchar sino también cine del (muy) bueno que ver.

Entre los aspectos que deben destacarse figura el nombre de Richard Lester, el director estadounidense con vida repartida entre su país e Inglaterra, responsable de las dos primeras incursiones fílmicas del grupo. Un díptico que debiera repasarse como tal -‑criterio que supo tener en varias ocasiones la sala Madre Cabrini‑-, ya que entre A hard day's night y Help! (1965) hay continuidad y ruptura, dado el contraste tonal -‑la primera en blanco y negro, la segunda en color-‑ y una aspereza creciente, que ha impedido que Help! tuviese un mismo despliegue festivo, con los Beatles algo cansados del mismo asunto. Sin embargo, las dos películas son disfrutables y responden de manera curiosa a otro ejemplo similar -‑que cala hondo en el humor de Lester‑-, como el supuesto por los Hermanos Marx en Duck soup (1933), de un delirio casi totalmente improvisado, y Una noche en la ópera (1935), de guión premeditado. Y las dos son geniales.

Con Anochecer de un día agitado (que en Argentina se estrenó con el título Yeah, yeah, yeah) Richard Lester se sitúa de manera cercana a las virtudes que por entonces caracterizaban al "Free Cinema", el movimiento inglés que se sumaba a las demás expresiones vanguardistas de la época, ejemplificadas por la "Nouvelle vague". El ataque a las instituciones, la burla y el descreimiento a los mayores, fueron parte de la puesta en escena del film, consciente de la mella que provocaba en el ánimo del público. Los Beatles, desde ya, fueron también parte interesada en el asunto. Fueron ellos, justamente, quienes quisieron a Lester para su ingreso fílmico.

El resultado es una película que sabe disfrazarse de documental cuando no lo es, y que atiza momentos de ficción donde, se nota, el diálogo corre por vías a veces espontáneas, con la gestualidad de los cuatro músicos al servicio de la cámara. A bordo de un tren, entre corridas callejeras, con los previsibles momentos musicales y toques de humor british, la apuesta cinematográfica de The Beatles se reveló magnífica, también por asumirse como parte de una tradición que el cine ya conocía desde décadas atrás; es decir, Anochecer de un día agitado es un musical. Y sus intérpretes cantan y bailan así como también sabían hacerlo los grandes artistas de Hollywood.

El registro, claro, es otro, seguramente algo reñido con el "Free Cinema" de Karel Reisz y Tony Richardson, pero de una frescura que continúa intacta.