Los tiempos están cambiando incluso para la mayor figura de la corona británica. Ese espíritu resume la tercera temporada de The Crown, cuyos diez episodios fueron dispuestos el pasado viernes en Netflix. El mayor cambio tiene que ver con el cambio del elenco y la incursión de un nuevo período. Olivia Colman tomó el lugar de Claire Foy en el rol de Isabel II y confecciona una reina más cáustica. Otra incorporación importante en el elenco es la de Helena Bonham Carter, que se hace cargo de la princesa Margarita. En estos capítulos se seguirá a la monarca desde 1964 hasta mediados de la década siguiente, abrumada por las turbulencias en Gran Bretaña y su abolengo.
La apuesta de incorporar nuevos actores y actrices supuso, para Peter Morgan, “hacer el mismo programa sin que se le noten las costuras”. Igualmente, el realizador ya sabe cuál es su juego: mezclar hechos documentados y meter las narices en los rumores públicos. En este interregno, la serie se ocupa de la designación de Carlos como Príncipe de Gales junto con la aparición de Camilla, la crisis de la minería, los problemas matrimoniales de Margarita y los gobiernos del laborista Harold Wilson. Pero el gran tema de esta temporada es la relación entre las dos hermanas. “Aunque todo parezca extraordinario, es una familia con gente que tiene reacciones comunes”, planteó Bonham Carter.