Novedad, cambio, juventud y renovación, son conceptos que, en esta época de redes sociales y crisis de partidos políticos tradicionales, dicen representar prácticamente todos los candidatos, desde los que ingresaron en la política efectivamente en la última elección, hasta los que ya llevan en su haber varias campañas y votaciones.
Por el contrario, la experiencia, capacidad y militancia, pasaron a un segundo plano, ya que son útiles para la gestión, pero difícilmente les consiga a los políticos sumar un voto.
Un ejemplo paradigmático es el del diputado Guillermo Martinelli, reconocido por sus pares y los periodistas que siguen la labor parlamentaria, como uno de los que se destaca por su tarea en la Cámara Baja, especialmente en la comisión de Legislación General. Sin embargo, el representante de la Capital no pudo superar en estas PASO el piso del 1,5% de los votos y cesará su mandato el 24 de noviembre.
En una semana estarán jurando los 30 diputados electos, de ésos, solo tres renovaron su banca: Esteban Amat, Germán Rallé y Martín de los Ríos. Pero hablar de renovación en Diputados es errado en varios de sus futuros integrantes, ya que son viejos conocidos en la política que vienen rotando en cargos públicos desde hace décadas.
Tomando a la Capital como ejemplo, de sus 9 representantes en la Cámara Baja, solamente a la periodista Mónica Juárez, el empresario Omar Exeni y la fisioterapeuta Noelia Rigo son verdaderas novedades en el ambiente político y por primera vez ocuparán un cargo público electo. En el mismo grupo se podría agregar al periodista Adrián Valenzuela, que tras la sorpresiva derrota de hace dos años cuando buscaba ingresar al Senado, logró en esta oportunidad los votos suficiente para ser diputado por primera vez.
Matías Cánepa llega con el impulso de ser señalado como el sucesor de Santiago Godoy en la presidencia, sin embargo, esa certeza que se quiso instalar desde algunos sectores del saencismo fue perdiendo fuerza debido a que el actual concejal suena como futuro ministro de Educación. Igualmente el domingo 24 de noviembre asumirá su banca y luego solicitaría la licencia correspondiente para hacerse cargo de la cartera educativa.
Cánepa, a pesar de que será su primera experiencia como diputado, no es un neófito en la política, su carrera en cargos electivos comenzó en 1999, llamativamente el mismo año en que Godoy asumió como diputado, cuando llegó por primera vez a una banca en el Concejo Deliberante, que renovó dos años después.
Tras esos cuatro años tuvo un tiempo trabajando en la docencia universitaria y volvió al Concejo en 2009 por otros dos períodos. En 2013 asumió como secretario de Gobierno de la Municipalidad de Salta y en 2015 volvió a ser elegido como legislador municipal, para completar otros cuatro años de concejal, en los que ocupó la presidencia de ese cuerpo.
Su compañera de lista en esta elección, Socorro Villamayor, fue presentada como la cara nueva de la política la primera vez que ingresó al Concejo deliberante, en 2009. Luego de 10 años ininterrumpidos en esa banca, durante los cuales pasó por el isismo, el romerismo y finalmente el saencismo, ganó hace una semana la oportunidad de demostrar toda su experiencia en la Legislatura.
Martín de los Ríos, candidato del PRO, logró una remontada importante en las Generales y renovó su banca, paradójicamente, a pesar de tener solamente cuatro años en la política, ingresa como el “veterano” de esta tanda, por su condición de repitente.
Cristina Fiore, que llega por el olmedismo, vuelve a ser diputada luego de 24 años, ya que su primera vez como legisladora provincial fue en 1995 cuando tenía solamente 21 años de edad. En 2001 fue elegida concejal, lo que repetiría 3 veces más hasta el 2009. En 2010 pasó a ocupar un cargo de secretaria en la Municipalidad de Salta y en 2011 saltó al Congreso como diputada nacional, donde permanececió solo dos años, porque en 2013 fue electa para el Senado nacional.
Carlos Zapata fue elegido en 2011 por primera vez como concejal, allí denunció penalmente el mal uso de los gastos reservados en el Concejo. Entre los demandados se encontraban el ahora electo gobernador Gustavo Sáenz y el futuro diputado provincial Cánepa, que ocuparon la presidencia del cuerpo de 2009 a 2012. En 2013, Zapata llegó a la Legislatura como diputado, en 2017 intentó ser diputado nacional y ahora vuelve a ocupar la banca en la Legislatura.
Igualmente la calesita de cargos no se limita a los referentes de la Capital y es algo que se replica también en el interior. Por ejemplo, el siempre joven rosarino Ignacio Jarsún, muy hábil en el manejo de las redes sociales y también autopostulado para ocupar la presidencia de la Cámara Baja, cuando finalice su nuevo mandato como diputado habrá completado 16 años consecutivos en cargos electivos.
En 2007 asumió por primera vez como concejal, cargo para el que renovó dos años después, en los que llegaría además a la presidencia del cuerpo.
En 2011 fue elegido diputado provincial, cuyo paso se recuerda por haber sido el autor de la ley de tolerancia cero al alcohol. En 2015 se sacó las ganas de arrebatarle la intendencia a su archirival Sergio “Topo” Ramos, como jefe comunal permanecerá hasta la próxima semana cuando renunciará para asumir otra vez de legislador provincial.
La mayoría de los “nuevos” diputados participaron en estas elecciones en el Frente liderado por Gustavo Sáenz, que en estos últimos 26 años, con un breve período entre 2013 y 2015 sin ningún cargo público, supo ser cinco veces concejal, funcionario de alto rango municipal, senador, intendente y gobernador.