"Venimos de comer un asado muy rico, estamos con la panza llena", lanzó Roger Federer en medio de la sala, lo que provocó la sonrisa de todos los presentes. El suizo arribó a Buenos Aires para afrontar una exhibición junto al alemán Alexander Zverev, quien reemplazó al lesionado Juan Martín Del Potro, y los dos brindaron una conferencia de prensa en un hotel de Puerto Madero. La leyenda y el futuro del tenis pasean por la ciudad.
La atracción principal estuvo enfocada en Federer, que regresó al país luego de haberlo visitado en 2012. El número tres del mundo, a los 38 años, sigue disfrutando de su pasión por el juego, y también de estar nuevamente en Argentina. "Recuerdo mucho de la vez anterior que vine aquí. Entre los lugares que más me deslumbraron están las Cataratas del Iguazú, y cuando me tuve que ir de ahí me puse muy triste. Además, el público es increíble, y espero que en la cancha sea un festival", recordó Federer.
La experiencia es otro de los factores que aprecia mucho el suizo, y remarca que "de grande se saborea mejor". "Muchos se retiraron a mi edad. Depende de cómo me sienta para ver hasta dónde sigo compitiendo, pero por ahora estoy muy bien y lo disfruto", añade.
El jugador que fue número uno del mundo por primera vez en 2004 reconoció que dialogó con Del Potro en estas horas, y considera que cuando regrese al circuito "lo hará bien". "El está lidiando -agregó- con su recuperación, necesita tiempo, ya que tuvo muchas batallas con las lesiones. Me gustaría volver a jugar con él". Y destacó que "con la derecha de Del Potro uno sería mucho mejor jugador". En relación a los deportistas de elite, Federer señaló que disfruta "a cualquier atleta que pueda estar en la cima. (Emanuel) Ginóbili es uno de ellos, porque muchos creen que es normal estar en la cima, y no es nada fácil mantenerse ahí".
Federer resaltó que su estado físico es algo que siempre cuidó, y que eso le permitió llegar en buenas condiciones a este presente. "No me imagino lo que puede pasar el año que viene, es un momento interesante del tenis, donde los jóvenes van a dominar el juego", comentó. Y agregó: "Tengo un buen equipo de trabajo a mi alrededor, y eso me permite mantenerme tranquilo con lo que hago. Las giras trato de organizarlas en base a mi familia, y cuando los chicos pueden vienen conmigo. Con mi mujer (Mirka Vavrinec) consideramos que lo más importante es que los chicos sean buenos ciudadanos, y buscamos lo mejor para ellos. Uno trata de mantenerse joven de la cabeza para seguir siempre adelante y seguir sintiendo buenas sensaciones".
El que observaba con admiración cada definición de Federer era Zverev, el séptimo jugador del escalafón mundial, que será el otro protagonista de la gira. Con 22 años, lo único que pidió el alemán fue que "llamen a Maradona. Me gustaría conocerlo, ojalá lo inviten al partido". Un poco más serio, Zverev dejó en claro que está "emocionado por la chance de jugar en Argentina. Uno siempre soñó con estar entre los mejores, y se disfruta esto que me toca vivir".
El alemán resaltó la evolución de los jóvenes en el circuito, y consideró que "los más chicos están subiendo mucho. Cuando se juega un Grand Slam es más difícil, pero creo que estamos acercándonos al nivel de los más experimentados. Tenemos que seguir mejorando para poder estar a la altura de ellos".
Los dos viajarán el martes a Chile, y el miércoles regresarán al país para afrontar el duelo en Villa Soldati. Federer y Zverev sentirán de cerca en ese lugar la cordialidad que le transmitirá la gente, y sobre todo la pleitesía que le brindará al más grande.