“Esta década fue mi ‘decadrón’; la empecé en ácido y herido por un bate de ‘handball’ sin remaches, re-inventamos la pasión laica para el mito de El salmón que solamente nadaba contra la corriente, fui narcotraficante, fui el poeta de los gángsters y yonqui, entré con un ‘Dr. Sampler’ al principado flamenco, sacrifiqué un burro, me fumé hasta el cristal de las pipas, dormí en la escalera una Navidad y volví en primera clase, viajando al lado de un amigo con un corazón valuado en 200 millones de dólares, la amistad de Pappo me sostenía y aprendí a nunca quedarme sin el aliento del día siguiente, me dejé llevar por los Decadentes y la psico-farmacia, unos músicos de Parque Leloir (que creía conocer de alguna parte) me llevaron a Mendoza en autobús, cuando volví (en jet privado) seguía sin creer que tanto regreso era posible; promediando la década ya estaba intacto, en pleno uso de mis facultades psico-motrices; pedí prestados grupos musicales a Ariel, a Paco de Lucía, a Emerson Fittipaldi y reuní mi vieja banda como iluminado por el rayo misterioso de John Belushi; cuando abrí los ojos, miles de muchachas estaban en los hombros de alguien cantando ‘Paloma’; hace una semana encontré lo que estaba buscando, lo que había buscado en la ceniza de cada porro y en las balas de los suicidas: La Lucille de David Lebón; el rock del rico Luna Park había cumplido su super-lógico ciclo, el fin del mundo estaba servido.” (diciembre de 2009, tras ser elegido “artista de la década”)

Esta es un brevísima “colección” de mis perlas grises publicadas en estos años de (decir) NO. Es lo rescatable, o lo primero que encontré sonando bien, siempre en el límite entre un estimulado SNM y el gracioso Pomelo, que ni en sus momentos más “inspirados” pudo siquiera imaginar la realidad que encierran algunas de sus inspiraciones.

El suplemento NO de Página/12 es un sitio de amigos más que un suplemento dedicado al rock y la cultura empapada por el rock y sus generaciones. Muchos amigos y ya muchos recuerdos, épocas enteras atentos al suplemento semanal, aprendiendo a decir que NO cuando hace falta pero siempre con un Sí! para mis compañeros de la rama de periodistas, analistas y críticos de música. ¡Me resulta imposible recordarlo todo! Entre el Sí! y el NO (la duda perpetua) no sé cuál fue, cual habrá sido, mi primera intervención en los ya clásicos “suplementos” –como si habláramos de suplementos vitamínicos– de información, de libertad, de agenda de conciertos y de shows de mis camaradas del rock todo y argentino.

Pierdo la cuenta de los buenos amigos que escribieron en Página/12, desde Charlie Feiling a Jorge Larrosa, fotógrafo histórico del diario, pasando por Pérez, Juan, Rodrigo y una lista que no merece la impertinencia del olvido. Hasta aquellos aventureros que se atrevían a internarse conmigo en mis habitaciones-laberintos de libertad en exceso, estimulantes y música brotando, mágica, de una canilla de ideas y grabaciones. Larga vida, suplemento siempre de amigos, de fieles testigos de mis épocas de viajar y dinamitar grabaciones, de buenos conversadores y de gente del palo.