“La ciudad nos eligió a nosotros”, dice Carmen Burguess cómodamente despatarrada mientras hojea un libro de William Blake con ilustraciones de la Divina Comedia: a su alrededor, el improbable mobiliario del departamento, encontrado en su totalidad en las caóticas calles de Berlín, se mezcla con las cajas de cd’s y vinilos de Hospital Lullabies , su tercer disco con Mueran Humanos.
“Decidimos quedarnos en Berlín porque la acogida hacia nuestra música era infinitamente mejor que en Barcelona. Fue una decisión improvisada en un viaje fugaz, no fue algo ‘planeado’", dice desde una ciudad que parecería predestinada para los Mueran Humanos y busca con la mirada a Tomas Nochteff: juntos se instalaron ahí hace once años, después de haber arrancado el proyecto en un departamento vacío del Barrio Gótico de Barcelona. El proyecto sigue siendo un reflejo de la fructífera fascinación que aún parecen compartir entre ambos, lo que explica su visceralidad.
De esa armonía turbulenta se nutre Hospital Lullabies: grabado por ellos mismos (algunas sesiones fueron en Andere Baustelle, el estudio que tiene los Einsturzende Neubauten en Berlín), masterizado por Bob Weston (bajista de Shellac y socio del gran Steve Albini) y mezclado por Pablo Thierman el disco suena impresionante, a la vez que abrasivo y sutil.
Las numerosas críticas en Europa destacan que el nuevo disco tiene varias canciones que son hits potenciales; pero alcanza decirle a Nochteff que el disco suena a "tecno Pop" para que frunza el ceño: “No creo que hagamos pop. O depende lo que entiendas por pop. Nunca escuché un disco entero de synth pop: me aburren. Me encantan Fad Gadget, Cabaret Voltaire o New Order, pero para mí eso es punk. En realidad, nuestra alineación de instrumentos no fue intencional. Quisimos hacer una banda juntos, yo tenía un bajo y una caja de ritmos y Carmen siempre tocó sintetizadores. Si hubiéramos sido bateristas, hoy seríamos un dúo de baterías”.
Por cierto, esa misma situación se dio en Dios, el trío que tenía Nochteff en los años 90, y que también supo tocar en vivo con dos bateristas.
Dice Tomás: “Antes de armar Dios, yo quería cantar y escribía letras, pero lo conocí a Pedro y dije 'no, tiene que cantar él, yo voy a tocar este bajo que me dio Ramiro Gutiérrez --ex Chiquero--. Siempre pensé así y con Mueran Humanos fue igual: quise hacer una banda con Carmen y con nadie más que ella. A partir de ahí tocamos con lo que teníamos”.
“Cuando llegué a Barcelona", cuenta Carmen, "Tomás vivía en Londres, y se suponía que él solo había viajado para recibirme, como amigos en ese momento, y llevarme a la habitación que amablemente me había conseguido. Ni siquiera tenía planeado hacer música: me fui a explorar, con una idea inacabada de filmar y hacer cine”.
Este disco le permitió a Burguess hacer una película homónima que plasma el universo confuso, colorido, violento y sexy de Mueran Humanos, y que se puede ver en YouTube.
“Son las personalidades femeninas más valientes con las que yo me haya cruzado. Cada una es un planeta individual en sí misma. Son tremendas, no le tienen miedo a casi nada.”, dice Carmen sobre Paloma Pluss y Patricia Fort Pizá, quienes comparten con la pareja el protagonismo en el film de Hospital Lullabies, dirigido y filmado por ella misma. “Patricia es de Mallorca y es una pintora extraordinaria. Y a Paloma Pluss, la rubia de la película, la conocí en la calle en Buenos Aires. Iba de camino a una entrevista de trabajo en la que resultó que me tomaron, y el primer día me encontré con que ella era una de mis compañeras: éramos camareras y terminamos viviendo juntas. Nunca en mi vida volví a conocer una chica tan salvaje: entrar a una fiesta con ella era como entrar tirando una granada”. Carmen (también una mujer salvaje que suele intimidar bastante a los rockeros de uniforme) comenta que la película funciona como un simple retrato de estas ‘mujeres bellas y fuertes’, un intento de capturar esta esencia de estas ‘nínfulas punk’ que tan bien representan el universo de Mueran Humanos: “Estos personajes son reales, no están actuando ante cámara si no mostrándose a sí mismas”.
La exuberancia de las imágenes solo expande el imaginario, a la vez luminoso y tortuoso de Hospital Lullabies, con sus canciones de amor, locura y muerte y su sonido a la vez folklórico e industrial.
Estados alterados
“Creo que ese nombre es perfecto para este disco porque los temas exploran esa dualidad de los estados alterados, el rapto extático u onírico y el horror de la locura", dice Tomás. "Cielo e infierno según la idea de Aldous Huxley de que los drogados, los dementes y los místicos no están alucinando, sino que están yendo a un lugar que él compara con el mar: los drogados lo contemplan sin entender, los místicos nadan y los dementes se ahogan”.
Carmen y Tomás parecen fluctuar entre estos tres estados, buceando y ahogándose en sueños, pesadillas y obsesiones: "Detrás de una flor" , por ejemplo, está inspirado, literalmente, en un sueño de Burguess: "Tuve un sueño muy real, muy nítido, en el que yo era un hombre viejo y cansado pensando en un amor muy intenso y muy lejano", cuenta Carmen. "En el sueño llegué a ver a una mujer que estaba sentada en la última mesa de un restaurante vacío, ocultando la sonrisa detrás de un clavel rojo: una imagen muy inquietante porque me miraba con una sonrisa maliciosa. Y la parte de la letra cuando dice: 'todavía no sé, si la volveré a ver', eso fue dictado por la voz muy intensa del viejo justo antes de despertarme: el sonido de su voz era tan grave y penetrante que fue imposible de olvidar”.
Por su parte, Tomás canta en "Los Problemas del Futuro" y "Alien ", los dos temas más catárticos del disco. Tomás: “'Los Problemas del futuro' está basado en recuerdos de mi infancia: de chico experimentaba alucinaciones y raptos de misticismo para los que no tenía un marco ya que afortunadamente mi familia es atea; digo afortunadamente porque al no tener un marco de referencia me lo creaba en mi imaginación. En mi familia por línea paterna la enfermedad mental es común, creo que es contagiosa, o hereditaria, es algo de lo que tengo una experiencia cercana: tuve que batallar con eso, además de las alucinaciones infantiles y ya de grande la lisergia sumado a la paranoia porteña: en algún momento se me fueron de control y estuve al borde de la esquizofrenia”.
"Alien" está basado en una historia real. Dice Tomás: “Me lo contó un ser querido que estuvo internado en un manicomio. Ahí había un chico que creía recibir mensajes de extraterrestres, pero no llegaba a entenderlos. Y para mejorar la transmisión se clavaba agujas en las orejas a modo de antena. Tanto que se produjo necrosis en las orejas. Me obsesioné mucho con esa historia, el chico tenía como cara de querubín, como un ángel. Supongo que también encajaba con obsesiones mías, el delirio místico inducido por las drogas, la salvación como algo que viene de fuera de la tierra, a lo VALIS de Phillip K. Dick. Creo que me veía reflejado en él, como que podía terminar así si no me cuidaba".
La vida secreta
Aunque ambos ya venían de importantes experiencias musicales en Buenos Aires (en el caso de Carmen como integrante de Mujercitas Terror), desde sus primeras grabaciones Mueran Humanos ya tenía una impronta claramente ‘berlinesca’. Dice Tomás: “Si escuchás la música que hacíamos antes de venir a vivir acá era la misma música que hacemos ahora, incluso capaz que era más abstracta o experimental. Hay algo en la música de esta ciudad que es familiar a nosotros, pero ya lo teníamos de antes: siempre escuchamos cosas como Einsturzende Neubauten, Cluster, Can, Kraftwerk, DAF”, enumera mientras pone la púa en un viejo vinilo de Pharaoh Sanders.
“Lo realmente vital para nosotros es poder vivir nuestra vida secreta en paz", dice Carmen. "Yo creo que Mueran Humanos pudo existir en cualquier ciudad que fuera posible estar los dos solos, porque creo que más clave que esta ciudad es el contexto nuestro privado. Hacer música desde el principio tuvo algo de navegar hacia lo desconocido. Vivíamos sintiéndonos en una deriva paradisíaca en la que ambos íbamos de la mano: sin miedo porque nos teníamos uno al otro: esa fue la clave, más que cualquier ciudad”.
La música repetitiva siempre fue buena para dejarse poseer por voces y los Mueran Humanos los saben: cambian de sujeto en el medio de las canciones, citan voces provenientes de sueños y se siguen dejando llevar temerariamente por esa deriva que los unió hace más de una década, en un ejercicio de simultaneidad vertiginoso.
Como si sintonizaran recuerdos de una memoria más objetiva y caótica, como si buscaran también exorcizar algo, la pareja logra hacer de sus vértigos y miedos un disco de belleza inquietante pero también consoladora: si no se tuvieran el uno al otro, sino hubiesen construido ese dispositivo que es Mueran Humanos, Tomás y Carmen quizá estarían (en vez de viajando por Moscú, Chicago, New York, Los Angeles, San Francisco, Austin, México Ciudad, Guadalajara, Monterrey, Medellín, Lima, Montevideo, Santiago de Chile y todas las capitales europeas) cantando en algún hospital o en prisión.
O, porque no, anclaos en Buenos Aires. Carmen dice: “Te soy sincera: nunca encajé bien en Buenos Aires, en cada uno de los ámbitos que transité me sentí o marginada o despreciada. Podría vivir en Buenos Aires, seguro, aunque me imagino más en una casa alejada de capital, preferiblemente con un caballo en la cocina. El exilio se sufre y se disfruta, vas oscilando. Tengo que admitir que hasta ahora no lo sufrí tanto como para decidir volverme, aunque en esto no tengo independencia porque en realidad solo necesito vivir donde esté Tomás. Eso es lo realmente importante para mí”.
El 6 de diciembre se proyecta Hospital Lullabies, la película, en Casa del Bicentenario - Riobamba 985 CABA, a las 21. El 7 de diciembre, Mueran Humanos presenta el disco en vivo en Casa Rock, Juan B. Justo 1477.