Los lazos culturales con México son indiscutibles y, a la vez, lejanos. En el recuerdo de distintas generaciones perviven algunos actores y directores (como el maestro Arturo Ripstein, o los luego "hollywoodizados" Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro), cantantes y por supuesto sus grandes artistas visuales. Pero lo cierto es que en la Argentina no hay un acceso fluido a la producción cultural del más populoso y creativo de los países hispanoparlantes. Desde hace años el colectivo Visionado Cine busca salvar ese abismo con distintos ciclos de cine. El más longevo de ellos es la muestra de cine IndiMex, que a partir de este miércoles tendrá su séptima edición con la proyección de películas mexicanas hasta el 27 de noviembre. La sede central será en el Centro Cultural General San Martín (Sarmiento 1551) y habrá actividades especiales en el Museo Histórico Nacional y en la Universidad Abierta Interamericana, siempre con entrada libre y gratuita. La apertura del festival será con La Caridad (Marcelino Islas, 2016), protagonizada por la actriz argentina Verónica Langer. La grilla completa se puede consultar aquí
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Langer será uno de los focos del festival, pues de las tres grandes secciones que engloban a las 27 películas que se proyectarán durante la semana, una es una retrospectiva de su filmografía. Langer lleva más de treinta años radicada en México, e incluso obtuvo allí premios por su trabajo, como el Premio Ariel a Mejor Actriz, justamente por La Caridad. Además, habrá una sección Ventana Ficunam, dedicada al festival que organiza la Universidad Autónoma de México.
Como su nombre lo sugiere, IndiMex busca difundir el trabajo de los realizadores independientes de la industria audiovisual mexicana. Lejos de los cánones comerciales, pero con excelente factura técnica, muchos de ellos exploran desde la ficción las dificultades de la vida cotidiana en un país de enorme desigualdad socioeconómica, cuando no retratan las luchas sociales directamente desde el formato documental. Y no falta, por otro lado, un fuerte costado vinculado a la experiencia vital de las mujeres. Así aparecen obras como Los días más oscuros de nosotras (ópera prima de Astrid Rondero), rodada en Tijuana, y que profundiza en la intimidad de distintas mujeres marcadas por su historia en Tijuana.
Pero también llaman la atención títulos como No sucumbió la eternidad, Mujeres de manos cálidas, o Cuernavaca, de Alejandro Andrade Pease, que narra la vida de un niño cuya madre murió demasiado joven. Por otro lado, títulos como Ermitaños, Moronga y Rush Hour (“Hora Pico”) buscan reflejar el modo de vida moderno. Esta última, en particular, es un documental filmado en tres países por Luciana Kaplan (ganadora del Sol de Oroo en el FICMA México de 2018) y obliga a replantearse la vida en las grandes ciudades. Moronga, en tanto, refleja otros aspectos de la vida cotidiana desde una tónica más cercana a la comedia negra (el trailer que circula por las redes puede no ser el exponente más fiel del contenido de la película, pero sí captura sus momentos más extraños).
El apartado dedicado a las luchas sociales es uno de los más interesantes, pues permite trazar parecidos y diferencias con los movimientos sociales y políticos argentinos, tanto los locales como aquellos de proyección regional. Aquí destaca, en particular, la oposición de militantes y activistas ante el Estado mexicano. De esta selección destacan títulos como King Tiger, Alberto, Rebeldía, grita el grano en el surco al agrietar la tierra para recibir los rayos del sol, Ocho de cada diez, y Guerrero.
Rebeldía..., por ejemplo, retrata la experiencia de vida de un guerrillero del Ejército Popular Revolucionario. Guerrero, en tanto, propone una mirada más grande sobre la situación en el estado homónimo del sur mexicano. En esta el planteo es documental y pone en primer plano el testimonio de los activistas, que cuestionan duramente la actuación policial (“mataron a mi esposo, ¿y ustedes dónde estaban? ¡Con los criminales! ¡Los defienden!”, y “Quieren provocar, porque al rato van a venir a golpearnos y van a decir que es culpa nuestra”) y que dejan en claro que entre la violencia narco y la estatal sólo hay una diferencia de etiqueta. Si se recuerda que a ese estado pertenecían los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, entonces Guerrero se transforma en un documental tan necesario como urgente de ver.
Y aunque un festival de cine no zanje por sí sólo una deficiencia estructural en el acceso a la cultura de otro país, IndiMex es una ventana indispensable para conocer la actualidad del cine mexicano.