El Centro de Documentación e Información acerca del Peronismo (Cedinpe), que depende la Universidad Nacional de San Martín, (UNSAM), está dedicado “al ordenamiento de los materiales vinculados al peronismo desde sus orígenes hasta la actualidad”. Además, desarrolla jornadas académicas en las que profundiza sobre distintos aspectos de ese movimiento nacional y popular.
A cargo del Cedinpe, se encuentra el historiador Darío Pulfer, autor de El peronismo en sus fuentes. Una guía bibliográfica para su estudio, entre otras investigaciones relacionadas con la corriente política fundada por Juan Domingo Perón. El título del libro también denomina al sitio web que dirige, en el que ahonda en el tema (peronlibros.com).
Entrevistado por el Suplemento Universidad, Pulfer reflexiona sobre el significado de la gratuidad universitaria, desde una perspectiva histórica, y plantea la necesidad de acrecentar derechos en el ámbito de la educación superior.
-¿Cuál era el modelo de universidad vigente en Argentina antes de 1949?
-Se trata de un grupo reducido de instituciones con un acceso relativo para los sectores medios y altos. Si bien los aranceles regían, no se trataba de un monto gravoso o imposible de afrontar para estos sectores. Pero sí lo era para los sectores populares que, de todos modos, visualizaban la universidad como un ámbito reservado a otras clases o, al menos, al que de manera simple y directa no tenían acceso. Eso constituía un filtro invisible, que el peronismo intentó modificar.
-¿Qué modelo universitario propuso el peronismo?
-El modelo universitario propuesto por el primer peronismo se trató de una construcción progresiva, que incluía severas críticas a la universidad previa, tachándola de elitista y descontextualizada. Buscaba generar otras dinámicas de ingreso y otros modos de relación con los territorios y gobiernos. En la iniciativa de universidad obrera, el propósito era el de vincular con los nuevos procesos de industrialización. Eso supuso un crecimiento, tanto de la matrícula como de esta alternativa formativa, más como agregación que como superación o síntesis de la propuesta previa. Aunque el efecto fundamental se produce en esa segunda oleada de creación de clases medias que de esa manera se instalan en instituciones de educación superior. En términos globales, en el período, hubo continuidades en las propuestas formativas. Aunque hubo renuncias, jubilaciones o reemplazos de profesores, en muchos casos se trató de la promoción de quienes ya estaban en las cátedras, ocupando la segunda línea.
-¿Qué resistencias enfrentó la iniciativa?
-Grupos estudiantiles de la tradición reformista que habían conservado posiciones en el ámbito de las universidades desarrollaron diversas formas de resistencia. En los años críticos de 1945-1946 se trató de una resistencia volcada a la movilización política vinculada las coaliciones políticas configuradas como alternativas al peronismo. En un segundo momento, al interior de las instituciones, mutó en la reivindicación del accionar político de las organizaciones y en reivindicaciones vinculadas a la representación en el gobierno, que el peronismo había limitado. En los ‘50 ello se trasladó a la circulación de lecturas o materiales producidos por referentes de la universidad previa al ‘45 o a figuras emergentes que incluían planteos renovadores a lo existente en la universidad del período, que no era tan homogénea ni arcaica como lo presentaban los opositores o la primera historiografía sobre la cuestión.
-¿De qué modo impactó la gratuidad en el acceso a la universidad?
-La medida de no arancelamiento se da en el momento de mayor expansión del peronismo gobernante. En 1949 se da la reforma constitucional y la enunciación de la idea de comunidad organizada en el Congreso de Filosofía, aunque esta cuestión no está esbozada. Perón la anuncia relacionada con el legado belgraniano de donación de escuelas para el aniversario de su muerte, el 20 de junio, y se implementa más tarde con carácter retroactivo. En la implementación cada casa de estudio define su curso. De ese modo, hay ritmos diferenciales en su puesta en marcha. El efecto, como ya señalamos, se da en un envío mayor para sectores medios, nuevos y ya consolidados, y en los sectores obreros y populares de manera parcial. Eso no quita el efecto de democratización progresiva, ni resta a la experiencia de movilidad social de clases que en el marco del proceso de industrialización y urbanización creciente ocupaban espacios antes reservados para los sectores de elite.
-¿Qué valoración hace hoy de esa conquista?
-Haber definido la gratuidad como parte del modelo universitario argentino, una demanda incumplida de la Reforma del 18, significó abrir la educación superior a nuevos sectores. Con posterioridad a 1955 junto con el cogobierno y la autonomía conformó una tradición que perdura hasta el día de hoy en el sistema universitario y que resulta compartida por las fuerzas políticas mayoritarias en ese espacio, así como por la mayor parte de las corrientes de pensamiento en el ámbito académico universitario.
-¿Cuáles fueron los momentos más críticos que debió enfrentar?
-Los momentos más difíciles fueron los de los gobiernos militares en los que aunque no pudieron limitar ese derecho colocaron otras cortapisas, como los exámenes de ingreso y la política de cupos.
-¿Qué importancia tuvo la creación de nuevas universidades en el conurbano y en el interior del país en términos de acceso?
-La creación de nuevas universidades va permitiendo un nivel mayor de ingreso a las casas de estudios en territorios y poblaciones que tenían vedada esa posibilidad. Si bien esas creaciones pudieron leerse como una competencia o un proyecto enfrentado a las casas tradicionales, una perspectiva de mayor alcance ve la complementariedad (no restaron matrícula a esas casas) y superación en términos de nuevas oportunidades para familias que de otra manera no podrían completar esa trayectoria. Otro efecto, quizá menos señalado, es cierta diversificación y mayor articulación con necesidades y demandas territoriales.
-¿Considera que la gratuidad es la puerta de acceso a mayores niveles de justicia social?
-La gratuidad es un bien valorado en nuestra sociedad que se acrecienta por el efecto comparativo con otros sistemas de la región. Es la puerta a un estado de justicia. No se trata de la solución integral, ya que existen otros gastos asociados al estudio, pero juega como un estímulo al ingreso.
-Además de la gratuidad, ¿qué otras políticas son necesarias?
-La determinación de la gratuidad debe ser complementada con alternativas pedagógicas de acompañamiento y políticas de becas y bienestar estudiantil que promuevan la permanencia. En cuanto a lo pedagógico, supone no naturalizar el "desgranamiento", colocar a los profesores más sabios y comprometidos en los primeros años, y desenvolver tutorías o espacios de apoyo.