“Sólo dos veces toqué en vivo, y de pronto voy a Buenos Aires a presentar mi disco”, comparte Anyi con incredulidad. “Ese retorcijón en el estómago que te producen los nervios se convierte, una vez que pasa, en un retorcijón de felicidad”, señala la novel cantautora mendocina que puso en circulación a comienzos de julio su disco debut, Crucero cristal , con el que instantáneamente devino en una sorpresa no sólo para la escena de su provincia sino también para la producción discográfica nacional de este año. Y con sabor a batacazo. “Si bien me han escrito cosas muy lindas, soy consciente de que recién estoy arrancando y queda todo un trabajo de expansión por delante. Por lo pronto, este trabajo me ayudó en un proceso de mucha tristeza. Hubo temas viscerales que escribía en el momento, y los acompañaba con música. El disco es una excusa para mi proceso de liberación. Mostré canciones que me gustan sin ninguna vergüenza.”

Crucero cristal inaugura el repertorio con un tema que tiene sabor a himno generacional: Sueño tsunami. Y es que la frase “Dejaste tu auto mal estacionado”, amén de rotunda, es toda una oda a la metáfora. “Me encanta porque se puede interpretar de un montón de maneras”, conjetura la artista. “Hay una intención de contar las formas a través de una perspectiva personal.” Entre las nueve canciones del álbum hay una adaptación libre al español de uno de los clásicos de la banda de power pop estadounidense The Nerves: Many Roads to Follow. “No los conocía. Me apareció un día en un random de YouTube y empecé a investigar. Me gustó tanto que la canté inventando algunas partes.”

El primer disco de Anyi, tal como lo denota su título, es una conjunción de fragilidad y transparencia. “Agarré el primer libro que vi y dije que las palabras que encontrara iban a ser el título. Lo abrí y vi crucero y cristal. Me parecieron hermosas. Leí sus significados, y se relacionan con lo que sentía. Fue representativo de la espontaneidad y del juego”. Todo viene envuelto en capas de sintetizadores oníricos que por momentos se acercan al dream pop y en otras ocasiones se recuestan en el krautrock. “Me gustan tantas cosas que tengo muchas influencias. Desde Mercedes Sosa hasta James Blake, pasando por Blood Orange y Mi Amigo Invencible ”, enumera esta cuyana de 23 años. “Soy muy abierta con eso. No busqué un estilo, fui a probar.”

 

Al tratarse de su primera experiencia discográfica, Anyi acudió a su colega y paisano Luca Bocci para ordenar ese combustible. “Me costaba mucho mostrar las canciones... Me cuesta aún, y es algo con lo que trabajo. Si bien estoy relacionada con la música desde muy chica, no sabía nada de producción. Así que Bocci, quien me ayudó y enseñó muchísimo, me puso en contacto con su funcionamiento. Como antes me dedicaba a la fotografía, por lo que soy muy visual al expresarme, tenía muy claras las sensaciones que quería que se transmitieran en las canciones, pero no sabía llevarlas a la computadora. Ese laburo no podía hacerlo sola.”

Acerca de la influencia de la fotografía en el álbum, la cantautora responde sin dudar: “Tuvo muchísimo peso. Toda la vida fui de tener una sensibilidad con lo visual, con los colores y hasta con las sensaciones físicas. Cuando le mostré el disco a mi abuela, me dijo que con Sueño tsunami había visto un campo de flores”. Pese a que musicalmente su carrera es novel, Anyi dio el paso de la foto a la canción al darse cuenta de que su fluidez comunicacional había quedado rezagada. “De pequeña, me daba vergüenza tocar. Tenía un bloqueo muy grande, y empecé a hacer deportes. Creo que toda mi vida me negué a expandirme a través de la música. En 2013, comencé a sacarles fotos a los grupos, siempre con la idea de escudarme. Pero yo quería estar en el escenario no para retratarlos sino para cantar. Ahí me cayó la ficha y me puse a componer. No me hice más la tonta, aunque el miedo nos paraliza y es difícil sobrellevarlo.”

La aparición de Anyi confirma una vez más la gran cantera artística en la que se transformó Mendoza en los últimos años. “La escena está creciendo un montón”, reconoce. “Pero a nivel nacional repercuten más los proyectos de los hombres. Espero que las pibas se animen a mostrar su música.” Es que ciertamente Crucero cristal apareció en una época importante para la mujer en la Argentina. “Es un momento maravilloso que hay que cuidarlo y trabajarlo para que no se diluya. Hay que empezar a confiar en nosotras. Esto que hice es un espacio de poder, lo que me resulta fuerte y hermoso. Nunca pensé que estaría en un estudio grabando cosas que salieron de adentro mío. Es cuestión de fluir y de perder el miedo. Tengo mucho para aprender. Recién estoy empezando.”

* Anyi presenta Crucero cristal hoy, miércoles 20 de noviembre, a las 21 en el Xirgu Espacio Untref, Chacabuco 875.