Hace siete años, la activista trans María Belén Correa abría un grupo cerrado en Facebook bajo el nombre Archivo de la Memoria Trans. Tantas veces lo habían hablado con Claudia Pia Baudracco, cómo hacer para reunir en un solo espacio a las compañeras y sus ropas, sus cartas, sus pelucas, su manera de pensar, de decir, de posar, de reir, de pelearse y defenderse, sus fiestas y sus descansos, sus colores y sus peinados, cómo contar tantos cuerpos y conjurarlos contra la máquina de exterminio que era el resto de una sociedad mirando para otro lado mientras eran asesinadas, encerradas o en el mejor de los casos exiliadas.
Había que encontrar la forma de que sus vidas comenzaran a nuclearse en un espacio propio que al mismo tiempo se proyectara al mundo. Y así fue. El grupo de facebook pronto se convirtió en un semillero de fotos y relatos que alimentaría al archivo físico con sede en la ciudad de Buenos Aires. El objetivo que se planteaban era por un lado, contar acerca de sus vidas en imágenes, como forma de visibilizar la problemática de la identidad de género en la Argentina, un archivo que fuera abierto a toda la comunidad a través de distintas plataformas de acceso. Por otro lado, siendo un Archivo fundado y desarrollado por sus mismas protagonistas, la idea fue construir un lugar de trabajo, reunión, discusión y acción acerca de la identidad de género y la actualidad: la inclusión laboral y la lucha por una sociedad plural diversa e igualitaria. El material fundamental del Archivo de la Memoria son los álbumes de fotos de una gran familia. Montones de bolsas y cajas de los clásicos álbumes de fotos de las décadas de los ‘80 y los ‘90, cartas y postales de viajes, atesorados por sus dueñas que no solo conservaron sus fotos, sino que muchas veces han quedado al cuidado de las fotos de las que ya no están.
UN ALBUM FAMILIAR FOR EXPORT
En diciembre de 2017 el Archivo hace su primera muestra en el Centro Cultural Haroldo Conti:
“Esta se fue, a esta la mataron, esta se murió”. Luego llegó el premio Ibermemoria, con el que se capacitaron en el trabajo de archivo, conservación y catalogación de las fotografías: “fue un gran paso. Pudimos aprender los procesos del archivo, comenzamos a trabajar con guardapolvos, a dividirnos en áreas de trabajo. Aprendimos a gestionarnos”.
Hoy el Archivo tiene 10 integrantes estables, más de 9 mil fotografías ingresadas y el trabajo que están haciendo comienza a tener una fuerte repercusión internacional. Este año fueron invitadas por el programa LGTBIQ+ del Museo Reina Sofía de Madrid para participar, con motivo del Día Internacional de la Memoria Trans, en el ciclo “Hablamos por nuestra diferencia” que comenzó en junio de este año y cerrará con la ponencia del Archivo el día jueves 21 de noviembre. Y esto no es todo, la agenda de la gira europea del Archivo comenzó con un intercambio de activistas entre Alemania y Argentina en el que Magalí Muñiz, encargada del área de relaciones públicas y comunicación, fue seleccionada para participar de una presentación en Berlín junto a un miembro del Bachillerato popular trans Mocha Celis en el Archivo LGTB de esa ciudad. El miércoles 20, la comitiva formada por María Belén Correa, Magalí Muñiz, Car Ibarra, Carla Pericles y Cecilia Estalles participaron del acto de las candelas en Madrid por el día internacional de la memoria trans. Debido a este viaje, este será el primer año que el Archivo no presida el acto en Buenos Aires, que esta vez será organizado por ATTA y el Hotel Gondolín en la plaza Roberto Arlt del microcentro porteño, cuya entrada por Avenida Rivadavia será rebautizada “Plazoleta Memoria Trans”.
En los últimos dos años, el Archivo de la Memoria Trans se ha multiplicado a niveles exponenciales y no dejan de llegar invitaciones de distintos paises en reconocimiento al trabajo titánico que realiza un elenco estable de tan solo 10 personas. Belén Correa reflexiona al respecto y apunta a que la rareza del Archivo de la Memoria Trans radica en el hecho de que es un archivo vivo que no para de crecer: “Existen archivos LGTB como el de Berlín, organizados mayoritariamente por gays, donde participan de forma marginal un par de transexuales. O está el Museo Travesti de Perú, la colección de un chico transformista que al morir dona todo su fondo (así es como se le llama al material de archivo) pero que tras su muerte no sigue creciendo en cantidad. Nan Goldin tiene un archivo de cierto tiempo, lo que ha sacado ella con su cámara, pero no tiene más fotos de esa época. Lo que tiene el Archivo de la Memoria Trans es que constantemente vienen chicas a traernos fotos de una misma época. Entonces todo el tiempo estamos armando el rompecabezas. Por ejemplo, el cumpleaños de lorena del 86: ella cada vez que festejaba su cumpleaños pedía que la gente fuera de un color determinado. Ese año, lo sabemos por las fotos, ella pidió que se vistieran de azul. En este momento por ejemplo tenemos 3 fondos del cumpleaños de Lorena vestido de azul, de tres personas distintas que estuvieron en el mismo cumpleaños sacando fotos. Y esa misma situación la tenemos con varias etapas. Manifestaciones, cumpleaños, carnavales. En este momento estamos tan atrasadas que les estamos pidiendo a las chicas que guarden ellas las fotos hasta que nos pongamos más al día. Tenemos 15 personas que están en la gatera esperando que les pidamos sus fondos.”
LAS FOTOS HABLAN, GRITAN Y LLORAN
Cuando llega un fondo, primero se selecciona lo que va a archivo y lo que es un misceláneo: fotos de mascotas, paisajes, cosas raras: “Lo que pasa es que una chica que está en el exilio saca muchos paisajes, material que brinda información del contexto en el que está: edificios, lagos, patos, las mascotas que son como sus hijos. Los misceláneos completan la historia de una persona pero no nos sirven para exposiciones ni para lo que nosotras catalogamos. Ahora, una mesa donde están todas sentadas a comer es un documento de época porque al ver las gaseosas, la ropa, el lugar, una heladera siam con la manija y la bola, puedo reconocer el tiempo histórico en el que fue tomada. La foto de Pia (Braudacco) frente al Congreso: reconozco el año porque no está vallado y por el colectivo que está pasando en el fondo.
El siguiente paso es hacer la limpieza de la foto, el ensobrado en papel neutro y la enumeración del sobre. Cuando cada foto del sobre tiene su código, se registra en un libro y al final se escanea. Lo último que se hace es la catalogación: medidas, descripción, tipo de corte, si es sepia, blanco y negro, polaroid. También está el sector que hace negativos: limpia, escanea y descubre lo que está ahí oculto para catalogarlo. Todo ese trabajo en un solo dia a la semana, los martes de 9 a 16, en un departamento prestado. Ellas llegan, sacan sus equipos del armario donde luego deben volver a guardar todo -ya que el espacio se usa para otras actividades durante el resto de la semana- los conectan y comienzan a trabajar sin tregua para llegar a tiempo con el lanzamiento de la página web. Pero la cantidad de visitas guiadas, escuelas, periodistas, estudiantes, gente que se acerca a obtener información del archivo es tal que el trabajo nunca llega a estar al día. Todo esto sin tener ninguna renta que las ayude a tener un espacio propio o un sueldo mínimo para pagarle a sus trabajadoras. “Seguimos vendiendo pines para juntar para la comida del día, porque son diez personas para comer. Encima este año el archivo no fue aprobado en mecenazgo. Y sacarán notas, libros, películas, trabajos académicos. Lo sabemos. Pero lamentablemente Argentina tiene una desidia con el trabajo de archivo que es terrible”. En octubre pasado, el Archivo estuvo participando del III Simposio de Archivería en Cali, Colombia. Fue una experiencia importante porque la invitación les significó el reconocimiento internacional de su profesionalización: “Nos tomaron como pares. Estaba el Archivo de Cali, de Bogotá, de Mexico, de Barcelona, y querían saber lo que estábamos haciendo, porque lo máximo que encontraron es que en Berlín hay un archivo LGTB. Asi que les llamó la atención ¿un archivo trans? ¿Qué hacen? Porque lo nuestro es una logia, son los álbumes familiares donde todas nos conocemos y hay gente que sobrevive para contarnos la historia de la foto. Normalmente un archivo tiene que ir a investigar quiénes son las personas de esa foto del 1800 que tienen guardada, pero nosotras sabemos quiénes son, incluso tenemos el fondo de 1930 que nos dejó Malva Solís”. Malva Solís fue la travesti más longeva de nuestro país, murió a los 98 años y fue vestuarista del teatro Cervantes, del Maipo, de figuras como Moria Casán o Susana Gimenez. De origen chileno, llegó a los 16 años a la Argentina, cruzando los Andes a pie. Al morir, dejó todas sus fotos a Karina Sama, quien estaba filmando un documental sobre su vida. Karina hereda las fotos y en una de las presentaciones del Archivo, donde estaba participando como público, decide donarles el tesoro de Malva. Gracias a esta donación, el archivo, que antes tenía fotos hasta 1970, ahora cubre un rango de 1930 a 1990, porque Malva se encargó de nombrar a todxs quienes participan de las fotos.
LA HERENCIA INFINITA
“En los 80 siempre alguna andaba con la pocket en la cartera y se transformaba en la fotógrafa del grupo” recuerda Magalí. porque había que retratarse, dar cuenta de la ropa, los tacos, los labios, las tetas turgentes, la juventud gloriosa de los dias, los brillos estridentes de la noche, inmortalizarse en los cumpleaños puertas adentro, en la tregua de los carnavales, esas tres noches de comunión sin patrullero, cuando las travestis se lucían en el corso mientras una multitud se acercaba solo para verlas desfilar por las calles del barrio. La libertad eran esos días de carnaval contra los 361 restantes o el exilio. Había que hacer rendir la vida, el glamour, las alegrías tanto como las hormonas. Y ese es el espíritu vital del Archivo, la recuperación de una historia y una cultura militante de la vida, del humor, de las fiestas a como dé lugar. Porque además de su valor antropológico, histórico, cultural, anti(cis)tema, el trabajo que hacen cada martes es en sí mismo un acto de reparación histórica, una epifanía del rescate. “Lo que pasa es que nosotras nunca heredamos objetos, anillos, joyas, televisores, que es lo que normalmente se hereda. Esas son las cosas que inmediatamente se agarra la familia cuando una muere. Nosotras heredamos fotos porque es lo primero que quieren tirar, ocultar a la oveja negra, si ya se murió ya está. Nos pasó muchas veces que mientras estábamos velando a una compañera, se metió la familia dentro de la casa, un padre, una sobrina que seleccionó y tiró, tiró, tiró todo. Y cuando luego de 2 o 3 dias, por respeto, nosotras llamamos y preguntamos qué hicieron con las fotos, con los papeles, porque a veces hay una que junta mucho, nos dicen que ya tiraron todo, que ya está.. Esa escena la sabemos de memoria. Por eso parte de nuestro trabajo es concientizar a las chicas de que si nos entregan las fotos, con nosotras van a sobrevivir. Porque las chicas no se quieren desprender de eso, es su vida. Entonces hay tres opciones: o las donás y nosotras nos quedamos con las fotos, o las das prestadas y nosotras las escaneamos, se las entregamos ensobradas y les enseñamos cómo las tienen que guardar para que no se deterioren, y sino las tenemos en concesión. Las dejan y cuando las quieran las vienen a buscar. Pero las tenemos en un lugar seguro, adentro de un mueble con una firma que si la chica fallece son nuestras”.
PROXIMAMENTE...
Dentro de los proyectos inmediatos está el lanzamiento de la página web, para la que hoy en día se encuentran catalogando y la edición de dos libros, uno de fotografías relatadas y otro solo de relatos. También se están recopilando entrevistas para un proyecto que será el segundo material audiovisual sobre el Archivo, ya que el documentalista francés, Quentin Worthington, estrenará el 26 de este mes, en el Festival Chéris-Chéris de París, “Memorias reveladas”, un corto sobre el recorrido del Archivo desde sus inicios y contará con la presencia de la comitiva que se encuentra ahora en Reina Sofía. Durante diciembre se podrá ver en Buenos Aires ya que formará parte de la programación del FAQ en Casa Brandon.