Si hacía falta medir el impacto que tuvo en Boca la decisión de Juan Román Riquelme de participar de la política interna como candidato de vicepresidente segundo de la lista que encabeza Jorge Ameal, alcanza y sobra con hacer un repaso de las reacciones que generó: el oficialismo alistó sus filas y salió en cadena a pegarle desde distintas vertientes, ya sea con voz propia como con voceros oficiosos. Una muestra clara de que el macrismo, después de 24 años en el poder, siente que esta vez puede perder las elecciones, con Riquelme como estandarte de la oposición.
Como en la cancha, el ex capitán boquense pergeñó una estrategia que el oficialismo no se vio venir y que lo dejó perplejo a horas del cierre de las listas para los comicios del 8 de diciembre y sin margen para tejer ningún tipo de contraataque. Por eso, la respuesta llegó desde los micrófonos.
El primero en atacar al ídolo fue Christian Gribaudo, el candidato a presidente por el oficialismo, que en el prime time radial con Eduardo Feinmann tuvo su espacio para analizar el movimiento de su ahora rival, al que acusó de fomentar "la grieta". "Es el ídolo de todos y no me gusta que sea el ídolo de algunos o esté tomando una posición que tenga que ver con un antagonismo, con una grieta, que todos trabajamos para que no pase en esta elección", remarcó Gribaudo, sin advertir que el oficialismo lo quería en sus filas. O sea, cómo no está en su lista, fomenta la grieta.
Gribaudo cuestionó además la decisión de Riquelme de haberse sumado al espacio de Ameal. "Está en la política del club tomando parte por un sector que gobernó en los años previos al 2011 y dejó un déficit, cero campeonatos internacionales y a Boca entre el puesto 9 y el 16 del torneo", criticó el secretario general boquense, sin medir tampoco que con Daniel Angelici en la presidencia, Boca tampoco ganó ningún torneo internacional en ocho años y que el día que ganó las elecciones en 2011, Boca se consagró campeón invicto del torneo local.
Más picante aún estuvo Juan Carlos Crespi, candidato a vicepresidente por la lista de Gribaudo. "No es un partido de fútbol, es política", disparó con su verborragia habitual. "Riquelme me puede ganar en una cancha, pero en política yo le paso el trapo. Sabrá mucho de jugar pero no tiene ni idea de cómo dirigir", aseguró Crespi en declaraciones al programa radial de Los Más Grande.
"No me sorprende que Riquelme vaya con Ameal", insistió Crespi. "Veremos quien gana. Si Riquelme fuese tan decisivo en la elección estaríamos tomado por tonta a la gente. Estoy contento porque el 8 de diciembre los vamos a pasar por arriba a todos", remarcó con su tono bravucón.
José Beraldi, el tercer candidato a presidente, también optó por cuestionar la posición de Riquelme. "Hace unas semanas pidió la unidad de todos los candidatos para apoyar y participar por lo mejor para el club. Hoy no hay unidad, no entendemos qué es lo que le hizo cambiar de opinión desde sus últimas declaraciones", expresó Beraldi a través de un comunicado. El miércoles, Riquelme dijo que nadie de la agrupación de Beraldi le había hablado tras aquel pedido.
Los dardos hacia el ex futbolista no llegaron sólo desde sus rivales. Desde los medios comenzaron a circular versiones sobre el supuesto dinero que le pidió Riquelme al oficialismo para sumarse a sus filas como la cantidad que le ofrecieron Ameal y Pergolini para tenerlo en las suyas. "Román no va a cobrar un mango. Su trabajo será ad honorem", desmintió el empresario de medios.
Para completar el combo aparecieron notas editoriales explosivas, como las que hicieron Alejandro Fantino o Juan Carlos Pasman, que llegó a acusarlo de haber pedido 18 millones de dólares para irse con Gribaudo. "Si realmente es lo que dice el oficialismo, que Riquelme les pidió 18 palos verdes y como no se lo dieron se fue con Ameal, no me parece ni admirable ni respetable ni una jugada maestra", llegó a decir Pasman, que cuestionó hasta que Riquelme fuera hincha de Boca.
Fantino, en tanto, aseguró que "Riquelme arregló con el peor presidente de la historia de Boca" y vaticinó que "en las próximas horas, van a pasar cosas muy fuertes que van a sacudir al mundo Boca. Jugar así, como se dice en el barrio, no es gratis. Algo raro pasó". El conductor añadió que la decisión de Riquelme significó "clavarles una estaca a aquellos a los que le había pedido que se juntarán".
No hace falta ser un entendido en la interna xeneize para darse cuenta el significado de la jugada de Riquelme. Con solo ver la reacción de sus enemigos, alcanza.