Pasaron poco más de doce horas desde el cierre del recital de Patti Smith en el Luna Park y “People Have The Power” vuelve a sonar sobre un escenario repleto de gente. Pero si en el cierre del show del jueves el significado de esa canción se completaba con el pañuelo verde y la wiphala en la muñeca de la artista, en esta oportunidad, en la coqueta sala de conciertos de la cúpula del Centro Cultural Kirchner y con un público selecto, la bandera imaginaria que flameaba sobre el proscenio fue la del cuidado del medio ambiente. Finalizaba de este modo la presentación en Buenos Aires de la Fundación Pathway to Paris, una asociación que se dedica a reunir músicos, artistas, académicos y todo tipo de personalidades con el fin de concientizar sobre los peligros del cambio climático y la necesidad de acciones reales y urgentes para detenerlo.
“No se olviden, usen sus voces”, arengó la cantante al cierre del evento con el auditorio de pie, las cámaras de los teléfonos en alto y una Patti Smith que bajó del escenario, micrófono en mano, y entonó los versos finales de la canción agachada y abrazada a la pequeña hija de una periodista. Porque Smith lo deja claro cada vez que tiene la oportunidad: el futuro es de los jóvenes, la fuerza está ahí. Ella simplemente se presta y brinda espacios de difusión y de ampliación de los mensajes que cree que son importantes.
La jornada comenzó poco después de las once de la mañana con una conferencia de prensa de la que participaron, además, la hija de la cantante, Jesse Paris Smith, la cellista australiana Rebecca Foon y Tenzin Choegyal, músico de origen tibetano, los tres miembros de la mesa directiva de la fundación. También estaba Eduardo Costantini (hijo), flamante representante de Pathway to Paris en la Argentina.
“Estoy aquí para mostrar mi apoyo. Nuestro trabajo es su trabajo. Todo lo que soñamos es posible a través de la unión”, se presentó humildemente Patti, para luego darle la palabra a su hija, quien explicó que el proyecto, nacido hace cinco años, tiene como iniciativa lograr que mil ciudades alrededor del mundo se comprometan a abandonar el uso de combustibles fósiles y reemplazarlos por energías renovables de aquí a 2040. Con ese número, estiman que pueden contribuir a un cambio real en materia ambiental global.
La agenda de la mañana de la cantante fue bastante agitada. Minutos antes de su llegada al Centro Cultural Kirchner, las redes sociales del presidente electo Alberto Fernández difundieron el breve encuentro que habían tenido , en el cual pudieron conversar sobre algunas preocupaciones compartidas. Consultada a propósito de esa reunión, la artista contó que habían hablado de temas importantes como el reconocimiento de los reclamos de los jóvenes, del movimiento de mujeres y el cuidado del medio ambiente: “Fue una reunión muy humanista. Es una persona muy inteligente, razonable y que sabe escuchar”, aseguró. Y su hija agregó: “No hubo que convencerlo de nada, compartimos las mismas preocupaciones. Es reconfortante saber que hay presidentes así en la región”. “No hace falta demasiado para ser mejor que Trump”, bromeó muy seriamente Patti Smith cuando le pidieron una comparación entre el presidente electo de la Argentina y el actual mandatario estadounidense: “Un encuentro como el de hoy con él sería impensable”.
Pasó la breve ronda de preguntas y la actividad se trasladó a la cúpula, donde terminaría de consolidarse el espíritu del proyecto Pathway to Paris que, en definitiva, se dedica a articular activismo ambientalista y práctica artística. Tras la lectura de una especie de manifiesto con el que Paris Smith y Foon dieron cuenta de la base conceptual de la fundación (puesta en práctica a través de una plataforma en la que los usuarios pueden firmar una petición que se dirige inmediatamente a los gobernadores de cada una de esas mil ciudades), comenzó el breve acto poético musical con un recitado de Patti acompañada en piano y cello por las jóvenes activistas.
“Iba a hacer una canción que tenía que ver con esto, pero decidí hacer otra porque me aburrí a mí misma mientras lo hacía”, confesó pícaramente Juana Molina desde una esquina del escenario, antes de sumergirse en ese universo único e irrepetible de cada tema que crea a partir de su voz, su guitarra y su loopera. Antes había sido el turno del histórico compañero de banda de Smith, el guitarrista Lenny Kaye, quien dedicó una canción a la situación política en su país: “Tengo derecho a vivir mi vida, tengo derecho a decir no, tengo derecho a tener libertad de acción. Todos lo tenemos”.
Tony Shanahan se sentó al piano tras la conmovedora versión de Patti Smith de “Wing”, para acompañarla, tal como lo hizo la noche anterior, en el clásico "After the Gold Rush", de Neil Young. El final, con “People Have The Power”, fue una demostración de la habilidad que tienen las canciones de cambiar, modificarse, adaptarse en función de donde, por qué y a quién se las canta. Si el jueves a la noche el mensaje a ese público que colmaba el Luna Park tenía que ver con una propuesta política relacionada con la libertad, la toma de acción, las decisiones colectivas y una Latinoamérica urgente, en el breve escenario del CCK y rodeada de funcionarios, empresarios, periodistas y personalidades de la Cultura, y en la presentación de una fundación que promueve la concientización sobre los devastadores efectos del cambio climático, quería decir algo muy diferente. Ustedes tienen el poder (de gestionar, de financiar, de amplificar). Hagan algo.