El arrepentido Leonardo Fariña se presentó este viernes en Comodoro Py para oficializar su renuncia al Programa de Protección de Testigos (PPT). "No, no es por el cambio de gobierno. Lo hubiera hecho también si ganaba Macri. Lo vengo pensando desde hace meses", trató de minimizar el ex marido de Karina Jelinek. La realidad es que Fariña iba a quedar bajo custodia de la nueva administración cuando es público y notorio que armó declaraciones falsas, siempre auspiciado por el macrismo. De manera que es obvio que no quiere quedar en la órbita del gobierno entrante. Un dato no menor es que cuando le dieron en su momento la excarcelación --a cambio de sus declaraciones-- fue condición que estuviera bajo custodia del PPT, en parte para que lo protegieran pero también para evitar cualquier fuga. Por lo tanto habrá que ver qué resuelve la justicia. Lo cierto es que al dejar el programa, el erario público se ahorra una cantidad de beneficios que ostenta desde 2016 cuando inició un periplo variopinto, que se arrancó con un asombroso romance con la psicóloga de la cárcel, Andrea Palumbo.
Formalmente, Fariña devolvió ayer el celular que utilizaba y que le dio el programa para mantenerse en contacto con él. El arrepentido fue pieza clave en la causa llamada por los medios oficialistas Ruta del dinero K, aunque al final ningún Kirchner terminó en el banquillo de los acusados. También Fariña trató de involucrar a Cristina Fernández de Kirchner en el expediente sobre rutas en Santa Cruz, pero salió a la luz cómo le habían preparado la declaración desde la Agencia Federal de Inteligencia. Más allá de esas dos participaciones de máxima importancia, Fariña apareció de la mano de Cambiemos en casi todos los juzgados, incluyendo el de Dolores, donde se develó la forma en la que le dictaron lo que tenía que decir. Fuera de Comodoro Py, el arrepentido se convirtió en columnista de buena parte de los programas de televisión más ligados a la Casa Rosada.
Después de lanzarse a una extensa declaración diciendo que el dinero de Lázaro Báez era en realidad de Néstor y Cristina Kirchner, el Tribunal Oral Federal número 1 de La Plata ordenó sorpresivamente su excarcelación en abril de 2016. Fue un obvio premio a sus dichos, al punto que hasta cambiaron la integración del tribunal para lograr esa resolución. Pero la condición que le pusieron fue que se sumara al Programa de Protección de Testigos y que no se ausentara ni por 24 horas.
Ya en libertad, Fariña arrancó con una curiosa gira. Parece que en el penal inició un romance con la psicóloga del Servicio Penitenciario Federal, Andrea Palumbo, con la que se fue a vivir. Por entonces, Fariña tenía la fama de un playboy con dinero --credencial que le daba el ser ex marido de una famosa modelo--, pero se ve que el vínculo con la psicóloga no prosperó porque el arrepentido no era ni tan playboy ni tan rico como su fama indicaba.
El siguiente capítulo consistió en que se fue a vivir a un departamento de la calle Lavalle, en que el estado pagaba la bonita suma de 1.500 dólares por mes. A eso debía agregarse que le dieron la cobertura de una prepaga y estaba también el costo de la custodia ejercida --de manera no muy estricta-- por miembros de la Prefectura Nacional.
Tras una reunión secreta con el ministro Germán Garavano, según declararon los ex abogados de Fariña, el arrepentido reclamó y consiguió una casa más amplia en Villa Devoto. El alquiler, en términos actuales, rondaba los 100.000 pesos, y el contrato fue firmado por Palumbo. También la prepaga estuvo a nombre de la psicóloga. Los ex abogados afirman que parte de los gastos se pagaron con fondos de la caja chica del Ministerio de Justicia.
El periplo no terminó ahí. Fariña vivió en una de las ostentosas torres de la avenida Juan B. Justo, Mirabilia --también con alquiler a cargo del Estado-- y se dice que ahora está en El Palomar. Es que circuló la versión de que el arrepentido formó pareja con una periodista de TN, aunque la joven desmintió la especie.
Este miércoles, Lázaro Báez contó que a mediados de 2016 citaron a su abogada, Liliana Costa, a una oficina en Puerto Madero, propiedad de un amigo de Fariña. Allí le ofrecieron al constructor la libertad a cambio de una declaración contra CFK. Presente en aquel encuentro --según la denuncia de Báez en la justicia-- estaba el periodista Luis Gasulla y el inefable Fariña. Báez da a entender que el arrepentido trabajaba de arrepentidor, o sea tratando de convencer a Báez de que se arrepienta. Hoy en día no está claro de que trabaja o de qué va a trabajar.
Se ve que Fariña evaluó las cosas y decidió renunciar a tanta fiesta pagada por el erario público, con tal de no quedar en custodia del nuevo gobierno. Parece que hay muchas cosas sin explicación, mucha maniobra por esconder, y el arrepentido trucho quedó demasiado expuesto.