El 7 de junio de 2019, cincuenta dos años después de la edición de “La Balsa”, Litto Nebbia volvió a enamorar a Rosario, su cuna. No fue solo. También estaban una hija dilecta de la ciudad (Silvina Garré), y dos tipos de mucho peso en la historia del rock argentino: Ricardo Soulé y Nito Mestre. Los cuatro, a causa de una propuesta recibida por el creador de Los Gatos, cantaron en el Teatro del Círculo, lo llenaron y dejaron huella. Un disco llamado como el show, y como la bella canción que Nebbia grabó en Corazones y sociedades, su primer disco del siglo XXI: Está en tus manos. “Decidimos nombrar a la juntada así, porque es por un tema que no conoce nadie”, arriesga su creador. “Bueno” --matiza luego-- “se conoce menos que el resto”. Ese resto es, precisamente, lo que contempla las casi veinte canciones que quedaron registradas en el disco debut, más un puñado que, junto a aquellas, revisitarán el próximo sábado 30 y el domingo 1 de diciembre en el Teatro Coliseo (Marcelo T de Alvear 1125). “La idea fue ponerle a la juntada el nombre de un tema conocido por pocos, pero que a la vez tenga el don de gustar. ´Está en tus manos´ no es la canción más importante del show ni nada de eso… es simplemente decir ´bueno, esto tiene algo de la coloratura general de la propuesta´”, prosigue Nebbia, que escribió la gema un día del amigo. “Es más, cada vez que elegimos un tema decimos ´está en tus manos´”, se pliega Mestre.
--¿Qué otro factor de unidad ven entre tema, letra y propuesta?
Ricardo Soulé: --Yo veo un vínculo más entre el título de la canción y la juntada. Así cómo está en manos de uno hacer una cosa u otra, también lo estuvo el hecho de aceptar la propuesta. Hacerlo o no hacerlo está en vos, en él, en mí, quiero decir.
Silvina Garré: --Además, fue la primera canción que cantamos los cuatro juntos.
Pieza clave, además, porque la primera frase de la canción contiene un detalle imposible de pasar por alto. La vida casi se olvida de repartir ese puñado de bellas canciones para que cantaran los cuatro, hasta que apareció la oportunidad de hacerlo, durante el invierno pasado. Un grueso puñado que cuenta parte de la historia del rock argentino. “Ritmo y blues con armónica” y “Presente”, de Soulé. “Yo no permito”, “Rock de la mujer perdida” y “Nueva zamba para mi tierra”, de Nebbia. “Mientras no tenga miedo de hablar” y “Distinto tiempo”, de Nito. “Carrusel”, de Garré. Y una serie de clásicos que no son de ellos, pero sí del pueblo: “Ayer nomás”, “La colina de la vida”, “Bienvenidos al tren”, “Se fuerza la máquina” y “Gracias a la vida”, entre ellas. “La idea principal fue sumar a un repertorio canciones muy conocidas nuestras y de otros, pero hechas de una manera participativa, compartida en términos de coros, letras, todo eso. Lo armamos para tocar en vivo, con un sonidito grupal, de músicos atrás”, cuenta Nebbia.
--¿Cuál fue el límite que le pusieron a las variaciones sobre los clásicos? ¿Hasta qué punto se les atrevieron?
Litto Nebbia: --El arreglo fue el límite. No cambiar los arreglos, porque el repertorio no da para hacerse el canchero y complicarlo. Más bien da para tocarlo no a modo de covers, pero sí en su forma original, aunque con toda la porosidad y la historia que tiene uno encima. Es como si fuera un fogón, pero súper organizado… más refinado. A ver, vos de pronto podés saber el tema del otro porque lo escuchaste toda tu vida, o lo que vos quieras, pero tampoco te podés hacer el petitero con eso y meterle mano por todos lados.
--¿Casos puntuales de la intención?
Silvina Garré: --Bueno, logramos que “Se fuerza la máquina”, el tema del Gato Pérez que hacíamos con Baglietto, no sea tan salsero. Lo hicimos más brasilerito.
L.N.: --Y “Gracias a la vida” lo hacemos en clave de blues porque, al ser una versión súper folklórica que uno no se olvida nunca, me pareció que quedaría linda como baguala en la voz de Ricardo, sin cambiar una palabra o una nota.
Ricardo Soulé: --Esa terminó sonando armónicamente como un blues.
--Debutaron en Rosario, luego tocaron en Córdoba y ahora van por el segundo Coliseo ¿Por qué persiste la juntada? En general, pasa que reuniones así tienen que ver con una coyuntura, y luego se pierden. Se caen.
S.G: --Una causa es que, lo digo por experiencia, los proyectos de Nebbia suelen ser atractivos, muy lindos musicalmente. Son situaciones placenteras, quiero decir. Y en este caso, parece que pegó muy bien en el público. Nos queremos, nos admiramos, y eso se nota. Se trasmite.
Nito Mestre: --Me pasó lo mismo, sí. Pero además hubo una decisión que fue ponerle un principio pero no un final a esto. No fue un "lo vamos a hacer por un tiempo", sino un "lo vamos a hacer".
R.S.: --El juego está abierto, más al ver la emoción que causan las canciones en la gente… se canta a voz en cuello, y eso se trasmite a los músicos. Nosotros lo recibimos y nos emocionamos también.
--Horacio Malvicino decía que la música era el arte de combinar los horarios. ¿No hay problemas en este sentido?
R.S.: --Es complicado el tema agendas, sí, pero si se prevé con tiempo, no.
N.M.: --Se trata decir las fechas, y ponerse de acuerdo.
--¿Es más fácil ponerse de acuerdo para eso o para armar el repertorio? ¿qué grado de dificultad colectiva tiene la elección de las canciones?
R.S.: --Estamos acostumbrados a armar repertorios con distintas presiones, con distintas características… y éste es uno más. No por la calidad de lo que estamos haciendo, sino por saber que hay un mecanismo para armarlo, relacionado con sacrificar algunos temas en beneficio del conjunto.
N.M.: --Así hemos logrado un repertorio muy equilibrado. Es muy agradable el orden en que están puestos los temas. La lista tiene muchos climas distintos… cambia violín, cambia flauta, cambia guitarra acústica. No es algo monótono en absoluto.
L.N.: --Además, los temas elegidos son muy conocidos individualmente por cada uno de nosotros, y por eso nos quedamos los cuatro en escena durante gran parte del show. Nos hemos sumado musical y vocalmente con mucha humildad. Esto es importante, porque es difícil de lograr.
N.M.: --Otro dato, sí. Cantarlas con sus autores es como un sueñito más cumplido. Es muy grata la sensación.
R.S.: --Yo la flipo en colores. Cuando empieza el show, soy el más ferviente entre el público. Estoy esperando las canciones, porque todas me pegan en diferentes épocas de mi vida… son parte de cada uno, desde la perspectiva que la hayamos vivido. Yo, por ejemplo, soy el encargado de empezar “La Balsa” y eso me lleva a un momento fuerte de mi vida.
El factor místico-afectivo, siempre presente en el ex guitarrista de Vox Dei, fluye cuando cuenta que la primera vez que escuchó tal tema –el 3 de julio de 1967—fue cuando se puso de novio con Graciela, su mujer hasta hoy. “Menos mal que le fue bien en el matrimonio, si no se pudre todo”, ríe Nebbia. “¡Datazo!... en el próximo show tenemos que contarlo”, señala Garré. Y vuelve Soulé: “Recuerdo que escuché 'La Balsa' en la radio y dije ´pero qué es esto´… nunca había oído una cosa así, cantada en castellano por un tipo como Litto, con la guitarra distortion esa que le ponía, más el noviazgo, la juventud… juntás todo eso, te lo ponés en el corazón y, bueno, explota. Y esto se da también en la gente, porque así como a los que vienen a vernos las canciones les pegaron en algún momento de sus vidas, a nosotros también”.
El ascensor de Litto
--¿Cómo funciona la relación entre la dama del grupo –la más joven, además—con los tres caballeros?
S.G.: --Me cuidan, me respetan, son pares y nos divertimos mucho.
--¿Quién es el más gracioso?
S.G.: --Todos tienen su sentido del humor… las anécdotas son formidables.
--¿Ya contó Litto cuando se cayó del ascensor?
S.G.: --Epaaaa… esa no la sé (risas).
N.M.: --Yo tampoco. ¿Cómo fue?
L.N.: –Uh, si… tremendo. Estaba en un ascensor, en un hotel de Santiago del Estero, y se cayó del décimo piso. El tipo que estaba al lado mío, un conserje, se desmayó. Y cuando llegamos abajo, la gerente del hotel me miró como pensando que le iba a hacer un juicio, y me trajo una botella de vino. No me hice nada.
N.M.: --¿Y te quedaste parado?
L.N.: --¿Y qué querés que haga? (risas múltiples). Cuando el ascensor se empieza a caer va pegando contra las paredes y si te movés te podés pegar un lindo coscorrón.
El rockero que será presidente
El peronismo emocional de Litto Nebbia está fuera de toda duda. Siempre lo expresó. Nunca lo ocultó. Incluso, decirlo a viva voz en un reportaje le acarreó ciertos inconvenientes con el ala antiperonista del gobierno de Raúl Alfonsín. Más de una vez contó que se le cerraron muchas puertas por decir que, de no haber estado en México, en 1983, hubiese votado a la fórmula Luder-Bittel. Sus ideas pueden verse en parte del profuso decorado del sello Melopea, donde transcurre la nota con PáginaI12. Entre discos, libros y otros objetos de memorabilia, aparece una placa de homenaje a la militancia que le entregó el Movimiento Evita en 2006; otra de la mesa militante de Rosario que reza “Al ilustre compañero Litto Nebbia”, y una más lejana (1992) en la que el Municipio de Lanús le reconoce su labor a favor de la cultura nacional y popular. “Ese día me invitaron y cortaron la Avenida Pavón. ¡Se pensaron que era D´Arienzo, los tipos!”, se ríe Nebbia. Enlaza con tal universo iconográfico que Alberto Fernández, el presidente electo, haya tocado varias veces “Solo se trata de vivir”, durante la campaña. “¿Vos le enseñaste a tocar la guitarra?”, pregunta Garré al anfitrión. “Lo conozco desde hace veinticinco años, y el tipo sabe bien los tonos del tema, hace bien la rítmica… sabe muchas canciones mías, y le gusta mucho la música. Siempre ha tratado de profundizar, tiene una violas hermosas y pila de discos”, contesta el aludido.
--¿Qué les sugiere que un fan del rock argentino haya sido electo presidente de la Nación?
L.N.: --Está bueno, porque las veces que escuché a un presidente hablar de música me pareció lamentable. Está bueno que alguien que llegue a presidente sepa de tango, de folklore, de rock, de toda la amplitud que hay en la música argentina. Me gusta, porque es una parte importante de nuestra idiosincrasia. Algo de eso se vio también, y en grande, durante los festejos del Bicentenario. Eso fue una verdadera fiesta popular.
R.S.: --Yo apunto a la cosa generacional. Muchas de las personas que hoy están accediendo al poder están impregnadas del rock argentino, porque nosotros llevamos cincuenta años tocando. Es una consecuencia de lo que vivió el país en todo este tiempo, y que alcanza a esos estratos. Seguramente, habrá muchos y muchas en el senado, en las gobernaciones, en fin.
N.M.: --Nosotros, cuando empezamos con Charly, soñábamos con que nuestras ideas, plasmadas en la música, iban a formar nuevas gentes, nuevas mentalidades. Supongo que está pasando eso, hoy. Tiene que ver con la cultura. Hemos vivido la censura, la persecución, los palazos y nuestro deseo, en ese entonces, era que los que manejaran el país tuvieran en cuenta la parte cultural. El rock, tanto como el tango o el folklore, hizo mucho por el país, y los buenos políticos son los que saben eso y lo llevan adelante. Si hay más de estos, seguro vamos a crecer mucho como país.