Me pasó lo que a tantos en los ingresos a la cancha. Lo de siempre, te ven algo más eufórico que la media y te piden que vayas a un sector más resguardado, junto a un patrullero. Es cierto, yo venía un tanto entonado del asadito del mediodía, pero no aparentaba ser el presidente honorario de Los Borrachos del Tablón. Sin embargo, en nombre de la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte, un señor con cara y uniforme de policía, me pregunta:

-Buenas tardes. Quiero hacerle un test de alcoholemia

-¿No hay de tilo?

-No dije té, sino test, quiero hacerle una prueba.

-No estudié.

-En esta prueba no hay que estudiar para pasarla.

-¿Vendría a ser algo así como la “Prueba de la blancura”, pero sin cámaras de TV, no?

-No sé de qué me habla. Sople aquí…

-Mire, agente, yo fumo más que Menotti y Lanata juntos…

-¿Y eso qué tiene que ver?

-No voy a desprenderme del poco aire puro que me queda en los pulmones para tocar esa flauta.

-No es una flauta

-¿Una armónica?

- No, esto sirve para hacer el test de alcoholemia, para comprobar si usted tomó vino o no.

-A decir verdad, tengo más copas encima que las que ganó el Muñeco Gallardo en los últimos años.

-No se referirá a la que perdió el sábado pasado, ¿verdad?

-¿Está contento por eso, bostero, no?

-Afirmativo. Le advierto: usted puede tener hasta 0.5 mg. de alcohol por litro de sangre.

-Creo que hoy tengo 0.5 mg. de sangre por cada litro de alcohol.

-En ese caso, la prueba va a dar positivo

-Yo siempre pienso en positivo.

-Usted no me toma en serio.

-Es lo único que no tomé.

-La Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte le impide ingresar al estadio.

-¿Entonces aprobé el test?

-Afirmativo.

Pegué la vuelta y me fui a festejar el éxito del test de alcoholemia al Club del Vino y no recuerdo más lo que pasó. Lógicamente, porque yo tomo para olvidar.