Ya como título contracultural, me encanta que el suplemento se llame NO. El perfil del diario es de por sí bastante anti, y eso es muy sano para todos los que lo leemos. Tener una voz alternativa a la del establishment, aunque en definitiva todo responda a una agenda. Pero es una voz opuesta, y eso es saludable.

Durante todos estos años ha sido muy valioso el puente entre los fans y los músicos. Más con esas notas largas y profundas, donde realmente podés sentir que el artista se está expresando. Mi viejo me juntaba los suplementos, porque yo diarios nunca compré, y siempre encontraba algo gratificante, notas muy serias y completas. No sé qué va a pasar con los formatos en el futuro –se han dicho tantas cosas de la música y estamos volviendo a los vinilos–, pero lo que nunca tienen que perder son la seriedad y la profundidad. Respetar lo que el artista dice, sin redondear las ideas por cuenta propia. El suplemento siempre mantuvo fidelidad hacia la información.

Ante tanta oferta, lo que prepondera habitualmente es la calidad. Y el NO ha demostrado poder sobrevivir a todas estas tempestades. Como músico y lector, le agradezco el no haber caído nunca en recetas armadas por otros.