El sociólogo Agustín Pérez Marchetta está a cargo del “Programa de Intervención a Hombres (PRIHO)” de la Subsecretaría de Políticas de Género, pensado para la reeducación de las masculinidades. En esta oportunidad abrieron el taller “¿Qué implica ser varón en nuestra sociedad? Privilegios, sacrificios y prejuicios de ser hombres”.
Pérez Marchetta, quién está hace poco en la coordinación del PRIHO, dijo que el taller que implementan ahora es voluntario, constará de tres encuentros y se lanzó para varones que tengan preguntas sobre su masculinidad y los roles que les toca cumplir, sobre todo en un contexto donde hay muchos casos de violencia de género, femicidios y en el que el feminismo está abriendo los ojos a la sociedad.
Hubo 10 inscriptos en el encuentro de este viernes, los asistentes “señalaron la incomodidad” que sienten ante ciertas situaciones con los grupos de pares varones por “cómo se trata a la mujer". Con ejercicios dinámicos, fueron pensando los roles y estereotipos creados y asumidos en torno a la masculinidad y cómo les atraviesa el patriarcado.
Pérez Marchetta mencionó que trabajaron con el contacto corporal "muy vedado entre varones". Reflexionaron sobre los juegos de la infancia, “de la violencia que acarrean y las metodologías con las que uno va aprendiendo cómo ser varón, cómo ser macho, sobre todo con los premios y castigos”. También con afiches fueron deconstruyendo cómo la sociedad les impuso determinadas normas de conducta en la niñez, en la adolescencia y en la adultez. Y hablaron sobre la imposición de la heteronorma.
“El patriarcado nos atraviesa a todos y el feminismo nos está abriendo los ojos”, afirmó el Pérez Marchetta. Opinó que el movimiento feminista está organizando a las mujeres “y muy bien”. Ante esto, faltan espacios para que los varones puedan reflexionar y construir otras masculinidades que se aparten de la violencia y de los consensos de la “fraternidad machista o patriarcal”, por eso surgió este taller y el Programa.
La masculinidad hegemónica y patriarcal opera como un “chaleco de fuerza” para los varones que no pueden moverse de ciertos parámetros, expuso Pérez Marchetta. Ese modelo establece que los hombres deben mostrarse “fuertes”, “no pueden expresar sus emociones, lo que sienten”; “tienen que ser proveedores”. Hay “privilegios” pero también “presión social si te quedás sin laburo o no sos capaz de mantenerte fuerte en una situación, si no usas violencia frente a algunas situaciones”, expresó.
“Aspiramos a un mundo donde la moneda de cambio sea la paz y no la violencia. Es complejo con los niveles de femicidio, de violencia familiar que posee América Latina, Argentina y sobre todo Salta que el año pasado estuvo primera en el ranking de femicidios y ahora está segunda”, manifestó el coordinador del Programa.
El próximo encuentro será el martes a las 17.30 en el Polo de las Mujeres (Siria 611).
Construir y reconstruir
Pérez Marchetta consideró que los hombres violentos, como todas las personas, pueden modificar sus conductas pero “con mucho compromiso, voluntad y apertura”, aunque no hay recetas para ello.
El Programa de Intervención de Hombres se propuso trabajar con los varones que ejercieron violencia y tienen incorporadas ciertas prácticas machistas en su vida. Tenían previsto un taller anual para articular con el Poder Judicial, y trabajar con hombres que tuvieran "denuncias leves”. Entre el año pasado y el corriente la justicia les envió oficios de 6 hombres que no pudieron integrar a los talleres porque tenían otros perfiles. “Podés trabajar con alguien que comete acoso callejero, no abuso o violación”, explicó. El sociólogo especificó que hay hombres con perfiles psicológicos que necesitan otros tratamientos o intervenciones.
El Programa no brinda asistencia ni prevención, solo talleres que intentan “construir y reconstruir a los hombres, darles técnicas para manejar la ira o métodos para la resolución pacífica de conflictos”.