El endeudamiento alcanzó al 51 por ciento de los adultos en 2019 y avanzó cuatro puntos porcentuales desde diciembre de 2015, pese a las elevadas tasas de interés. El instrumento de deuda más utilizado por los adultos es la tarjeta de crédito, mientras que en el otro extremo se encuentran los créditos hipotecarios.
La mitad del aumento en las cajas de ahorro entre diciembre de 2015 y marzo de 2019 se explica por el crecimiento en las cajas de ahorro en dólares. En cuanto al crédito para el entramado productivo, el acceso es poco equitativo: sólo la mitad de las microempresas pudo financiarse, mientras el 94 por ciento de las grandes tomó financiamiento.
Los datos van en línea con la crisis económica, que lleva dos años consecutivos de recesión. La información se desprende del primer informe de Inclusión Financiera que publicó el Banco Central y que comenzará a difundir en cada semestre.
¿La “revolución” del crédito?
El presidente, Mauricio Macri, aseguró en reiteradas oportunidades que en su gobierno habría una “revolución” en el crédito hipotecario. Sin embargo, lo que efectivamente aumentó fue el uso de la tarjeta de crédito para que los consumidores pudieran financiar sus gastos. Y esto pese a que el informe del Banco Central resalta que el “acceso al crédito tiene una importancia fundamental en la vida de las personas”, y entre los objetivos de la entidad se resalta que las personas deberían poder “demandar un crédito a un costo razonable y de manera segura”.
Entre diciembre de 2015 y marzo de 2019, la población adulta que tuvo algún tipo de financiamiento aumentó sostenidamente, al pasar de 46,8 por ciento a 51 por ciento. A lo largo del período, las financiaciones mediante tarjetas de crédito fueron el instrumento más difundido entre la población adulta (32 por ciento). En segundo lugar se ubicaron los préstamos personales, que aumentaron de 21,2 por ciento a 22,0 por ciento en casi 4 años. En el otro extremo y con una cobertura significativamente menor se encuentran los créditos hipotecarios, que aumentaron una décima, de 0,6 a 0,7 por ciento en casi 4 años.
El uso de la tarjeta de crédito aumentó 6 por ciento entre el año 2018 y 2017. Además registró una suba también del 6 por ciento entre el primer trimestre de 2019 y el mismo período de 2018. “De la comparación internacional y según la información disponible, surge que la Argentina y Turquía son los únicos países cuyos adultos utilizan en mayor medida la tarjeta de crédito que la de débito”, establece el informe del Banco Central.
Si los datos se desagregan por género se observa que en algunos casos los hombres representan porcentajes mucho mayores a las mujeres. En Adelantos, el porcentaje de hombres sobre la población adulta es del 4,2 por ciento, y en mujeres de 2,8 por ciento; en créditos prendarios es de 1,9 por ciento en hombres y 1,0 por ciento en mujeres; y en créditos hipotecarios, de 1,0 por ciento en hombres y de 0,5 por ciento en mujeres.
Pymes asfixiadas
El primer informe del Banco Central en temas de inclusión financiera resalta que uno de los desafíos es que exista una mayor penetración de los instrumentos de crédito en las empresas de menor tamaño.
“El diagnóstico de crédito de empresas plantea la necesidad de generar un acceso más equitativo respecto de su tamaño”, resalta el documento. La base de empresas utilizada en el estudio estuvo compuesta por más de 600 mil unidades productivas del sector privado no financiero.
El 60 por ciento de las microempresas no obtuvieron financiamiento en agosto de 2018, contra un 11 por ciento en el caso de las grandes compañías. La diferencia se agudiza si el plazo se amplía a un horizonte temporal de un año. Ese 60 por ciento de microempresas que no tuvieron un crédito en el mes analizado, sólo un quinto (el 12 por ciento del total) se financió en alguno de los 11 meses previos. En cambio, para las empresas grandes, casi la mitad (5 por ciento del total) que no tenían financiamiento en el mes analizado, si lo tuvo si se tiene en cuenta alguno de los 11 meses previos.
En los indicadores de percepción de las empresas respecto del propio acceso al crédito o necesidades financieras, más de la mitad de las pequeñas y cerca del 70 por ciento de las medianas declararon que tienen necesidades de financiamiento. El 20 por ciento de las pequeñas y el 34 por ciento de las medianas identificaron esta falta con una restricción determinante a su crecimiento.
“Estos indicadores son sensibles a la coyuntura macroeconómica, lo que implica que aún teniendo regulaciones que ataquen problemas microeconómicos específicos, los movimientos de las variables macroeconómicas suelen afectar estos resultados”, agrega el documento.