En la mañana de hoy se dio sepultura a los restos de Alberto Sandoval, Julián Bedoya, Hugo Molina y Eliseo Casasola en el cementerio de San Pedro de Jujuy, distante tres kilómetros de La Esperanza. Antes, se ofició una misa en el canchón del Ingenio La Esperanza. Los hombres murieron en el incendio generado por la explosión de tanques de alcohol etílico el miércoles 20 de noviembre pasado.
Algunos trabajadores indicaron a Salta/12 que tanto Sandoval como Molina tenían entre 30 y 35 años de trabajo en el Ingenio. Pese a ello, y como condición para continuar con sus empleos, cuando el establecimiento fue entregado por el gobierno de Jujuy a la empresa Budeguer, reingresaron sin antigüedad ni categoría.
Durante el acto hubo aplausos en el momento en que los cajones fueron sacados con destino al cementerio. En el caso de Hugo “Cuba” Molina también lo siguió una caravana con el pin pin (baile ancestral del pueblo guaraní de la zona). Junto a su familia Molina participaba en los carnavales y en algún momento había pedido que en caso de morir su deseo era que no lloren “y que me despidan con el pin pin”, contaron sus compañeros al hacerse eco de sus palabras.
Represión, detención y muerte
Walter Farfán, ex trabajador del Ingenio, contó a Salta/12 que Molina fue uno de los detenidos durante la represión del 19 de diciembre de 2017. En aquel momento el gobierno de Gerardo Morales había despedido a 338 trabajadores. Los habitantes del pueblo se manifestaron. Tanto Molina como uno de sus hijos fueron detenidos en aquella ocasión. Luego fue reincorporado.
Entre los relatos que lograron rearmar el momento de la trágica explosión, se sostuvo que quienes sobrevivieron contaron que Molina murió calcinado dentro de una camioneta porque “la puerta no abría”. Bedoya habría sido, según esos relatos, quien se volvió para cerrar la válvula de gas intentando evitar un peor desenlace para todo el Ingenio y el pueblo. Lo encontraron muerto cerca del regulador de gas.
Todo indica que el de Orlando Rosendo “Toti” Iglesias es el cuerpo que queda por reconocer a través del procedimiento de ADN. Se descarta que es él porque es el único fallecido que aún tiene denuncia de desaparición, es decir, todavía sus familiares no han dado con él. Se prevé que los resultados del ADN estén hoy. En su caso, los sobrevivientes indican que Iglesias se volvió a buscar matafuegos para ayudar a dos compañeros que habían sido alcanzados por el fuego. Pero nunca volvió a salir.
Críticas al Sindicato
Farfán afirmó que hubo familias que no quisieron velar a los cuerpos en la sede del Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar Ingenio San Isidro (SOEAILE), por considerarlo cómplice del proceso por el cual se adquirió el Ingenio.
Sin embargo, desde el Sindicato se afirmó que las denuncias por las falencias en las condiciones de higiene y seguridad se habían hecho con antelación.
“A mí me despiden y me sacaron de la lista de reincorporaciones. Una persecución por ser de un partido político”, dijo Farfán, quien es militante de izquierda. Para exhibir el daño que esta situación provocó en su famlia, sostuvo que en 2017, cuando lo echaron, su hija estaba estudiando en cuarto año de psicología en la Universidad Nacional de Tucumán. Pero ante la situación tuvo que suspender su carrera.