En una jugada de múltiples aristas, el aparato judicial favoreció este lunes a los ejecutivos de la empresa Techint sacándolos del juicio oral, sin fecha aún, sobre el caso de las fotocopias de los cuadernos. La Cámara Federal benefició a Luis Betnaza y Héctor Zavaleta, los jerarcas de Techint, que supuestamente le entregaron dinero a Roberto Baratta, el número 2 del Ministerio de Infraestructura.
El argumento es que hay que investigar más y por lo tanto los sacan del largo listado de empresarios que se sentarán en el banquillo de los acusados. Ya antes, el que zafó fue el dueño de la compañía, Paolo Rocca, sobre el que dijeron que no podía estar al tanto de todo. Por lo tanto convalidaron el argumento de que dos ejecutivos --a los que ahora salvaron-- podían sacar un millón de dólares de la caja, sin dejar constancia, para pagar supuestas coimas, sin que el dueño se entere. Para colmo, Baratta alega que nunca pagaron nada y que los ejecutivos se quedaron con la plata, blanqueándola en 2016 con el blanqueo dispuesto por Mauricio Macri. El moñito final fue la aparición de los supuestos originales de los cuadernos, pero justito falta el cuaderno 3, en el que estaban las anotaciones sobre Techint.
La resolución de la Cámara Federal fue firmada por Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi. El juez Claudio Bonadío mandó a los ejecutivos a juicio, pero curiosamente el fiscal Carlos Stornelli apeló sosteniendo que había que investigar más. La Cámara le dio la razón al fiscal, con lo cual benefició a los dos ejecutivos de Techint que, al menos por ahora, esquivan el juicio oral.
Al principio del expediente ya se vio la hilacha de los privilegios. El diario La Nación publicó puntillosamente el contenido de las fotocopias de los cuadernos pero omitió a Techint: ni siquiera mencionó que hubo nueve visitas de Baratta a la multinacional. El siguiente capítulo fue el suave pasaje de los dos ejecutivos por Comodoro Py, con rápido arrepentimiento, mientras que Rocca por supuesto ni rozó una detención: entró y salió del edificio de Retiro sin problemas. Por supuesto que nadie debió ser detenido y "apretado" para convertirse en arrepentido, pero eso fue lo que le ocurrió a los demás empresarios, salvo a los de Techint.
Un dato curioso es que Rocca dijo que pagaron --sin que él supiera-- para que el gobierno kirchnerista negocie con Hugo Chávez la situación de una filial de Techint en Venezuela, Sidor. Pero Zavaleta, en cambio, dijo que pagaron para que no les corten el gas en la empresa y otro arrepentido, Claudio Uberti, dijo que Techint pagó una coima por los peajes. La compañía nunca pudo explicar de dónde salió el dinero y lo más asombroso es que Rocca alegó que él no se enteró de nada, es decir que los ejecutivos sacaron un millón de dólares de la empresa, para pagar coimas, sin que el se enterara. Rocca ni siquiera fue procesado.
Baratta hizo nueve visitas a Techint, según registró el prolijo chofer Oscar Centeno, aunque en este caso no evaluó cuánto dinero se movió. Todo ocurrió en 2008. Según el ex funcionario nunca le dieron ni un peso ni un dólar y la prueba --dice Baratta-- fueron las dispares versiones que dieron los ejecutivos: que fue por Venezuela, por el gas, por los peajes. Baratta afirma que los ejecutivos sacaban el dinero de Techint con la versión de que tenían que pagar coimas, pero se quedaron con la plata y luego la blanquearon en 2016. En Brasil, se estudia una maniobra similar en el caso Odebrecht: ejecutivos que decían que pagaban coimas, se llevaron el dinero a Miami y compraron increíbles propiedades en La Florida.
Otro hecho asombroso se produjo cuando aparecieron, supuestamente, los originales de los cuadernos. En una operación extravagante, el periodista Diego Cabot recibió una bolsa de un comercio con seis de los ocho cuadernos, poquitos días antes de las elecciones del 27 de octubre. Faltaron el cuaderno número 3 y el número 5. Página/12 adelantó que el número 3 es uno de los más llamativos: arranca como todos los anteriores, con únicamente anotaciones de viajes, o sea "fuimos de tal lado a tal lado", "fui a comprar helado", "llevé a la madre de Julio De Vido al médico". Pero al final de ese cuaderno, Centeno empezó a hablar de bolsos y de dinero. Y las primeras anotaciones de ese estilo, de 2008, son nueve visitas al edificio de Techint. Son las únicas anotaciones que hay sobre el coloso empresarial y justito es uno de los dos cuadernos cuyo original no apareció.
La conclusión de todos estos episodios es sencilla: en Comodoro Py, a Techint le fue mejor que a cualquier otra empresa. Y no es que no existan sospechas. En Italia, Brasil y Estados Unidos hay causas judiciales sobre casos de corrupción en los que aparece involucrado el conglomerado que encabeza Rocca.