“Tenemos un sólo matiz, que es ‘fuerte’”, observa Federico Terranova. Y no se refiere a Fútbol, la banda que la rompe en la escena indie del rock. Habla de la Orquesta Los Crayones, que este miércoles a las 21 anticipará su primer disco en Pista Urbana (Chacabuco 874). Ex-Fernández Fierro, ideólogo de Radio CAFF, autor de libros de partituras, compilados, Terranova es una figura inquieta en el ambiente tanguero. Aunque circula por otros géneros –pasó buena parte de 2018 tocando boleros con El Bloque, en Chile, por ejemplo-, reconoce en el tango su capital.
Los Crayones forma con tres bandoneones, dos violines, contrabajo, piano y dos cantores. Y esa primacía de los fueyes por sobre los violines da una pauta de la intensidad con la que sale el sonido de la orquesta. Si a eso se suma una filiación puglieseana para los marcattos el resultado es un sonido contundente. Y si además se tiene en cuenta el repertorio, que incluye clásicos de hoy como “La mitad” (Acorazado Potemkin) o “Por tres monedas” (Peligrosos Gorriones), es inevitable agregarles la etiqueta de “rockeros”.
Puesto a reflexionar sobre los ciclos de la música popular argentina y el ida y vuelta entre tango y rock, Terranova sabe dónde está plantado. “Charly, Spinetta y todos ellos le pusieron su impronta, sus recursos, a lo que hacían. Eso es lo que tiene más valor en el arte. Cuando vos generás algo y le ponés tu condimento. Ahí es donde las cosas cobran sentido. Cuando el artista respeta el tiempo y espacio en que vive”.
“Cuando armé la orquesta pensé en ir por el lado del nuevo repertorio, pero después no me quise poner ninguna atadura, sino hacer temas que nos gusten y que se puedan adaptar, no importa de dónde vengan”, explica el violinista. A un año y medio de su formación, es fácil pensar que estaba todo planeado, que el sonido del conjunto es tal cual fue concebido desde el minuto cero. Pero Terranova jura que no fue así.
Llevaba año, año y medio sin tocar tango, después de abandonar la Fierro. “Hasta qué un día me dije ‘¿qué estoy haciendo? Si yo siempre hice tango!’ –recuerda- y empecé a llamar amigos”. A la semana estaban ensayando y cuatro o cinco ensayos después, como la cosa parecía marchar hizo otro llamado. “Julio, ¿podemos tocar en tu espacio?” Y Julio –que es Coviello, otro ex Fernández Fierro, actual Cañón- aceptó encantado.
El sonido de Crayones es fiel expresión del modo en que Terranova concibe el tango. Con Pugliese, Troilo y Piazzolla como referentes para la composición, con los instrumentos bien potentes (“a los instrumentos, con nuestras limitaciones y capacidades, les damos rosca, creo que hay que tocarlos fuerte para que suenen bien”, plantea), y un método a la hora de entrar al estudio de grabación más cercano al de una banda de rock que al de una orquesta típica.
A esa fórmula –si se la puede llamar de ese modo- se agrega la convicción de que versionar un tema le extiende la vida. “Si me pongo a pensar en los temas que me gustan, más del cincuenta por ciento son del rock, pero al mismo tiempo hay cosas como ‘Por tres monedas’ que lo hizo una banda de rock, pero es un re tango, el tema está buenísimo y si lo dejamos sólo en una canción de un tipo, se muere ahí o se muere con él; si en cambio la pasamos a otro género, tiene un recorrido mucho más largo”, reflexiona el director. “¿Cuántas versiones hay de ‘Sur’? ¿Cuántos tangos tienen muchas más versiones que ‘Yesterday’, de The Beatles? Por eso el tango es tan groso. No sé si otros géneros lo consiguen igual. El rock es muy del autor, de que me compongo mi tema y queda ahí, capaz es un temazo, pero se muere. Y la cultura, sobre todo en nuestros países latinoamericanos, da para hacer de todo”.
En ese sentido, quienes tuvieron la fortuna de escucharlos en vivo, además de la pequeña muestra de cinco simples que se pueden escuchar en Spotify, dan cuenta de lo variado de su repertorio inicial. Ahí entran desde “Chiru” (de su compañero de generación, el pianista Julián Peralta) hasta “A desalambrar” (de Víctor Jara) y otras del cancionero popular y rockero chileno, mexicano y uruguayo. Al disco, finalmente, irán otras como “Sin excusas” (de Chico Trujillo), “Detrás de los cerros” (Jaguares) y las mencionadas “La mitad” y “Por tres monedas”, además de composiciones propias.
“¿Qué hace que uno pueda ser un tango y otros no? No hay algo técnico, tipo tal acorde, tiene más que ver con el ritmo, con la cadencia, con que se pueda adaptar”, busca Terranova una explicación. “Los pibes me vinieron con mil temas, y capaz estaban re buenos, pero no los podía adaptar, pero ahora por ejemplo empezamos a hacer ‘La Sed’, de Daniel Melero, que pensé que iba a ser imposible, y de pronto re daba para un tango”. Sin buscarlo, el violinista define la línea de acción de Los Crayones: “Queremos agarrar canciones de cualquier lugar y ponerles una línea, hacerlas coincidir en un estilo que quizás uno no imaginaría que podían venir así al mundo”.