8 M, 8 M, el dibujo del 8 acostado –el símbolo del infinito- y la M, con la pelvis, a ritmo de la música, es el festivo corolario de un taller que la terapeuta somática, bailarina y pedagoga corporal Maica Martínez ideó para el 8 de marzo. Todas las asistentes movieron el periné de manera consciente durante más de una hora y en el final, y bailaron al ritmo de ese grupo muscular del que poco se habla, y mucho menos asociado al placer. En otro taller, las asistentes arman un clítoris con plastilina. En verdad, lo que construyen es lo que se llama suelo pélvico, y los huesos de la pelvis que muestra la coordinadora están posados sobre un pañuelo verde. Maica Martínez se fue a Barcelona hace 23 años, fue bailarina prácticamente desde que nació y hace nueve años se instaló en Menorca, una de las islas Baleares. Allí tuvo a su hija más pequeña, y afianzó muchas de las ideas que venía desarrollando sobre el cuerpo y el movimiento. La necesidad de formación la llevó hacia Nuria Vives, y allí se apropió del concepto Pelvis Libre. Al observar a sus tres hijos en la cotidianidad, Maica desarrolló el concepto de ecología corporal. “Cuando los chicos empezaron el cole, fue una cuestión sorprendente ver una degradación de la columna vertebral, de la postura, y cómo eso se instalaba también en el humor, en el ánimo. Ecología corporal salió como una propuesta de taller para el aula, y comenzamos a trabajar en Ciutadella (Menorca) con esa idea. Finalmente, cada vez fue participando más en nuestra propia manera de hablar, y en algún momento sentí la necesidad de decir, bueno esto es lo que estoy buscando, este es el trabajo que hago hace tanto tiempo sin saber cómo se llama.”
Ecología Corporal es este concepto, “una manera de entender, de dar un marco didáctico a una relación dialéctica corporal –desarrolla Maica--. Hay tres principios que nos interesa ver cómo se relacionan entre sí, pero dentro también de un tiempo, un espacio, un entorno vital. Estos principios son el equilibrio, la sostenibilidad energética y el bienestar. Toda vida tiende a articularse sobre estos tres principios”.
En esa línea, la pedagoga corporal empezó a “jugar con la idea del cuerpo casa, el cuerpo como un entorno que depende de esta interrelación para poder lograr comunión en sí mismo, comunión en relación con la conciencia, pero sobre todo en relación con la plenitud, con la satisfacción de sí mismo, con la sensación de estar en uno mismo”. Las casas son la craneal, la toráxica y la pélvica. “En esta observación de nuestros hijos, veíamos cómo estas tres casas se desalineaban en los cuerpos de los chicos cuando volvían del cole, y cómo en el transcurso de la tarde volvían a organizarse, y cómo eso también atendía a todo ese otro espectro del entorno de la vida de estos chicos, de estos cuerpos, incidiendo en la curiosidad, en la creatividad, en la inquietud del juego. Todo esto fue horadando, se fue posando hasta que pudimos registrar ecología corporal.” La ecología en su forma más macro es una preocupación que considera “urgente, a nivel de lo social, de un cambio, una transformación social que debemos hacer ya. Muchos colectivos, muchas organizaciones empiezan a abrir esta mirada casi con impotencia a algo que se nos viene encima y que no sabemos cómo vamos a resolver. Al mismo tiempo crece la depredación, crecen ideas del súper capitalismo, del Grupo de los 5, todas estas cosas que seguimos viendo como una tendencia a una robotización de la vida, de los cuerpos también. Y mientras esta ansia de depredación humana se fomenta por una banda, por la otra aparecen cada vez más estas voces que nos convocan a decir que debemos replantearnos nuestra vida, tenemos que poder plantearnos qué estamos haciendo, cómo terminamos con esto de haber trasladado el deseo y la curiosidad al consumo”.
Para Maica, que es muy crítica con “la manera en la que vivimos”, la ecología corporal nació en la línea de “una ecología social, una ecología feminista. En todo esto, personalmente, yo tenía la necesidad de decir y el cuerpo qué, y el individuo qué, y la persona qué. En esta idea de ver cómo lo que nosotros vamos tomando desde el entorno de lo social se impone en el entorno individual”.
En esa línea de pensamiento, que recoge más de tres décadas de investigación, ahora le resulta transparente la influencia del patriarcado en toda la organización corporal, y su impacto específico en las mujeres. “Algunas prácticas, como por ejemplo el yoga, hicieron una interrupción en la manera en la que yo estaba pensando el cuerpo. Había cosas que ya me electrocutaban, pensándolas o dándolas. Y coincidieron también algunas cuestiones. Yo experimenté un episodio de cáncer en el cuello del útero, uno de estos que nos matan a las mujeres, que abre un paréntesis en mi propia historia personal pero también en esta historia colectiva, de la violencia con la que cierto discurso médico ginecológico actúa sobre el cuerpo de la mujer, y siempre culpabilizándonos, siempre entramado por ese discurso religioso que sigue diseminando sobre nuestras mentes la idea del pecado, la mujer como esa gran pecadora y el sexo de la mujer como el lugar de la concupiscencia.” Todas esas ideas se le hicieron carne en su paso por el sistema médico, algo que ya había experimentado en el parto de su primer hijo. “Hablo de cómo se atiende por ejemplo el virus de papiloma humano. Por ejemplo, en España se promueven las vacunas del papiloma humano a mujeres que tienen 12, 14 años, y sabemos que es una transmisión del varón. Entonces, entre otras cosas, no sabemos por qué vamos a decidir la sexualidad de mujeres de 12, 14 años, si no sabemos si querrán ser heterosexuales por ejemplo, por qué las vamos a vacunar, hacia dónde les mueve su orientación sexual. Entonces por qué voy a dar por hecho que el padrón de esa niña es que será heterosexual. Me parece de una violencia y de una irresponsabilidad brutal. Por otro lado, por qué no se resuelve una vacunación para el varón. Bueno, todas estas cuestiones que también me llevaron a hacer enlaces con esta verdad que a mí me cae como una losa una y otra vez: no hay un sitio donde no nos haya penetrado el patriarcado”, dice con toda conciencia de la elección de la palabra penetrar.
En el yoga –que practica y enseña hace 25 años- le hacía ruido la idea de pelvis neutra. “Me empezaba a herir de alguna forma.” Todas estas cuestiones fueron inquietándola lo suficiente para convencerla de salir de la isla a estudiar. “Fue parte del trabajo personal de ponerme a mí en prioridad, de ponerme primera en la lista de las personas importantes de mi vida, por primera vez en mí, que es otra de las cosas que pienso que las mujeres tenemos que entrenar. Sucedió que entonces empecé estudiar con mi maestra Nuria Vives y ahí terminé de darle una comprensión más macro, más panorámica, a esta visión caleidoscópica que veníamos teniendo de ecología corporal”, relata sobre el proceso que la llevó a poner el foco en el periné.
Además, dejó de pensar en sus cuestionamientos como faltas al dogma de cada disciplina, para habitar sin concesiones las preguntas. Con Nuria Vives escuchó por primera vez “pelvis libre”. “Fue como decir… claro, sí, gracias, un gracias gigante”. Ese concepto venía relacionado con el parto y las dificultades que generan las prácticas médicas hegemónicas. “La prohibición de la libertad de movimientos y de variación de posiciones en el trabajo de parto, que es como muchas veces actúa el sistema de salud en el cuerpo de la mujer en la labor de parto, inhibiendo esta pelvis libre que es fundamental para el desarrollo del nacimiento de la persona, porque el movimiento de la pelvis, las diferentes orientaciones, y la gran movilidad que puede llegar a desplegar una pelvis en trabajo de parto, tiene el sentido intrínseco de apoyar a la actuación de la persona que está naciendo, al bienestar de la persona que está naciendo, no solamente el bienestar en cuanto a facilitarle el paso, que no es poca cosa, sino también a la relación psicoafectiva con la madre”, desarrolla Maica.
La pelvis libre desplegó rápidamente otros sentidos. “Ahora trabajo mucho sobre las lesiones o los malestares que puede traer la pelvis fija, la pelvis neutra y a partir de ahí también descubrí la idea del sacro feliz, el sacro contento. Para mí fueron como una disrupción del pensamiento, fue como decir sí, gracias, esto era lo que yo necesitaba oír y no podía nombrar”. La pelvis es la estructura ósea del centro del cuerpo y el sacro, un conjunto de cinco vértebras soldadas, en el final de la columna vertebral. Esa fue la puerta de entrada a todo un universo que todavía explora.
Pelvis libre es un punto de partida, una forma de entender el placer desde la libertad de movimiento. “Fue un concepto que redefinió y le dio luz a aquello que veníamos debatiendo, explorando, con mi compañero Ariel Procajlo, y llegar allí fue ver cómo el camino se abre en medio de un bosque oscuro. A mí me sirvió para validar aquello que estaba sintiendo, y a partir de ahí todo se fue encastrando. Ha sido como una… yo no sabría decir quién vino primero, si pelvis libre o ecología corporal”.
Porque nada es sin los cuerpos, encontrar estas posibilidades le permitió a Maica explorar nuevas formas de vivir. “La noción de pelvis sujeta afecta a la organización interna, a la musculatura perineal, que es el sostén de las vísceras, de la matriz, y afecta nuestra potencia energética. Los ovarios son una especie de semillero de potencia energética. La potencia ovárica representa nuestra creatividad más profunda. Entonces sí podemos decir que una pelvis libre permite o encausa a un periné también despierto, atento, integrado, perceptivo, que se organiza con esas otras potencias, no solamente la potencia ovárica sino también la respiración”, lanza sobre la propuesta que traerá el próximo sábado 14 y domingo 15 de diciembre a la ciudad de Buenos Aires, en un taller que lleva por nombre “Entrenamiento consciente del periné y cultivo de la energía femenina”, y que se dictará en Espacio Transparente (Galicia y Olaya, en Villa Crespo), con esta descripción: “taller teórico práctico donde aprendemos y compartimos con mujeres a través de las vivencias y en relación a cada cuerpo y su sexualidad”.
Para mayor información, se puede escribir a [email protected]">[email protected] o al whatsapp +54940922131. Maica dará además una master class llamada “Periné, territorio de sostén, placer y resistencia”, en la que participará Laura Miyashiro, tomando registro gráfico de la sesión en papel y crayón. “Ella es una artista ilustradora que reside en Menorca y estará eventualmente en Buenos Aires –cuenta Maica-, para participar de la experiencia.”