Los abrazos y lágrimas se multiplicaron ayer al mediodía en la explanada del Centro de Justicia Penal: por unanimidad y por femicidio, la Justicia condenó a prisión perpetua a Federico Aranda, quien era pareja de Nadia Benítez, asesinada en 2017. El tribunal conformado por Román Lanzón, Ismael Manfrín y Mariano Aliau descartó de plano la teoría del suicidio o accidente, y habló del flagelo cultural de la violencia machista. La lectura fue una suerte de adelanto de los fundamentos del fallo que aplaudieron familiares y organizaciones que luchan por los derechos de las mujeres. "Esperamos que hechos como éste no se den más", dijo el fiscal Adrián Spelta.
El juicio que comenzó hace dos semanas terminó ayer con una respuesta judicial que llevó alivio a la familia de la víctima, que tenía una hija adolescente con el acusado. Cuando comenzó el juicio, los magistrados se trasladaron a la vivienda de Pasaje Einstein al 5700, en cuyo patio fue encontrado el cuerpo de la mujer de 32 años, la madrugada del 6 de febrero de 2017, con lesiones en el cráneo y el rostro. Aquella noche Federico Aranda estaba en supuesto estado de shock. Fue él quien al principio habló de un presunto suicidio. Sin embargo, desde los primeros hasta los últimos peritos dudaron de esa teoría. "No coincidía la trayectoria (desde la ventana de la planta alta) con el cuerpo en el suelo", dijo uno de los especialistas durante el debate. Tampoco las lesiones en el cuerpo de la muchacha.
"Homicidio doblemente calificado por el vínculo y por femicidio", fue la acusación de Spelta, a casi tres años del hecho que conmovió a barrio Ludueña. La teoría del caso del funcionario judicial giró entorno a una discusión puntual de la noche del hecho, pero que ató a un historial de violencia que arrojó la investigación. "Fueron a cenar a la casa de unas amigas. Allí hubo una conversación que no le gustó y enojó a Aranda, por lo que se fue y al rato volvió a buscar a Nadia. Sabemos que llegaron a la casa, sacaron el auto de la hermana de Nadia que estaba en la cochera, ingresaron el de ellos, siguieron peleando, subieron, tomaron cerveza, tuvieron relaciones y luego Nadia le mandó el último mensaje a su amiga: 'Federico es un pelotudo'. Seis minutos después estaba muerta", relató Spelta. "Federico se fue a buscar drogas, ella pretendió impedirlo, entonces la tomó del cuello y con un elemento contundente le pegó en la frente", aseguró el fiscal.
Entre los testimonios, la mejor amiga de Nadia contó cómo fueron las horas previas al femicidio y habló de situaciones de violencia de las que fue testigo. "Esa noche él estaba alcoholizado, cargoso con Nadia. Ella le decía que se tranquilice, que estaban en casa ajena. Nos sacamos fotos, comimos y después hicimos un video para reírnos un poco, y que Nadia no la pase mal", relató la testigo. También contó que el acusado no se hizo cargo de su hija hasta los 6 años.
Durante la cena, surgió la problemática de consumo del acusado. "Le dijimos que ya tenía que dejar esa vida, que tenía una hija. Se puso nervioso y se enojó", dijo Fátima. La testigo también recordó un suceso de las Fiestas de 2014. "Después de las 12 fui a pasarla con ellos y la hermana de Nadia. Subimos a la casa, tomamos cervezas y a las 6 AM él dijo que iba a comprar cigarrillos. Nadia le decía que no, que ya se iban a dormir. Le agarró la remera y él le empezó a pegar piñas en la cabeza", contó.
Los peritos fueron contundentes: "Esa noche se nos indicaba suicidio con arrojo al vacío, pero no coincidía la trayectoria con el cuerpo en el suelo. Estaba muy desplazado el punto desde donde supuestamente se había arrojado. Para nosotros, no estaba en el lugar donde debería haber caído, era un desplazamiento de más de dos metros". Los magistrado tomaron ese y otros testimonios y pruebas objetivas para descartar la teoría del suicidio o accidente, que planteó la defensa.
"Descartamos la posibilidad de una caída casual y la hipótesis suicida", dijeron los magistrados, quienes recordaron que la víctima tenía un orificio en la frente. Además, comprobaron que el acusado tenía arañazos y el ADN del acusado estaba en las uñas de la víctima. También consideraron los dichos de Aranda como "evidentes mendacidades"; y mencionaron que varios testigos dieron cuenta de antecedentes de violencia.
"El lamentable desenlace se inscribe en un contexto y entorno cultural donde los problemas de una pareja generan una espiral de violencia que afecta particularmente a las mujeres", expresaron.
Afuera del tribunal, el grito fue al unísono: "Nadia Benítez, presente, ahora y siempre".