Los ángeles de Charlie 4 puntos
Charlie’s Angels; EE.UU., 2019.
Dirección: Elizabeth Banks.
Guion: Elizabeth Banks, Evan Spiliotopoulos y David Auburn.
Duración: 118 minutos.
Intérpretes: Kristen Stewart, Naomi Scott, Ella Balinska, Elizabeth Banks,
Patrick Stewart, Djimon Hounsou.
La serie fue un éxito gigantesco en los Estados Unidos y la popularidad por estos pagos hizo que las repeticiones de las cinco temporadas originales se desplegaran a lo largo de la década del 80. Luego llegó el reboot cinematográfico a comienzos de milenio, con la tríada Barrymore/Diaz/Liu tomándose a la chacota lo que originalmente ya tenía una gruesa pátina de auto ironía. El final de 2019 llega con una nueva reinterpretación del grupo de bellas y mortíferas “ángeles”, proyecto coescrito y dirigido por la comediante Elizabeth Banks, aunque parte del rodaje parece haber sido tercerizado a la segunda unidad de producción, dedicada a la puesta en marcha de las escenas de acción. Esta reluciente Los ángeles de Charlie está más cerca en espíritu a un posible capítulo del universo Bond que a la parodia, por momentos surrealista, de las apariciones de hace dos décadas. Eso y, desde luego, el necesario (¿obligatorio?) tuneo ideológico a tono con los tiempos de empoderamiento femenino. En otras palabras: afuera la proliferación de curvas turgentes que habitaban las versiones previas, adentro la sororidad recargada y a prueba de balas.
La excusa narrativa, luego de un prólogo cien por ciento bondiano, incluye a una brillante ingeniera del ámbito empresarial (Naomi Scott, Jasmine en la reciente Aladdín) que, de la noche a la mañana, descubre que la novedosa tecnología energética que está desarrollando puede ser utilizada con fines nada santos; léase, como un arma imposible de rastrear. Hacia su encuentro se dirigen dos empleadas de la empresa de recontra-súper-espionaje comandada por el invisible Charlie, Sabina (Kristen Stewart) y Jane (Ella Balinska). Pero las cosas salen mal y todo termina en una secuencia de persecución automovilística a la vieja usanza, aunque editada de forma escasamente estimulante. Corte a Berlín –como Río de Janeiro y Estambul, otra de las ciudades utilizadas como fondo escenográfico–, donde los ángeles y su protegida se reúnen con un mando alto de la organización (la propia Banks) y un experto en indumentaria y armas secretas, nuevo guiño a la saga del agente 007.
La trama seguirá por derroteros convencionales y previsibles, con muchos de sus giros anticipados por planos detalles o miradas en escorzo de los personajes. De todas formas, el mayor problema de los ángeles cosecha 19 no es tanto su condición derivativa como la incapacidad para hacer del material algo más que un bolo de ideas, imágenes y sonidos regurgitados. Y la falta de humor que, a pesar de los muchos y variados gags que atraviesan las dos horas de metraje, casi nunca logra dar en el blanco. Más allá de los diversos peinados y constantes cambios de vestuario y maquillaje, el talento de Stewart está completamente desaprovechado, en una película que ni siquiera sabe sacarles partido a los planos de reacción de su principal estrella.