Hace trece años nació la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales de España, más conocida como CIMA. Sus objetivos son fomentar una presencia igualitaria de las cineastas y profesionales del sector contribuyendo a una representación equilibrada y realista de la mujer dentro de los contenidos que ofrece el medio. La integran 500 mujeres profesionales: directoras de cine y TV, guionistas, productoras, actrices, montajistas, compositoras y representantes de los distintos departamentos creativos o técnicos. Su presidenta es Cristina Andreu Cuevas, quien además es miembro fundadora de la Asociación. Trabajó como directora y guionista de cortometrajes, script y asistente de dirección en largometrajes, documentales y reportajes para diferentes productoras. Fue guionista y directora de Brumal -ficción basada en la novela en Los altillos del Brumal, de Cristina Fernández Cubas-, por la que fue nominada al Goya a la Mejor Dirección Novel.

En el marco del 31º Festival Nacional “La Mujer y el Cine” (ver nota aparte), Andreu Cuevas firmará un convenio de coparticipación con la Asociación La Mujer y El Cine de Argentina y este viernes a las 18 brindará una conferencia en el Malba, con entrada gratuita. El convenio tiene una importancia vital para el desarrollo e impulso de las mujeres en la industria audiovisual. Entre otras cosas, se fomentará la exhibición de películas y cortometrajes de directoras de ambos países, logrando visibilizar la mirada de las mujeres. Además, se realizarán acciones con el objetivo de generar políticas con perspectiva de género. “Permitirá trabajar muchas cosas en común”, señala Andreu Cuevas a PáginaI12 y también destaca una diferencia: “Como asociación diferimos porque La Mujer y el Cine lleva mucho tiempo, pero son socias y creo que hace falta eso para poder ser un interlocutor con las políticas. Entre las dos asociaciones nos iremos ayudando. Además, queremos hacerlo con todos los países latinoamericanos”, agrega la presidenta de CIMA.

-¿La disparidad de género en la industria audiovisual es un problema global?

-Totalmente. Nosotras hacemos un informe anual, así nadie nos puede cuestionar si los datos son falsos o no. Por ejemplo, en Europa el 21 por ciento de las películas son dirigidas por cineastas mujeres. Del 2013 al 2017, en Europa se hicieron 3618 películas dirigidas por mujeres y 16789 por hombres; es decir, que la diferencia es muy grande. En Estados Unidos pasa exactamente lo mismo: más o menos es el 20 por ciento. Nunca pasamos del 25 por ciento. Solamente lo consiguió Ana Serne, directora del Instituto de Cine de Suecia. En cuatro años logró que haya un 50 por ciento de mujeres y un 50 por ciento de hombres en dirección.

-¿Qué avances obtuvieron y qué soluciones deberían pensarse para lograr una mayor igualdad de género en el sector?

-Hubo pocos avances, pero yo creo que ahora las mujeres estamos mucho más unidas, por lo menos en España. A CIMA nos llaman siempre que hay alguna reunión del sector. Siempre somos invitadas y a nadie se le ocurriría tomar ninguna medida sin contar con nosotras. Como la legislación es diferente a la de Argentina hay cosas que no son iguales, pero sí coincidimos en la mirada. CIMA ha pedido que el audiovisual sea un ámbito que se deba considerar para luchar contra la violencia de género. Ahora, en las películas que fomenten la igualdad se pone un cartel que señala: “Esta película fomenta la igualdad”. Son pocas cosas, teóricas se podría decir, pero estamos luchando mucho. Tenemos un Plan, que esperemos que con el próximo gobierno se cumpla. Nuestra meta es llegar en cinco años a un 60 por ciento de hombres y un 40 de mujeres. Lo que necesitamos es voluntad política.

-En 2018 CIMA se unió a distintas iniciativas internacionales como #Time’s Up, movimiento contra el acoso sexual fundado el 1º de enero de 2018 por celebridades de Hollywood en respuesta al efecto Weinstein y al movimiento feminista #MeToo, que reclaman un sector cinematográfico donde la igualdad esté garantizada por derecho. ¿Qué posibilitó esta unión?

-Bueno, posibilitó la unión de todas las mujeres. Por ejemplo, nosotras pertenecemos a la ONU; es decir, que vamos uniéndonos y teniendo reuniones periódicas sobre algunos temas. Como Time’s Up nació en Estados Unidos, las problemáticas son diferentes. Yo creo que todo empezó con el #MeToo, que fue el detonante, sobre todo por los abusos sexuales. Pero nosotras no hemos detectado tanto eso en España. Lo que hay es un abuso de poder de los hombres sobre las mujeres.

-¿No hubo un cambio a nivel global con respecto a la violencia de género en el espacio audiovisual a partir del efecto Weinstein?

-No. Yo creo que no lo hubo porque ellos no se lo toman en serio. A los hombres se los mira más, no es tan fácil hacer bromitas, aunque se siguen haciendo. Pero un cambio como parecía que se iba a hacer, yo creo que no se ha logrado. Además, todo el mundo hablaba de lo morboso, del acoso sexual, por ejemplo. Nos llamaban de los medios mucho por eso, que es terrible pero no es lo que más ocurre. Lo que hay más son abusos de poder, que no se contrata a mujeres, que los sueldos son más bajos y todo ese tipo de cosas. Pero Weinstein en sí generó poca cosa real. Que ahora los hombres lo piensen más antes de hacer una bromita a las mujeres, sí, pero como no sigamos luchando, esto se pasa muy rápido. La gente es muy olvidadiza.

-En la Argentina hay muchas directoras, pero faltan más oportunidades para más mujeres en otros eslabones de la cadena de producción. ¿España tiene un problema parecido?

-Sí. De todos modos, me gustaría saber qué presupuestos tienen esas mujeres en Argentina porque en España, por ejemplo, la diferencia, en general, entre una película dirigida por una mujer y otra dirigida por un hombre es de un millón de euros.

-¿No hay un marco regulatorio?

-Todavía no se han cumplido las acciones legales. Quiero decir, en España hay una Ley de Igualdad. A esa normativa la tienen que cumplir todos los estamentos públicos. Y no la cumplen. ¿Por qué no la cumplen? Porque no hay multas. Es como si yo agarrara un coche y fuera a 350 kilómetros por avenida Corrientes y cuando viniera el agente de tráfico, yo le dijera: “Es que sabe, esta Ley de Tráfico no me convence mucho. No estoy muy de acuerdo”. Eso es lo que pasa con la Ley de Igualdad. No la cumplen.

-¿No hay una normativa del Instituto de Cine para que cobren el mismo subsidio si son hombres o mujeres?

-Eso sí se da, como sueldo es el mismo. Lo que quiero decir es que a las mujeres se las produce cuando los presupuestos son bajos. En España hay muchas más mujeres haciendo documentales que ficciones porque el documental es más barato. El problema es cuando sube la cantidad. Allí empiezan a desaparecer las mujeres. Cuando el presupuesto de una película es bajo, hay más mujeres. Siempre. En muchos países latinoamericanos es así. En el momento en que sube el presupuesto empiezan a desaparecer las mujeres. Por eso lo que hay que ver es que los productores no producen en las grandes películas a mujeres.

-Una pregunta más allá del audiovisual: ¿Está al tanto de la lucha por la reivindicación de las mujeres en la Argentina contra la violencia de género y la lucha por la legalización del aborto?

 

-Totalmente. Mira el abanico que llevo (muestra un abanico rojo que dice: Ni una menos). Y nosotras nos solidarizamos cuando fue la marcha por el aborto en la Argentina. Nos manifestamos muchísimas mujeres frente a la Embajada de Argentina, con el pañuelo verde. Ahora, con las redes sociales apoyamos todas las reivindicaciones de las mujeres en la Argentina.