"Y la culpa no era mía ni dónde estaba ni cómo vestía. ¡El violador eres tú!, ¡son los pacos!, ¡los jueces!, ¡el Estado!, ¡el presidente!", corearon un centenar de mujeres con sus ojos vendados frente a los Tribunales en Santiago de Chile. La performance que se viralizó, enmarcada en el día internacional de erradicación de la violencia contra la mujer, apuntó contra las detenciones, heridas y abusos sexuales del que las mujeres son víctimas por parte de los Carabineros desde que iniciaron las protestas hace más de un mes.
Desde el inicio de las protestas sociales contra el modelo neoliberal chileno las intervenciones artísticas se transformaron en una herramienta impactante de denuncia, que se expresa desde las pintadas en las paredes hasta interveciones escénicas, performáticas o musicales que involucran a cientos de personas.
La acción realizada el lunes pasado en la Plaza de Armas, ubicada entre La Moneda y la ya emblemática Plaza Italia, rebautizada Plaza Dignidad, fue convocada por la colectivo La Tesis bajo el nombre "Un violador en tu camino". Pero la intervención, de convocatoria abierta, que se viene repitiendo en distintas ciudades chilenas, tomó otro matiz ante las 79 denuncias de violencia sexual contra Carabineros registradas por el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) desde el inicio de las movilizaciones.
El reciente informe de Human Rigths Watch , que denuncia las "graves violaciones a los derechos humanos en Chile", ratificó ayer que los agentes de Carabineros son más propensos a obligar a desnudarse a mujeres y niñas que a hombres.
Acciones cargadas de denuncias
Las intervenciones artísticas fueron creciendo durante las semanas de protesta ante la negativa del presidente Sebastián Piñera de reconocer el nivel de violencia ejercido por las fuerzas policiales, que dejaron una marca irreversible en más de 220 chilenos y chilenas: la pérdida de uno de sus ojos por el disparo con perdigones directo al rostro.
Llevar un parche en el ojo en las protestas fue una de las formas de denunciar lo ocurrido, de solidarizarse con los heridos en las protestas, pero una acción en un shopping de Viña del Mar llevó la denuncia a los consumidores distraídos cuando decenas de ojos calleron desde un primer piso a uno de los pasillos por donde se paseaba la gente.
Otra acción realizada por el Comité de artistas urbanos de Antafogasta puso de relieve la indiferencia del presidente Piñera en sus reiteradas conferencias de prensa para dar el parte de su parte de situación, mientras en las calles aumentaban las víctimas sin que el Estado ordenara detener la represión.
La modificación del sistema privado de jubilaciones es otro de los grandes reclamos de los chilenos y chilenas que desde el 18 de octubre salen a las calles contra el modelo económico. La dificultad de los jubilados chilenos para cubrir el costo de vida con la pensión que reciben fue sintetizada por una de las víctimas del sistema privado, que marchó en la Plaza Dignidad arrastrando la pesada carga de sus medicamentos.
Desde la histórica marcha del millón , la más grande desde la vuelta a la democracia en Chile, la canción de Victor Jara "El derecho a vivir en paz" se transformó en emblema de las protestas y motivo de encuentro para quienes exigen un cambio en el modelo chileno, a tal punto que las movilizaciones lograron el inicio del proceso para la modificación de la constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet.
La icónica canción del músico desparecido en la dictadura sonó por primera vez frente a la Biblioteca Nacional en una convocatoria hecha por el colectivo Mil Guitarras, pocas horas antes de que la Plaza Italia se colmará de miles y miles de chilenos y chilenas aquel 25 de septiembre.
A más de un mes del estallido social, "Derecho a vivir en paz" es un himno que la Orquesta Sinfónica de Chile a interpretado públicamente en distintos espacios públicos para continuar manteniendo vivo el reclamo.