Para mí fue muy importante. Hay un momento crossover donde pasás del under o ser de culto a ser reconocido. Esa bisagra fue una tapa del NO. Me acuerdo de que me llamó Roque Casciero para decirme que ganamos la encuesta de músicos. Me pidió que le dijera unas palabras y vino Ceci Salas a mi casa para hacer unas fotos. Fue un momento de total alegría y sorpresa, de los más vertiginosos, por los tiempos del periodismo. Por un lado tuve que hablar con Roque para contarle qué es lo que pensaba de algo que me acababa de sorprender, y a los minutos llegó Ceci con una corona y un ramo de flores para hacer la producción. Lo que hicimos fue evocar la tapa de Frank Black de Teenager of the Year, que parodiaba una reina de belleza, pero varón y gordo. Fue muy lindo porque fue evocar a un tipo que admiro, un gordo genial, como yo, medio ambiguo, divino, hermoso.

Las encuestas de fin de año se dividen en dos: la cuantitativa, la de los lectores, que siempre gana el más convocante, el best seller; y la cualitativa, que para mí es la prestigiosa porque eligen los músicos. Esa fue la que ganamos ese año con El mamut y después con Ringo.

La anécdota que tengo es la alegría de que esa tapa del NO haya sido esa bisagra entre mi larga carrera de culto y underground, y el mainstream. Fue a partir de ese disco, las encuestas y los premios que obtuvo que pasamos a jugar en Primera. De hecho, mi primera nota importante también fue con Roque. Una tapa donde me presentó al gran público, titulada “¿Dónde está Walas?”. Me sentó en un bar de San Cristóbal y me preguntó: “Walas, ¿quién sos?”. Me mató porque me llevó al plano del psicoanálisis: flor de periodista. Y Ceci flor de fotógrafa: una vez me subió al ring del club de boxeo en Parque Patricios donde boxeaba Ringo, me clavó unos guantes e hicimos fotos. Esa nota la hizo Facu Soler, y me juntó con la novia de Ringo Bonavena. ¡Estuvo buenísima!