Paloma del Cerro reparte sus días entre México y Argentina. Por una mezcla de azar y elección personal, pasó gran parte del año en Guadalajara, actualmente su segundo hogar. “Fui mamá”, avisa con emoción apenas comienza la charla con Página/12. Hace cinco meses nació en tierras mexicanas su hija Uma ("agua" en lengua aymara) y el poder de la maternidad hoy atraviesa sus días. “Quería tener un parto con parteras mexicanas. Parí en casa, con una hermosa ceremonia de recibimiento, cortamos el cordón con una piedra obsidiana y nos tomamos el tiempo para que ella llegue bien”, cuenta Del Cerro, quien acaba de lanzar su tercer disco, Ama (2019), que presentará hoy viernes a las 21 en La Tangente (Honduras 5317).
“Cuando empecé a soñar este disco, Uma no estaba en los planes. Sí me había preguntado si quería ser mamá y ella se me venía apareciendo en diferentes rituales. En paralelo empezamos a hacer el disco y cuando quedé embarazada me di cuenta que había tres canciones dedicadas a la maternidad: ‘Almitai’ (que tiene de invitado a Rubén Albarrán, de Café Tacvba), ‘Mi amor te protegerá’ (con Daniel Melingo) y ‘Recién he llegado vidita’, de Leda Valladares… Ah, ¡también está ‘Yemanjá’, que habla sobre la diosa de la fertilidad, del mar, donde viene la vida”, detalla, luego hace una pequeña pausa y reconoce: “Son canciones un poco premonitorias”.
Y, claro, es un disco con una impronta mexicana. Un ejemplo es la cumbia "Voladores de Papantla". “Tiene que ver con la cosmovisión de los rumbos del universo. Es mi primer año viviendo en México y lo que más quiero es aprender de este país tan mágico, porque tiene mucha sabiduría ancestral en cada esquina”, sostiene la cantante y compositora. “’Suéltalo’ tiene que ver con soltar pero una vez aprendido, no la cultura del descarte, sino aprender a soltar para que venga algo nuevo. Mi mamá una vez me dijo 'en esta vida hay que ser valiente'. Nos atraviesan los ciclos”.
Con la producción artística de Muhammad Habbibi Guerra, Ama propone un recorrido por los folklores latinoamericanos, pero desde un lugar fresco y actual. En sintonía con sus discos anteriores, la cantautora encuentra un equilibrio entre sonidos electrónicos y orgánicos. Un viaje que va desde el reggae espiritual “Espejo mágico” a la vidala “Recién he llegado vidita” o la tribal “Ñuquemapu”. “Paloma del Cerro es un proyecto en el que conviven muchas voces. Ninguna canción es parecida a la otra. En estas épocas, nos estamos animando a mezclar y fusionar”, dice.
“La idea es dejar un mensaje lindo también. Cuando Uma empiece a cantarlas, me va a dar mucho placer. Y me interesa que haya un pulso bailable en vivo y que sea apto para todo público. Cuando uno baila, se olvida quién es y se entrega”, entiende. “Ama es eso: saber de dónde viene cada uno y entender que nuestro cuerpo funciona con mucho amor. En estos momentos, en el que están tan fuerte el miedo y la violencia en nuestras calles, es necesario recordar que el amor es la energía más alta. Que siempre podamos volver a esa fuente”.