En un año se destruyeron 138.700 puestos de trabajo en el sector privado. Las estadísticas laborales para septiembre muestran que la pérdida de empleos se concentró en cuatro actividades directamente vinculadas a la marcha del mercado interno: la industria manufacturera, el comercio minorista, el transporte y la construcción. Las cifras oficiales muestran que la caída de puestos de trabajo registrados en la actividad privada fue parcialmente “compensada” con la creación de empleos con remuneraciones más bajas y peores condiciones como los monotributistas sociales, trabajadoras de casas particulares y los distintos niveles del sector público. Así, el retroceso neto observado en el sector privado durante septiembre se redujo hasta los 94.200 empleos cuando se contemplan todas las categorías laborales registradas en el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA).
Los datos laborales presentados el jueves por el Ministerio de Producción y Trabajo no cubren la totalidad del gobierno de Mauricio Macri -alcanzan hasta el tercer trimestre- pero serán los últimos que se publiquen durante la gestión que compartieron los ministros Jorge Triaca y Dante Sica. Las señas particulares del proceso que comenzó a finales de 2015 son tres: destrucción de empleo en el sector privado, con un protagonismo excluyente de la industria manufacturera, precarización en las condiciones laborales mediante la creación de puestos con menor protección e ingresos y, por último, una significativa pérdida de poder adquisitivo.
A lo largo de los 46 meses del gobierno de Cambiemos cubiertos por las estadísticas laborales se perdieron 282.000 empleos asalariados en el sector privado, pero los aumentos de la ocupación en rubros como Enseñanza (25.000), Salud (19.500) y Agro (4800) redujeron la pérdida neta a 224.000. En ese mismo período, la industria perdió 158.600 posiciones registradas. No se trató de un proceso excepcional ni estuvo limitado a un único sector fabril sino de una dinámica generalizada y constante que expuso el giro de 180 grados en los mecanismos de intervención estatal en los conflictos laborales. Los despidos superaron a las incorporaciones en la industria durante 44 de los 46 meses para los que existen datos. La magnitud del desplome equivale a la pérdida de 13 de cada 100 empleos manufactureros en menos de cuatro años.
Las estadísticas laborales también permiten evaluar el impacto geográfico del deterioro en las condiciones laborales. Entre los datos más alarmantes se destaca el desempeño de Tierra del Fuego, donde se perdieron 1 de cada 4 puestos de asalariados del sector privado. La crisis fueguina está vinculada directamente a las políticas de apertura comercial, los tarifazos y la contracción del mercado interno que impactaron de frente sobre la producción manufacturera provincial. Formosa, San Luis y Santa Cruz también experimentaron caídas importantes en las plantillas de trabajadores registrados en el sector privado que superaron el 14 por ciento. En términos absolutos, un tercio de las posiciones en relación de dependencia eliminadas correspondían a trabajadores de la provincia de Buenos Aires. La destrucción de empleo en el sector privado fue parcialmente compensada con empleos precarios y posiciones estatales así como mediante distintas políticas de transferencias ingresos provinciales.
Las estadísticas muestran que durante septiembre el sector industrial contabilizó 51.000 empleos menos que un año atrás y una reducción mensual de 3700 posiciones. El segundo sector más golpeado es comercio y reparaciones, donde se observa la destrucción de 41.000 puestos en relación al mismo período del año pasado y 2600 menos que durante el mes anterior. La Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), que ofrece un anticipo para la marcha del mercado de trabajo, evidencia la continuidad de la crisis: en octubre el empleo registrado privado urbano presentó una caída interanual de 2,6 por ciento en el total de aglomerados.