Cercado por el dictamen del consejo evaluador de la Procuración General, que propone su remoción por su situación de rebeldía, y ante la pérdida de apoyo político, el fiscal federal Carlos Stornelli prometió presentarse a la indagatoria ante el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, en la causa donde se investigan maniobras de espionaje ilegal con participación de integrantes del sistema político, judicial y de inteligencia (estatal y para estatal). Pasaron ya nueve meses y dos días desde la primera vez que fue llamado a declarar como sospechoso. En total faltó seis veces. Ahora está convocado para las 11 de la mañana del viernes y esta vez, según hizo saber, llevará un escrito con sus explicaciones pero aceptará contestar preguntas. Todo este nuevo escenario tiene lógica, ya que el texto de los fiscales que siguieron el proceso disciplinario, sin bien ahora parece desdibujarse, es durísimo.
El fiscal federal fue declarado en rebeldía el 27 de marzo y había sido citado por primera vez el 28 de febrero. Como reveló este diario , anunció finalmente que se presentaría ante Ramos Padilla en cuanto se enteró de que el consejo evaluador de cinco fiscales que llevaba adelante los expedientes disciplinarios en su contra acababa de firmar un dictamen. Allí le proponía por mayoría al procurador interino, Eduardo Casal, iniciar un proceso ante el tribunal de enjuiciamiento del Ministerio Público Fiscal, debido a que Stornelli permanecía “rebelde”. Si bien el consejo no está facultado para tomar decisiones y la última palabra la tiene el procurador, la opinión que emite tiene fuerte peso. Esta semana se conoció el texto del dictamen, que fue firmado los primeros días de noviembre.
Pasaron tres semanas, pero Casal no resolvió nada, decidió esperar a que Stornelli se presente efectivamente. Todo hace suponer que lo declarará abstracto, y será un problema menos para el fiscal. En todo este período, hubo idas y vueltas: cambió a su abogado Roberto Ribas por Juan Martín Cerolini, lo que llevó a una nueva postergación de la citación inicial, que era el 15 de noviembre. Luego Ramos Padilla rechazó la designación de este abogado por una sospechosa incompatibilidad: venía ejerciendo la defensa de Carlos Liñani, ya procesado, y con intereses contrapuestos con Stornelli. En el ínterin, finalmente fue designada la abogada Raquel Pérez Iglesias.
El documento del consejo de fiscales tiene cuatro votos diferentes. La mayoría integrada por Alejandro Alagia, Guillermo Pérez de la Fuente y Adriana García Netto, le señaló al Procurador que ante la persistencia de Stornelli en su posición de no presentarse a declarar como imputado, y dado que tiene inmunidad de arresto, la única salida posible es la aplicación de la Ley de Fueros que “dispone que respecto del funcionario o magistrado que no concurriese” a la indagatoria “deberá solicitarse su desafuero, remoción o juicio político (…) debe darse la apertura de la instancia del Tribunal de Enjuiciamiento del Ministerio Público Fiscal”. Alagia señala que “la remoción por jury de enjuiciamiento para magistrados y fiscales, cuando tiene por motivo la comisión de delito, exige una declaración judicial en ese sentido técnico y esto nunca sería posible si no se remueve la inmunidad de arresto”.
En un voto conjunto, Pérez de la Fuente y García Netto recuerdan que en un sumario previo que llevó adelante el fiscal Marcelo Retes (que también prolongó los tiempos a favor de Stornelli) la conclusión fue que “la incomparecencia de Stornelli constituía una falta grave” e implicaba una “obstaculización del trámite o del servicio de justicia”. También señalaba Retes el “descrédito social” que implicaba para el Ministerio Público como institución. En base a esto, el dúo de fiscales dice que la incomparecencia se perpetuó pero tampoco Stornelli puede ser obligado a presentarse. La única salida es la apertura de un jury. El fiscal Oscar Ciruzzi sostuvo que primero había que darle un ultimátum bajo apercibimiento. Julio Piaggio votó que no presentarse a la indagatoria puede ser perfectamente parte de una “estrategia procesal” y que el Código Civil “posibilita que el ejercicio de un derecho propio no puede constituir como ilícito ningún acto”.
Junto con la gravedad de estos señalamientos, sobre los que Casal no se expidió y podría dejar en abstracto, la situación de Stornelli empeoró en el expediente en todos estos meses porque se fueron acumulando pruebas a las imputaciones que pesan sobre él, y que además son más que al momento de ser citado a la indagatoria. El fiscal siempre sostuvo que consideraba que la causa de Dolores era un ataque a su investigación sobre los cuadernos, y que ahora sí puede declarar porque su investigación ya fue elevada a juicio. Lo cierto es que las acusaciones que lo complican exceden esa causa.
Por ejemplo, uno de los casos que sumó prueba es el que tiene como protagonista al ex esposo de la actual esposa de Stornelli, Jorge Castañón, que declaró y aportó elementos, como chats con la madre de sus hijas, Florencia Antonini Modet, entre otras cosas. La sospecha es que Castañón fue espiado ilegalmente por Marcelo D’Alessio por pedido de Stornelli, y que ambos planeaban ponerle alguna sustancia o elemento en su equipaje. El caos del apriete al empresario venezolano Gonzalo Brusa Dovat fue confirmado por la Cámara Federal de Mar del Plata como una extorsión para que fuera declarar para implicar a la empresa Pdvsa ante el fiscal Stornelli. También aportó elementos el abogado José Manuel Ubeira, a quien habrían intentado hacerle una cámara oculta, lo mismo que al abogado Javier Landaburu. Y hay procesados por el apriete al ex secretario de Cristina Fernández de Kirchner, Pablo Barreiro, para que se presentara en el caso cuadernos, donde su padre estaba preso. Por supuesto, está también la denuncia original de Pedro Etchebest, que contó cómo D’Alessio lo extorsionaba en nombre de Stornelli.
El fiscal ya sabe qué delitos y hechos se le atribuyen, pero en la indagatoria se lo notificarán de manera formal. La semana próxima declara D’Alessio, con la aspiración de ser arrepentido. Un personaje central en esta historia, al que ahora muchos temen.