La marca de electrodomésticos Ventura, que tuvo su momento de auge en los noventa, fue forzada a la quiebra en 2001. El proceso se encuentra aún en la etapa de liquidación de bienes para pagar a los acreedores. Dos décadas después, el banco HSBC, encargado de velar por los 10 millones de dólares que la empresa depositó para cumplir con esos compromisos financieros, le niega desde entonces transferir el dinero a Ceteco Argentina, la controlante de la marca Ventura Hermanos. El banco que preside hace ocho años Gabriel Martino asegura que por la pesificación de 2002, el dinero depositado en la cuenta judicial ahora se transformaron en apenas 850.000 dólares, es decir el 8,5 por ciento del capital ahorrado por la empresa para pagarle a sus acreedores. El último dueño y principal accionista de Ceteco Argentina Daniel Dos Reis apeló a la Justicia y el caso llegó a la Corte Suprema, quien sentenció que cuentas judiciales no son alcanzadas por la pesificación.
Tras varias dilaciones, el HSBC se presentó a fin del año pasado para que les permitan usar los fondos a discreción. La Sala B de la Cámara de Apelaciones en lo Comercial de la Ciudad de Buenos Aires no dio traslado al pedido del banco y se desentendió del tema dejando la decisión en manos de la entidad. Los acreedores y Dos Reis apelaron la medida argumentando que es la Justicia la que debe velar por el cumplimiento del HSBC como agente de custodio y se espera que vuelva a expedirse en los próximos meses y proteja el patrimonio de la empresa. La trama incluye un contrato para que Dos Reis se hiciera cargo de una deuda inexistente de 26 millones de dólares, ya que la controlante Ceteco Finance nunca ingreso al país la inversión que reclama. El documento había sido redactado por los abogados del banco, quienes fueron representantes del fideicomiso que administraba los 10 millones.
La historia
Ceteco detentaba la marca de la cadena de electrodomésticos Ventura. Esta empresa, controlada a su vez por la firma holandesa Ceteco Finance, es concursada en 1999. El empresario Dos Reis, ex representante de General Electric en el país, adquiere la sociedad en concurso. La compra se pacta en un peso/dólar, pero se hace cargo de toda la deuda “quirografaria financiera”, que consiste en la que resulta de un acuerdo entre privados, sin garantía real ni preferencia. En ese momento se planta la semilla del fraude. En esa operación se redacta un contrato en el que se impide al comprador discutir la legitimidad y detalle de la acreencia contabilizada por las partes.
El convenio se firma entre el HSBC, el Citibank, Patagonia, Galicia y el Banco Francés, además de Ceteco Finance, quien era el mayor accionista con el 52 por ciento del paquete. Este último reclamaba 26 millones de dólares. “Se firma un contrato con todos estos bancos acreedores por medio del cual se conviene que Ceteco Argentina (a través de Dos Reis, que la había comprado), iba a destinar parte de los ingresos cuando la pusiera en marcha a la cancelación de los acreedores”, explica uno de los abogados negociadores de Dos Reis.
En ese momento se designa al HSBC como administrador del fideicomiso en que Ceteco depositaría fondos para que pagara a los acreedores. Se firma el contrato, homologado por el síndico de la Corte holandesa, y se establece que todos los acreedores darían conformidad a la propuesta de pago que haga Ceteco Argentina.
Los acuerdos
En dos años la empresa comenzó a equilibrar sus cuentas y a transferir a la cuenta judicial fondos. “En esos dos años le llega a transferir 10 millones de dólares”, explica el letrado. Se cita a los acreedores entonces para hacer el pago en el marco del concurso preventivo y todos dan conformidad, con excepción de Ceteco Finance, principal accionista y mayor acreedor financiero. El resultado fue que la sociedad Ceteco Argentina termina declarando la quiebra por el incumplimiento del acreedor a fines de 2000.
El contrato también preveía que si no había acuerdo con la propuesta de pago, el HSBC tenía que transferir el dinero a una cuenta judicial en el banco (Ciudad). Con ese dinero, según lo que la Justicia dispusiera, se pagaría a los acreedores.
El HSBC no transfiere los fondos y la Justicia en ese momento tampoco fuerza al banco a que cumpla con su obligación. Ante el reclamo de los acreedores y del titular de Ceteco Argentina, el HSBC plantea que los fondos fueron pesificados después de 2001 y que los 10 millones de dólares se transformaron en 850.000. “El caso llegó a la Corte, que se pronunció a favor del demandante. Le dice al HSBC, usted es el banco administrador de los fondos, los cuales invirtió en un vehículo suyo (HSBC Argentina Inversora). Los fondos de su propiedad están pesificados, pero los de Ceteco no, porque es una cuenta judicial”, explica uno de los abogados de Dos Reis. La jurisprudencia de ese momento mantuvo las cuentas judiciales en el Ciudad sin pesificar.
Doble fraude
Este proceso judicial, que acumula casi dos décadas de idas y vueltas, se reeditó a fin de año cuando el HSBC se presentó ante la Justicia para pedir que le permitan disponer libremente como propios los fondos que quedaron depositados por Ceteco. La entonces jueza de la Sala B de la Cámara Comercial María Lilia Gómez Alonso de Díaz Cordero, quien en 2016 fue designada presidente de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional, resolvió que no le correspondía instruir sobre el manejo de esos fondos.
Dos Reis, como último dueño de la marca Ventura, apeló esa decisión, junto a otros acreedores, e inició un incidente de dolo para impugnar el crédito de Ceteco Finance. “Me obligaron a no discutir las condiciones con los acreedores, pero he podido acreditar que ese crédito es falso porque nunca ingresaron los fondos”, explicó Dos Reis. Para hacer esta afirmación se basó en un Informe Especial de Servicios Profesionales de 34 páginas del 27 de diciembre de 2000 de la consultora KPMG, al que accedió Página/12, en donde se asegura que no hubo transferencia al país por parte del grupo holandés. A partir de un documento de la AFIP, se confirmó además -según la denuncia-que el HSBC se llevó todos sus fondos al exterior en plena debacle de 2001 y los trajo al país nuevamente tras la pesificación de 2002, por lo que no sufrió impacto financiero por esa medida económica.
Si se determina que el crédito es fraudulento, el dinero de HSBC tiene que volver al proceso de quiebra. “No nos queremos llevar la plata. Aceptamos renunciar a las imputaciones al HSBC si nos devuelven el dinero y nos dejan volver a funcionar como empresa”, les ratificó Dos Reis a los abogados de las partes. La Cámara debe ahora resolver si se desentiende del manejo que hizo de los fondos el HSBC en la quiebra de Ceteco Argentina. En la última audiencia, la Cámara de Apelaciones porteña exhortó a las partes a alcanzar un acuerdo, algo a lo que no pudieron arribar en los últimos veinte años.