Quince sesiones en quince días completos fue lo que duró la grabación de Tremendo Sol, “viejo y flamante” disco de Ezequiel Borra. Pero -de ahí el entrecomillado- más fue el tiempo entre aquel momento y la publicación del álbum. Años. Tantos que las intensas jornadas de estudio preceden a ¿Usted está aquí?, Lo peor (¿Usted está aquí? Vol. 2) y El placard ambient, tríada que vio la luz entre 2013-2017. “Sólo para poner en orden la data tardé meses. Me enajené mucho con el material y como salieron canciones nuevas, empecé a entrar en conflicto con estas. Se dio una crisis total en mi vida”, admite el guitarrista y cantante sobre el volcán temporal que acompañó al trabajo, cuya presentación formal en vivo recién será este sábado a las 20 en La Usina (Caffarena 1), con entrada gratuita. “Otra particularidad de este disco es que tras él se deshizo la banda y seguí trabajándolo en soledad: le agregué cuerdas, vientos, clarinetes, voces, guitarras, teclados, ambientes... Me fui de mambo, hasta que de pronto estaba listo”.

-¿Cuáles son las razones para un título comoTremendo Sol?

-Es la canción con la que cierra el disco y, a mi juicio, la que mejor representa el espíritu del repertorio. A la vez, me gustó pensar al Sol como la fuerza inextinguible de la juventud, como el arranque ciego y rebelde, el fuego de Aries, el amor ciego. Después encontré otra razón: por lo que dije antes, pude redescubrir el disco hace poco como algo vivo, algo que, siendo ya antiguo, sigue ardiendo como el Sol, es atemporal. Y entonces, más allá de mi camino, merecía concretarse.

Borra, 38 años, fana del rock argentino y perfumado por varias esencias folklóricas, carga con un trayecto discográfico de seis discos en catorce años. También con muchos poemas y cuentos escritos, y viajes que lo pasearon por Tailandia, Ecuador, Laos, México, Japón y países de Europa. “No podría comparar aTremendo Sol con ninguno de mis otros discos”, asegura. “Cada uno es bien distinto, a mi entender. Ni siquiera Lo peor,  que es el volumen II de ¿Usted está aquí?, tiene nada que ver con su hermanito. Igual, claro que hay relaciones de concepto y de búsqueda entre canciones, pero a nivel disco como un todo, me parece que cada uno está bastante despegado del otro”, es su veredicto entre pasado y presente. Presente que, acompañado por Rafael Climenti en bajo, Martín Beckerman en batería, Gonzalo Arévalo en percusión, Ezequiel Finger en balimbas, Juan Pablo Lazo en saxo y Leonardo Paganini en saxo, quedará expuesto en todo su esplendor durante su último show del año.

-La comparación podría correrse al plano más interno, entonces. ¿En cuánto te parecés a aquel que lo grabó? Sería otra buena pista para desentrañar el talante de un trabajo extemporáneo.

-Soy ese, pero evolucionado. Seguramente evolucionado en algunas cosas y a la vez más tildado en otras. Mi disco de rock nuevo evidentemente no sería éste, sobre todo porque en estos años me puse a escribir mucho, conocí y estudié muchas otras músicas, por dentro y por fuera del género canción, y me pasaron muchas cosas personales y políticas. Es cierto que al rock lo tengo desde chiquito en la sangre, igual que al tango, y después de tanto tiempo ya mi sangre musical está mezcladísima con muchas músicas más. Músicas de los abuelos de todos los lugares que visito, los folclores, la música clásica, el bolero, el jazz… es un cóctel colorido.

-¿Que al momento de grabar Tremendo Sol no tenías?

-Exacto. Aunque muchas de estas músicas ya estaban jugando puertas adentro, la decisión fue hacer un disco con la coloratura del rock argentino que yo más escuché, con ese tipo de letras, de instrumentación y de composiciones.

-¿Por qué elegiste “La loca” como corte?

-Porque hicimos un video muy bueno y entonces lo merecía. Me acuerdo de que lo hice en esa semana y al próximo ensayo ya estaba incorporado al repertorio. Otra nota de color es que el bombo y el tacho de la secuencia son de "Yendo de la cama al living" y contienen un “fill” de Ringo Starr. La canción pretende ser un hombro para quien se sienta solo, enajenado. Otro tema que destaco es “La mirada perdida”. Creo que es una de mis mejores músicas, o quizás una de las únicas buenas. Me encanta haber podido lograr un diálogo adentro de ella. El estribillo pregunta qué quedará como real en uno, cuando bajemos del éxtasis, de la carrera, de la expectativa, de la especulación.

-Planeás irte a vivir a las sierras de Córdoba. ¿Encontrarás la respuesta allí?

-No sé. Lo que aseguro es que tengo ganas de cambiar algunos metabolismos de vida que me permitan estar más fuerte y más conectado con varios de los valores a los que les vengo cantando hace rato, y desde ahí sí, seguir a caminando el mundo.