El gobierno del presidente estadounidense Donald Trump cayó este jueves en un nuevo escándalo sobre sus presuntos lazos con Rusia durante la campaña electoral, luego de que se revelara que uno de sus ministros había mentido acerca de sus encuentros con el embajador de Moscú en Washington, tras lo cual los líderes de la oposición demócrata pidieron la renuncia del Fiscal General y secretario de Justicia, Jeff Sessions.
El nuevo capítulo del escándalo constituye otro golpe para la administración del presidente estadounidense, quien rechaza las acusaciones de injerencia de Rusia y desmintió en varias ocasiones sus eventuales vínculos con Moscú.
Sessions, un ultraconservador de 70 años y uno de los primeros apoyos de Trump en el Partido Republicano, reconoció haberse reunido con el embajador ruso, Sergey Kislyak, en julio y en septiembre, pero afirmó que los encuentros tuvieron lugar en el marco de sus funciones de senador y no como asesor de Trump.
En enero, en las audiencias del Senado, bajo juramento, Sessions había afirmado que "no tenía contactos con los rusos", un affaire que ya se cobró otra víctima con la renuncia en febrero del consejero de seguridad nacional Michael Flynn, quien también mintió acerca de una conversación entre él y el embajador ruso cuando Barack Obama era aún presidente.
Mientras la Casa Blanca calificó las revelaciones del Washington Post como un nuevo "ataque" demócrata contra Trump, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo no estar al tanto de esos encuentros, pero subrayó que "el trabajo del embajador es tener la mayor cantidad de encuentros posibles, incluso con los representantes del Poder Ejecutivo y legislativo del país".
"El departamento de Justicia debe estar por encima de cualquier recriminación. Por el bien del país, el fiscal general Sessions debe renunciar", dijo el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer. Nancy Pelosi, la titular de la bancada demócrata en la Cámara de Representantes, a su turno, dijo que el ex senador había "mentido y debía renunciar".