El objetivo primordial estaba cumplido. Madrid se transformó durante una semana en la capital mundial del tenis: reunió a la mayoría de los grandes jugadores, atrajo las miradas de varios países y desarrolló un certamen que bien podría devenir, con el correr de los años, en una gran cita ecuménica.

La tradicional forma de disputa de la Copa Davis, cuya historia acumula nada menos que 119 años, quedó enterrada; la innovadora criatura, impulsada por la Federación Internacional de Tenis y el Grupo Kosmos de Gerard Piqué, experimentó su versión inaugural y marcó el inicio de una nueva era. Como toda primera edición, el reestructurado torneo que aglutinó a los 18 mejores equipos instaló tanto dudas como certezas con vistas al futuro próximo.

Atrás quedó la consagración de España ante su gente en la Caja Mágica, un complejo laberíntico que cuenta con tres estadios de primera línea y siete auxiliares para entrenamiento. El espacio y el tiempo, sin embargo, configuran una deuda de calibre que la organización deberá saldar de cara la próxima edición, que también será en Madrid. Una semana parece poco; tres canchas, por caso, también. Todo se superpone, el torneo se compacta y las jornadas se extienden hasta la madrugada.

En ese punto surge la posibilidad de sumar otro recinto de la misma localidad. El deseo de Piqué y su empresa es el WiZink Center, el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, el estadio en el que juega de local el equipo de básquetbol de Real Madrid, que puede albergar hasta 15 mil espectadores -tres mil más que la cancha central de la Caja Mágica-.

Quizá habría que cambiar, además, el sistema de clasificación a cuartos de final. Argentina emergió como el ejemplo más genuino del caos: tras el cierre de la fase de grupos costó bastante comprender que había entrado como uno de los mejores segundos. A lo mejor sería más racional que participaran 16 países divididos en cuatro zonas, con dos clasificados por cada una. Lo bueno, si es simple, suele ser doblemente bueno.

Con la mira puesta en la edición de 2021, el marcador central de Barcelona también esbozó que Madrid pretende continuar como sede, aunque deberá concursar con otros pretendientes: ya hay ciudades interesadas como Tokio, Nueva York, Indian Wells. ¿Argentina? El futbolista llegó a hacer alusión y crecieron los rumores, aunque resulta imposible de imaginar.

Las modificaciones a futuro de la nueva Davis serán clave en la guerra fría que enfrenta al tándem ITF-Kosmos con la ATP, el ente rector del circuito que exhibirá su propio diamante en enero de 2020. La Copa ATP surge como una pugna directa: será un torneo de naciones que entregará puntos para el ranking y se jugará en Brisbane, Perth y Sidney del 3 al 12 de enero, justo antes del Abierto de Australia. La fecha que ocupa en el calendario cobra mucho más valor en comparación con la de las Finales de la Copa Davis, cuya ubicación en la tercera semana de noviembre interrumpe de forma brusca el descanso, las vacaciones y la pretemporada de los jugadores.

En plena competencia en Madrid, dos pesos pesados solicitaron a viva voz la fusión de la Davis con la ATP Cup para racionalizar el calendario y conformar una única Copa Mundial."No veo otra forma, de verdad. No veo dos Mundiales en un mes. La única opción es tener una gran competencia. ATP, ITF, Kosmos, Copa Davis, Copa del Mundo. No importa el nombre. Creo que la Copa Davis es el nombre adecuado porque forma parte de la historia de nuestro deporte, pero sería estupendo si fuéramos capaces de unir esfuerzos para lograrlo", analizó Rafael Nadal, días antes de conquistar la sexta ensaladera de plata para España.

Como Presidente del Consejo de Jugadores de la ATP, Novak Djokovic no eludió su compromiso y se encolumnó detrás de Rafa: "La programación es un problema para los dos torneos; lo ideal, en mi opinión, sería fusionar ambos". Y Piqué, que no tiene un pelo de tonto, no tardó en lanzar una cuerda con la finalidad explícita de acercar posiciones: "ITF y Kosmos estamos abiertos a sentarnos con ATP y tratar de llegar a un acuerdo para hacer un único y súper evento en la mejor parte del calendario".

En la misma frase intentó aproximar posturas con ATP y, a la vez, disparó el primer tiro por elevación hacia otro destinatario. El segundo, en efecto, llegó instantes después: "Novak y Rafa, número uno y dos del mundo, quieren lo mismo, quieren un solo evento y, si es posible, ponerlo en septiembre durante dos semanas".

Las balas que viajaron de forma transatlántica buscaron impactar en Latinoamérica, la región en la que Roger Federer, el tercero en discordia, realizaba por entonces una gira de exhibiciones. Con el primer disparo Piqué golpeó sobre la fecha, dado que el suizo tiene la Laver Cup, el torneo-show de su propiedad, ubicada en septiembre tras el US Open. Con el segundo, al cabo, pretendió relativizar la ausencia en la Davis del número tres del mundo a través de la mordaz mención de los dos mejores jugadores del ranking.

En ese sentido, desde el seno más íntimo del Board of Directors de ITF, le comentaron a este cronista en Madrid, con cierto dejo de ironía pero sin tapujo alguno: "Cuando tus hijos sean apenas un poquito más grandes la Davis se va a jugar en la mejor fecha, la de septiembre". ¿Esperarán al retiro de Federer, cada día un poco más cercano, para realizar la emboscada final?

 

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