Desde Ciudad de México
Cuarenta días atrás, tres certezas organizaban un largo tramo de la vida futura de Evo Morales .
Ganaría en primera vuelta la elección presidencial del 20 de octubre, superando el 50 por ciento de los votos. Confiado por la combinación de encuestas propias y ajenas con su intuición -en la que tanto cree-, apostó ese resultado favorable a funcionarios, consultores y amigos.
En 2025, año del Bicentenario de la República de Bolivia, concluido su cuarto mandato, Morales se retiraría de la función pública e incluso de la política. “Voy a poner un restaurante en el Chapare –contó- para vender tambaqui (un pescado blanco de criadero) y van a venir los funcionarios y dirigentes para que evoquemos los años en el gobierno”.
Él se retiraría del gobierno, pero el Movimiento al Socialismo (MAS) no se retiraría del poder. Andrónico Rodríguez, dirigente cocalero y Adriana Salvatierra, entonces presidente del Senado, parecían contar con las mayores posibilidades de integrar la fórmula presidencial de la nueva victoria masista. Uno y otra tiene 30 años, entre uno y otra y Morales había una brecha de dos generaciones.
El final llegó, violenta e inesperadamente, seis años antes que en 2025. Después del domingo electoral, movilizaciones en contra de Morales con acusaciones de fraude, exigencias de nuevas elecciones animadas por comités cívicos y líderes territoriales del Oriente y del Occidente del país, el activo auto acuartelamiento de los policías y la pasividad de militares que sin embargo al final le sugirieron la renuncia el presidente, acabaron por consumar un golpe de Estado. En la sede de gobierno, un proyecto restaurador transitoriamente a cargo de la senadora beniana Jeanine Añez, que se colocó al frente del Poder Ejecutivo, se instaló en el Palacio Quemado.
Las posibilidades de continuar este proyecto han quedado en manos de la nueva estrella de la política boliviana y principal animador de las protestas y disturbios que llevaron el Golpe a buen término: Luis Fernando ‘el Macho’ Camacho, líder cívico cruceño. Camacho acaba de renunciar a los honores de su cargo en el Comité Cívico en el oriental departamento de Santa Cruz de la Sierra y se ha lanzado a la lucha electoral . Carlos Mesa, que obtuvo el segundo lugar en la anulada primera vuelta de las presidenciales con el 36 por ciento de los sufragios, anunció que mantendrá su propia postulación personal en su Conciencia Ciudadana (CC) a pesar de haber quedado relegado por Camacho.
Morales, inhabilitado para competir, incidirá en la elección del binomio presidencial del MAS. Su vida ha cambiado drásticamente. No tiene un restaurante, hace dos semanas que no prueba el tambaqui y reside en la lejana Ciudad de México como asilado político: pesan sobre él denuncias del actual gobierno boliviano por sedición, terrorismo, e instigación a delinquir.
En los últimos días, y después del lanzamiento de los competidores, se ha volcado a organizar la estrategia política y electoral del MAS. Participa vía teleconferencia de ‘ampliados’ (reuniones masivas de militantes de organizaciones, sindicatos y movimientos sociales) y mantiene largas sesiones telefónicas de debate, discusión y planificación con dirigentes de los nueve departamentos.
Al caer la tarde del último sábado de noviembre se dispuso a responder preguntas en jogging negro de dos piezas y unas pantuflas de piel.
- ¿Qué rol vas a tener en la campaña?
- Tengo una responsabilidad como jefe del MAS. Yo tengo un profundo debate interno sobre qué hacer. Para el pueblo boliviano, para el instrumento político, para el MAS, ¿sirvo más como asilado en México o encarcelado en Bolivia?. Yo estaré donde sirva más. Acá o preso en Bolivia. Estuve preso y no le tengo miedo a eso. Y mientras tanto estoy todo el tiempo en contacto con los dirigentes: pido sugerencias y comentarios.
- ¿Qué tiene que tener el binomio del MAS?
- Representar a los humildes, conciencia social y capacidad de gestión pública y formación ideológica. He aprendido eso. Lo importante es seguir con el proceso de cambio y avanzar con la industrialización de nuestros recursos naturales.
Entre la ciudad de México y los nueve departamentos de Bolivia circulan los nombres con mayores posibilidades de integrar la fórmula presidencial del MAS: David Choquehuanca, canciller durante once años y de gran ascendencia en la población aymara del altiplano; el pedagogo quechua Diego Pary, último canciller de Morales; el ex ministro de Economía, Luis Arce, identificado como el mayor responsable del boom del ‘milagro boliviano’; José Alberto “El Gringo” Gonzáles, último embajador en la OEA, ex presidente del Senado y ex cónsul en Buenos Aires. Las chances de Andrónico Rodríguez y Adriana Salvatierra lucen disminuidas. Si la estrategia inicial apuntaba a un candidatura para consolidar el núcleo más duro, en las últimas horas crecieron las chances de un candidato que pueda interpelar a los sectores medios urbanos y que tenga mayores chances de ganar en una hipotética segunda vuelta.
“Nunca pensé la vida de asilado sería así como es”, contó Morales.
La semana había empezado en un cuartel.
Domingo 24
El campo militar donde Morales pasó sus dos primeras semanas en la Ciudad de México es una pequeña ciudad. Con canchas de fútbol y de fútbol americano, con tanquetas, con curvas muy bien asfaltadas, con hombres y mujeres de fajina que caminan sin cintos, con cajeros automáticos. Por razones de seguridad, el ex presidente se instaló en un chalet sin que muchos de los soldados supieran la identidad del huésped.
Se acostumbró a una rutina: comer, dormir, hacer llamadas, reunirse con visitantes y hacer ejercicios en un gimnasio contiguo. Se levantaba a la madrugada: a las 3:00 hora de México, 5:00 hora de Bolivia En sus primeros tiempos de Presidente, en cada viaje al exterior llevaba dos relojes: uno con la hora local y otro con la de su país. En México sólo tiene la hora boliviana. Sin televisión, con el auxilio informativo de sus dos celulares, pasaba 21 horas despierto. Sin las dos tazas diarias de harina de coca con piel y agua tibia que solía tomar hasta el 10 de noviembre, el día del Golpe.
Los anfitriones mexicanos se esmeraron en cocinarle platos bolivianos, como pique a lo macho. Intentaron, sin éxito, interesarlo, por tacos y tortillas.
Ese domingo lo llamó Alberto Fernández.
- Hermano, usted estuvo en el equipo que me salvo la vida. Gracias, gracias, le dijo.
El presidente argentino electo le contó que se reunió con sus hijos -Eva Liz Morales Alvarado y Alvaro Morales Peredo- recién llegados a la Argentina. Se estaban instalando en el sur del conurbano bonaerense y con planes de seguir estudios de posgrado en el país.
La llegada a Buenos Aires fue accidentada. El gobierno de Añez, según denunció Morales en Twitter, dificultó la salida de Bolivia de sus hijos. Y más: “Doy un plazo de 48 horas al Señor León para presentar pruebas contra mi hija Eva Liz por la infame acusación de enriquecimiento ilícito. Caso contrario, asumiremos la defensa legal por la dignidad de mi familia”.
Ese fin de semana las noticias que llegaron de la Asamblea Legislativa Plurinacional no fueron todas auspiciosas para Morales. Dos tercios del MAS ni rechazaron su renuncia a la Presidencia ni aprobaron una ley de garantías -precondición para su regreso a Bolivia con mejores garantías y para detener el arresto de funcionarios y dirigentes masistas. Los asambleístas dialoguistas priorizaron la salida más práctica y factible.
Lunes 25
Horas después de la forzada renuncia, cuando Morales y su vice, Alvaro García Linera, se encontraban en una empacadora de plátanos y esperando que un tambaqui se cocinara entre dos árboles, Alfredo Serrano, el director del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), y de gran responsabilidad en el operativo que los llevó a México, hizo una pregunta práctica desde Buenos Aires:
- ¿Tienen pasaportes?
- Pues no, compañero, contestó García Linera.
El binomio que gobernó Bolivia salió por la pista de Chimoré sin pasaporte hacia Asunción del Paraguay y a los pocos días de la llegada a la ciudad México el gobierno les dio un carnet de residencia provisoria. El lunes 25 visitaron la Embajada boliviana en el DF para conseguir su pasaporte, pero no pudieron completar el trámite por un papel que supuestamente faltaba. En la traba puede verse un intento del gobierno boliviano para que Morales y García Linera no salgan de México hacia un posible primer destino: la asunción de Fernández en Buenos Aires. El gobierno de la senadora Añez buscó activar alertas azules de Interpol (aquellas que informan que una persona es investigada) para enclaustrarlos en tierra mexicana.
Morales conformó un equipo grande de abogados con Baltazar Garzón a la cabeza. Antes pidió consejo del ex presidente ecuatoriano Rafael Correa y de varios bufetes con distintas sedes. Dos personas de su entorno histórico trabajan en la coordinación: Héctor Arce, último ministro de Justicia, y Sacha Llorenti, último embajador ante Naciones Unidas.
Ese lunes, en el que Morales no pudo sacar su pasaporte, llegaban noticias de cierta normalización en La Paz: se reiniciaron las clases, seguían las filas para cargar nafta, pero ya había más autos circulando. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos tomaba testomionios de víctimas y parientes de las masacres de Senkata y Sacaba.
Martes 26
A las 5 de la tarde 1500 personas esperaban a Morales en el Centro Cultural Ollin Yoliztli para un encuentro organizado por estudiantes y autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Llegó en caravana con el grupo de élite que lo custodia. Vestía la ropa de casi siempre en tierra mexicana: pantalón negro, zapatos oscuros, campera gris y camisa blanca.
Los presentadores encontraron una fórmula para introducirlo: primer presidente del Estado Plurinacional de Bolivia. Evitaban el ‘ex’, mantenían el ‘presidente’. Los de seguridad lo llamaban ‘Señor Evo’.
El auditorio se pronunció con tres rimas por reiterada reiteración triple:
- Presidente, Presidente, Presidente
- No está solo, No está solo, No está solo
- Evo, Evo, Evo…
En el escenario circular, generoso en madera y con las banderas tricolores de México y de Bolivia, se dispuso un living en forma de L. Morales, levemente despeinado, se acomodó en el sillón y escuchó una larga serie de discursos, de poesías y el conteo hasta 43 por los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
Subió al atril, empezó a hablar hasta que unos 15 residentes bolivianos antievistas, el 1% del auditorio, interrumpieron con los clásicos de las movilizaciones en su contra.
-¿Quién se rinde?
- ¡Nadie se rinde!
-¿Quién se cansa?
- ¡Nadie se cansa!
¡Evo de nuevo... huevo carajo!.
Los asistentes volvieron con el canto de inicio.
- No está solo. No está sólo.
- Presidente, presidente.
Morales se quedó en silencio hasta que su detractores se marcharon sin antes intentar cantar el Himno Nacional y vivar a la Bolivia libre de Añez:
- Esta clase de problemas –retomó Morales- vivimos cada día . Hemos soportado, el movimiento indígena, esta clase de agresiones y provocaciones. Ustedes son testigos; saben, seguramente, cuántos se han hecho sacar pequeños videos para decir ‘A Evo no lo dejaron hablar en México’.
Después siguió con un popurrí: el Comando Sur y la influencia en la política latinoamericana, las nacionalizaciones, el agua potable. Contó que no fue a la universidad. Que se formó en la calle. Y que el movimiento político es primeramente campesino. Vuelve a ese punto. El mundo campesino.
Después del evento, Morales aceptó una invitación para otro evento en Oaxaca. Lo anunció en redes el diputado que lo organiza.
Esa noche llegaban más noticias de aparente calma en Bolivia. El gobierno informó que el 95% de las carreteras no registraban cortes y los diarios bolivianos dedicaron espacio a un clásico de noviembre: la temporada de lluvias.
Miércoles 27
Desde que llegó a la ciudad de México Morales da una conferencia semanal en el club de periodistas. Esas conferencias, las entrevistas con medios no bolivianos y la emisión de tuits mantienen a Morales en esgrima pública permanente.
En la tarde del miércoles, en su primer día en la nueva casa provisoria, se propuso, por primera vez, reconstruir día a día los momentos previos al golpe. Pidió su cuaderno oficial de la presidencia y leyó las anotaciones que no había vuelto a ver. Contó en voz alta sus cuatro días afectado por la alergia crónica que lo hace estornudar y sonarse la nariz con frecuencia.
Habló de Conchas, el apodo del oficial de seguridad del Ejército al que le ofrecieron 50 mil dólares por entregarlo un día antes del golpe. Del jefe del Ejército, el general Williams Kaliman, que lo aduló en público y en privado y que un día, sin anticipárselo, le sugirió la renuncia. “Me han dicho que cobró un millón de dólares y los comandantes 500 mil”.
De los tres momentos en que los militares le desobedecieron. El coronel Guzmán, a cargo del avión presidencial, que no quiso despegar cuando dejaba El Alto por última vez con destino al Trópico de Cochabamba. Del momento en que lo querían llevar a un hangar militar de Chimoré, en el trópico, y no el comercial al que solía ir. La negativa de las Fuerzas Armadas a que el avión mexicano aterrizara en suelo boliviano. Y la negativa posterior a que despegara de Chimoré rumbo a Paraguay. “Me salvaron los 10 mil cocaleros que estaban en los alrededores de la pista”.
Habló, también, de la OEA. De la negativa de Luis Almagro a atenderlo el día de su renuncia, después de enterarse que había adelantado el informe preliminar. “Aceleraron ese informe para acelerar el golpe. La OEA es golpista y Almagro se manchó de sangre boliviana. Recomiendo a los nuevos gobiernos y políticos cuidarse de la OEA y que tomen en cuenta un dato: aún no hay informe final de las elecciones.”
Habló, finalmente, de los Estados Unidos. Que le ofrecieron un avión para salir a través de su canciller. Que no aceptó porque pensó que lo llevarían a Guantánamo. Que Estados Unidos influyó sobre Perú para que el avión que lo llevó a su asilo no pudiera hacer escala en Lima y que no pasara por el espacio aéreo de Ecuador. “Los Estados Unidos están detrás de todo este golpe y no quieren que yo vuelva a Bolivia”.
Pidió un minuto para atender un llamado. El minuto se estiró en varios.
- ¿Por qué renunciaste?
- Para evitar muertes. Esa fue la evaluación. Renunciamos por los ataques y amenazas a nuestros compañeros, a sus familias, y para evitar más muertes.
Pidió un cuarto intermedio hasta el sábado.
Sábado 30
La noche anterior comió un plato boliviano -una sopa de pollo que cocinó su último canciller, Diego Pary- y tenía previsto cenar una versión azteca del tambaqui. Las conversaciones electorales fueron el tema excluyente del día.
- Camacho acaba de anunciar su candidatura y arranca con buenas chances.
- En el paro cívico Camacho dijo que no iba a ser candidato. Ahora es candidato. Dijo que hay que hacer listas de sediciosos y de traidores como Pablo Escobar. Los padres y abuelos de Camacho vienen del falangismo (la derecha nacional-socialista racista boliviana de la década de 1930), apoyaron la dictadura de Hugo Banzer (1971-1978) y ahora son golpistas. Su viaje es del fascismo al golpismo. Es un derecho de cada boliviano elegir entre pro-imperialista y anti-imperialista, entre privatizadores y nacionalizadores: esa es la diferencia entre Camacho y nosotros. Y algo muy importante: el que está gobernando ahora es Camacho. El actual ministro de la Presidencia es su abogado personal (Jerjes Justiniano), el actual jefe de la AFIP boliviana es un gerente de empresas suyas. Ha comenzado el asalto al estado nacional antes de ganar una elección. Como Áñez que se autoproclamó presidenta.
- ¿Y Carlos Mesa ?
- En la nueva elección presidencial boliviana habrá para elegir entre derechas. Habrá la derecha fascista de Camacho y habrá la derecha conservadora no fascista de Mesa. En los últimos días hubo un gran reacción del MAS y de los movimientos para empezar a estar unidos y movilizados para ganarles.
- ¿Cómo es la estrategia de defensa judicial con las causas que hay en tu contra?
- Hay expertos en sembrar pruebas, para hacer tergiversaciones, para montar pruebas. A algunos funcionario intentan cooptar. O te piden que hables contra sus autoridades. Yo me defenderé con un equipo jurídico que lidera Garzón. Todos los cargos son en base a la mentira. Siempre derrotamos las acusaciones. Desde 1989 que me pasa esto. Me han acusado de asesino, de narcotraficante, de terrorista. Me querían quitar la inmunidad y por eso me echaron del parlamento hacen como veinte años. Ahora lo mismo. Son procesos políticos. No judiciales.
-El gobierno de Añez ha presentado como prueba un video en el que una voz, supuestamente tuya, incentiva a los bloqueos de caminos y al desabastecimiento de ciudades.
- Hasta en las editoriales de los diarios de derecha reconocen que está montado y tergiversado. Tengo derecho a comunicarme y a compartir las experiencias de lucha. El Camacho decía “Fuera Evo”. ¿Eso no es sedición? ¿Sabés cual era la contraseña para pasar en los bloqueo de Camacho? ‘Evo cabrón’. Después cambiaron la contraseña: ‘Camacho mi macho’. ¿Eso no es sedición? El bloqueo de caminos es un hecho histórico, desde tiempos de la Colonia. Cada sector tiene su forma de luchar. La gente de Camacho tiene la suya. Hasta hostigaron y amenazaron a una delegación argentina en la que estaba Juan Grabois y otros compañeros.. El pueblo argentino se da cuenta que hay una dictadura en Bolivia.
- ¿Vas ir a la asunción de Alberto Fernández?
- Tengo muchas ganas de ir. Todavía no he decidido. Tengo excelentes recuerdos de Néstor Kirchner: me ayudó y me orientó mucho en la presidencia. Un gran hermano. Como Cristina. Ahora otra vez vuelven y muy contento de poder estar cerca de Alberto Fernández.
-En el voto exterior, el MAS le ganó 80 mil a 8 mil a Mesa en Argentina y hubo denuncias de irregularidades.
- Nosotros queremos elecciones transparentes en todos lados. Y sabemos que aún muchos más bolivianos residentes en Argentina pueden votar.
- En un quiebre de su “bolivianización” de las relaciones con los Estados Unidos, el gobierno de Áñez anunció que enviará embajador a Estados Unidos y estudia el regreso de la DEA.
- No va haber embajador. La aprobación de esa designación debe pasar por la Asamblea Legislativa y no va a pasar porque hacen falta dos tercios. Sería ilegal e inconstitucional. Se autonombran y suspende a los embajadores y cónsules. Nosotros cuando llegamos en 2006 respetamos esas designaciones. En algunos casos hasta dos años Si quieren someterse a los Estados Unidos, volverá la DEA. Ya han dado señales de lo que quieren. Un ex asesor de la DEA es viceministro de Defensa Social. Hay un viceministro del Interior que es experto en detener a dirigentes sociales.
- ¿Qué extrañas de la Presidencia?
- El trabajo de las 5:00 de la mañana a las 12:00 de la noche. Las reuniones, las obras. Las reuniones en la Casa del pueblo ahora son por celular. Extraño las Obras, el baile, jugar a la pelota. El servicio al pueblo boliviano. Mientras tenga la vida seguiré en política y seguirá la lucha por la democracia.
- ¿Qué hubieses hecho distinto?
- Refundamos Bolivia. En lo político, en lo social en lo económico. ¿Qué “Lamento boliviano” (en referencia a la canción de los Enanitos verdes), qué “Bolivia se nos muere” (en referencia a una la frase del presidente Víctor Paz Estensoro en 1985)? Hemos reducido la pobreza y la desigualdad. Trajimos crecimiento y estabilidad. Hay que darle prioridad a la industrialización. Hay 41 plantas para industrializar el litio. Detrás de este golpe está la derecha internacional. Es posible otra Bolivia. Sin los chantajes y condicionamientos del FMI y el Banco Mundial. Han habido pequeños errores. Nos equivocamos, somos humanos. Y los errores no fueron por ambiciones personales.