“Es una situación de injusticia”, consideró Analía Kalinec sobre la habilitación que el Tribunal Oral en lo Criminal Federal número 2 otorgó a su papá, Eduardo Kalinec, para gozar de salidas transitorias de la prisión de Ezeiza, en donde cumple la condena de prisión perpetua por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura cívico militar. “Pienso en los sobrevivientes de sus crímenes y en los familiares de víctimas y me solidarizo con ellos. Mi papá fue juzgado y condenado, pero nunca se arrepintió y volvería a hacerlo”, continuó la integrante de Historias desobedientes: familiares de genocidas por la Memoria, la Verdad y la Justicia que se puso a disposición de la Fiscalía para “lo que sea necesario para revertir esta decisión”.
Kalinec, conocido como “Doctor K” por las víctimas del Circuito ABO, donde participó de secuestros, torturas y asesinatos, recibió la habilitación para realizar salidas transitorias el viernes pasado por decisión del juez Enrique Méndez Signori, integrante del tribunal que lo juzgó y condenó. El TOC 2 había rechazado el pedido de la defensa del genocida, decisión que debió rever tras el revés de la Cámara de Casación Penal, en donde tuvo más suerte. En septiembre pasado, la Sala II de esa alzada le exigió al tribunal una nueva resolución tras hacer lugar al pedido de la defensa del represor que insistió no solo para que le habilitaran el beneficio, sino también para que se le redujera la pena mediante la aplicación en la computación de lo que se conoce como “estímulo educativo”.
Así, Méndez Signori coincidió en su resolución con el Servicio Penitenciario, que en un informe consideró que las salidas transitorias son una “herramienta” para que Kalinec se prepare para “su reencuentro con el medio libre y su entorno familiar” así como que pueden tener un “efecto beneficioso para el futuro personal y social del condenado”. También accedió a reducirle la pena en casi un año debido a su participación en cursos de artesanías en cuero, ingles, informática, servicio de buffete frío y biyouterie.
Hasta el día de hoy, el “Doctor K” es personal de la Policía Federal. En 1976, siendo oficial ayudante de la Superintendencia de Seguridad Federal de esa fuerza, secuestró, interrogó, torturó y asesinó a hombres y mujeres encerrados en los centros clandestinos del circuito ABO --club Atlético, Banco y Olimpo--. Allí su apodo era “Doctor K”. Llegó a ser comisario y ese cargo ocupaba cuando en 2005, tras la anulación de las leyes de impunidad, comenzaron a investigarlo y fue detenido. En esa situación permanece, tras haber sido condenado a prisión perpetua por tales crímenes.
“En los primeros que pienso es en los sobrevivientes y familiares de los desaparecidos. Me solidarizo con ellos. En lo personal, lo considero una persona peligrosa, un resentido, con mucho odio, que no se arrepiente de los crímenes que cometió y que volvería a hacerlo”, apuntó a este diario Analía, la única de sus tres hijas que le pidió explicaciones por su participación en la última dictadura cívico militar, que repudió su rol genocida y que, por esa razón, enfrenta un juicio en su contra por desheredación.
La gravedad de los hechos por los cuales fue condenado Kalinec integró parte de los argumentos con los que la Fiscalía consideró que la Justicia debía negarle el beneficio al genocida. El juez que falló opinó todo lo contrario al hacer suyo el argumento con el que la Sala II de la Cámara de Casación, en septiembre pasado, admitió el pedido de la defensa. Entonces, la alzada sostuvo que la gravedad de los delitos que cometió ya que ”la ley no prevée (eso) como requisito” para analizar al momento de habilitar o no el beneficio.
A este diario, Kalinec contó que vio a su padre a fines de octubre por primera vez después de una década sin contacto. Fue en el marco de una audiencia de conciliación obligatoria en el proceso que el represor inició en su contra tras denunciar que era “indigna” de ser su hija. Allí, anunció que obtendría el régimen de salidas transitorias. “Yo creí que era parte de su desconexión con la realidad, una más de sus psicopateadas. Pero no, se ve que tiene acceso a información sensible”, explicó la mujer, una de las fundadoras del colectivo de hijes y familiares de genocidas por la memoria, la verdad y la justicia.
Tras la decisión de Méndez Signori, el “Doctor K” podrá encontrarse con sus otras dos hijas en una casa ubicada en Tres Arroyos 3437. Es la casa familiar que permanece vacía desde el fallecimiento de su esposa. Respecto de ese dato, Analía se preguntó si “le habrán hecho un peritaje psiquiátrico” a su padre, o si habrán “revisado el lugar”: “¿Saben en la Justicia que en el lugar adonde le dan autorización para realizar las salidas tenía armas? ¿saben qué hicieron mis hermanas con esas armas?”, se preguntó. Por último, reconoció que, si finalmente su padre comienza a hacer uso del beneficio obtenido a ella le “gustaría estar informada sobre los días que él no esté en la cárcel para cuidar” a su familia.
Los rechazos a las salidas transitorias de Kalinec no provinieron solamente de su hija. Los trabajadores de los sitios de memoria que funcionan en Club Atlético y Olimpo también repudiaron la resolución de Méndez Signori al considerar que "revierte los logros alcanzados en materia de memoria, verdad y justicia que implicaron tantos años de esfuerzo y lucha". También entienden que "constituye un antecedente sumamente peligroso para los procesos de construcción democrática e institucional que debe ser garantizado en su totalidad”. El mismo mensaje llegó desde la Intersindical de Derechos HUmanos compuesta por gremios de la CGT y la CTA.
Desde Historias desobedientes, en tanto, reforzaron la solidaridad que expresó Analía en relación con las víctimas de Kalinec y sus familias “entendiendo que esta medida es una burla y una ofensa a la incansable búsqueda de justicia y a la lucha por un país con más Memoria y Verdad”. “Advertimos que una medida como esta constituye un antecedente sumamente peligroso y un retroceso para los procesos de construcción democrática e institucional que deben ser garantizados en su totalidad. Estas medidas regresivas lesionan a la sociedad”, sostuvieron.