Las puertas del Hotel Bauen se encuentran abiertas. Esta vez de forma literal y no metafórica. Sobre el asfalto de Callao 360 están sentados jóvenes y familias que en sus manos sostienen distintas banderas. Algunas de La Poderosa, otras de la CTA y de diferentes agrupaciones políticas, sociales y sindicales. Sobre la vereda, un hombre que tiene puesta la camiseta del hotel recuperado invita, a través de un megáfono, a ingresar a las distintas actividades culturales que se están llevando a cabo dentro del edificio, una forma de hacer frente a una nueva amenaza de desalojo por orden judicial.
El desalojo no solo afectaría a la cooperativa Bauen sino también a otras cuatro que funcionan dentro del edificio: La Poderosa, la Revista Cítrica, la cooperativa de artistas El Descubridor y el almacén del Movimiento Popular La Dignidad. La jornada cultural contó con obras de teatro, charlas y presentaciones de libros y estuvieron presentes diferentes referentes de los movimientos de derechos humanos, sindicalistas y políticos.
“Cuando los vecinos de las villas no teníamos plata para consumir algo en los bares de por acá, y menos para alquilar una oficina que sirva de punto de encuentro, el Bauen nos abrió sus puertas”, dijo a PáginaI12 Nacho Levy, referente de La Poderosa. “Es difícil encontrar algún movimiento popular que no haya sido cobijado por el Bauen. Estamos acá porque no queremos que desalojen a esta 'catedral del cooperativismo'”, agregó el dirigente.
La Cámara Comercial rechazó el recurso de queja de los trabajadores del hotel y dejó firme la sentencia de primera instancia de 2007 que habilita el desalojo a partir del 2 de diciembre. El Congreso Nacional, durante la última sesión de 2016, había aprobado una ley de expropiación al votar un proyecto impulsado por el diputado Carlos Heller; sin embargo, esa ley fue vetada por el presidente Mauricio Macri.
“Es un orgullo llevar la camiseta del Bauen”, dijo Gladys Norma Alegre, que tiene 70 años y es la primera socia de la Cooperativa Bauen. “Acá hay compañeros jóvenes, tenemos un compañero discapacitado que sufre diabetes y que por la incertidumbre y los nervios tuvo un pico de azúcar y perdió una pierna”, agregó. “Todo eso a los empresarios no les importa. Ni a ellos, ni a Macri, le importamos los trabajadores”, denunció Alegre. Al Presidente le dedicó una frase: “Él nos vetó la ley sabiendo que lo único que pedíamos es trabajar. Pero no nos sorprende porque es un empresario más que no quiere que ‘usurpemos’ la propiedad”, dijo.
En realidad, los cooperativistas no quieren la propiedad del edificio. Ellos explican que el inmueble debe ser propiedad del Estado ya que el grupo Iurkovich -el que reclama la propidad-, tomó créditos durante la última dictadura cívico militar en el Banco Nacional de Desarrollo, que pertenecía al Estado, y nunca fueron pagados. Dante Galván, secretario de la Cooperativa Bauen, dijo a este diario: “Nosotros jamás dijimos que queremos este edificio para nosotros. El inmueble es del Estado y nosotros lo único que queremos es trabajar”.
Otro de los cooperativistas, Alejandro Tunes, tiene 19 años y trabaja como bachero hace cuatro meses en el Bauen. “Tengo una hija y necesito el trabajo. Cuando veo cómo está la situación y pienso en ella me pongo muy mal”, dijo el joven y luego agregó: “Estamos clausurados hace tres semanas y la única que nos queda es esperar. Rezo todos los días para poder seguir trabajando acá. Antes trabajé en una cadena de supermercados y no tiene nada que ver con este trabajo en donde todos nos ayudamos”, remarcó.
La presidenta de la cooperativa Bauen, Eva Lozada, expresó: "Estamos en congoja porque no sabemos qué va a pasar. Si bien la convocatoria fue excelente y acudieron al apoyo del Bauen muchísimas personas, el desalojo sigue estando y de acá al 10 no sabemos lo que va a suceder”. Además, la presidenta subrayó que “en este momento no podemos funcionar, estamos clausurados. Y, si bien trabajamos sobre los puntos de la clausura, vamos a tener que trabajar más allá de eso porque ya no podemos llevar el pan a la casa”.
Informe: Melisa Molina.