Desde Río de Janeiro
‘El rock activa la droga del sexo, que activa la industria del aborto. Y la industria del aborto alimenta una cosa mucho más pesada, que es el satanismo".
‘En la esfera de la música popular vinieron los Beatles, para combatir el capitalismo e implantar la maravillosa sociedad comunista’.
‘Agentes soviéticos que se infiltraron en la industria fonográfica norteamericana han insertado ciertos elementos en la música para realizar experimentos e ingeniaría social con niños y adolescentes’.
‘La Unesco es una máquina de propaganda en favor de la pedofilia’.
Son conceptos de un director de orquesta llamado Dante Mantovani, quien hasta ahora ostentaba como punto máximo en su carrera haber sido presentador de un programa musical en la emisora ‘Mano de Dios’, en el sur de Brasil. Es también ‘alumno’ del astrólogo auto-nombrado filósofo Olavo de Carvalho, gurú de la familia presidencial.
Bueno: a partir de hoy semejante figura preside la Fundacional Nacional de las Artes (Funarte) de la secretaría Especial de Cultura.
‘Libros didácticos (adoptados en las escuelas) están llenos de versos de Caetano Veloso. Y luego no saben por qué hay tantos analfabetos…’.
La frase es una, entre tantas perlas semejantes, de Rafael Nogueira, quien fue nombrado para presidir la Biblioteca Nacional brasileña, una de las siete mayores del mundo.
También ‘alumno’ del inevitable Olavo de Carvalho, Nogueira no tuvo jamás ningún tipo de vínculo con instituciones culturales, y nadie sabe decir qué piensa de literatura, libros o lo que sea.
Al frente de la secretaría de Fomento e Incentivo a la Cultura está Camilo Calandreli, otro discípulo del astrólogo Carvalho, ícono y mentor de parte substancial de la más extrema derecha brasileña que florece bajo el clã Bolsonaro. Será el responsable por fomentar las directrices generales de las leyes de incentivo cultural.
A propósito, él ya declaró en las redes sociales que tales leyes no hacen más que fomentar el ‘marxismo cultural’.
Janicia Silva asume la secretaría de Diversidad Cultural. Conocida como ‘reverenda Jane’, se ignora cualquier trayectoria de semejante figura en medios artísticos y culturales.
¿A los lectores argentinos tales nombres – excepto, por supuesto, Los Beatles y Caetano Veloso – les suenan a nada?
Ningún problema: a los brasileños, también.
Pero fueron cuidadosamente elegidos para liquidar de vez por todas a un sector de peligrosísimos enemigos de Bolsonaro, por él y su clan fervorosamente odiados: las artes y la cultura de Brasil.