Durante el gobierno de Cambiemos, las tarifas para todos los modos del sistema de transporte público de Buenos Aires aumentaron más de 470 por ciento hasta ahora, en un marco inflacionario que tuvo y tiene alto impacto entre los estudiantes universitarios. Según un informe del Observatorio Universitario de Buenos Aires (OUBA), de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, el 10 por ciento del alumnado se moviliza caminando, el 6 por ciento viaja en auto privado, el 5 por ciento en bicicleta y el 79 por ciento viaja a estudiar en transporte público. El 62 por ciento de estos últimos usa un solo medio y alrededor del 17 por ciento realiza alguna combinación entre distintas modalidades de transporte público.
Los datos se basan en una encuesta de movilidad de estudiantes desde y hacia la Facultad de Filosofía y Letras que realizó la Cátedra de Geografía de la Circulación de la carrera de Geografía, para
identificar patrones de movilidad, estrategias de viaje desde y hacia la facultad y los tiempos y
costos que implica poder cursar.
"Para los estudiantes la movilidad significa un gasto fijo que está asociado a una condición de acceso a la universidad", señaló Paloma Garay Santaló, geógrafa y docente, en diálogo con PáginaI12.
La encuesta consistió en un relevamiento a cargo de los estudiantes de la materia Geografía de la Circulación, con una cobertura sobre 812 casos, que representa el 6 por ciento del universo estimado en 12.897 alumnos de todas las carreras de la facultad, incluyendo el CBC. La encuesta relevó que aproximadamente una de cada tres personas mencionaron el costo del transporte como una de las problemáticas más apremiantes asociadas al traslado a la facultad, mientras se aplicaban los primeros aumentos en las tarifas de transporte.
La información de la encuesta, realizada en 2016, se aplicó a los datos de los valores de las tarifas actuales, considerando los descuentos por transbordos implementados desde inicios de 2018, a fin de lograr dimensionar cuánto representa actualmente el costo de viajar para poder estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Según las tarifas de marzo de 2019, los estudiantes gastan más de 570 pesos cada mes solo por asistir a la universidad. “Además, a partir de estos cálculos estimamos que el gasto mensual de traslado para algunos estudiantes está en torno a los 1500 pesos”, dijo Nicolás Pascuale, estudiante de Antropología y uno de los responsables de actualizar los datos de la encuesta.
"Por más que la universidad sea pública, el costo fijo del transporte se convierte en una limitación al acceso a la educación para aquellos jóvenes que no pueden pagarlo. Entonces muchos empiezan a cursar menos materias o directamente dejan de cursar", señaló Garay Santaló. En el caso de la UBA, los más afectados son los alumnos que viven en el conurbano bonaerense.
La implementación de un boleto educativo de alcance nacional que beneficie a los alumnos de todos los niveles de la educación pública de gestión estatal todavía sigue siendo un reclamo histórico del movimiento estudiantil. El boleto estudiantil está vigente en algunos distritos del país, con diversa cobertura y no siempre incluye al nivel universitario.
En la Ciudad de Buenos Aires existe un boleto estudiantil para los niveles inicial, primario, secundario, especial y de formación profesional de gestión pública y privada con subsidio al 100 por ciento, con una cobertura de hasta 50 viajes mensuales, con un máximo de cuatro por día. En la provincia de Buenos Aires rige un Boleto Educativo Gratuito para todos los niveles de instituciones educativas públicas de gestión pública y privada asentadas en esa provincia, por lo que quedan excluidos los estudiantes de la UBA.
Actualmente, para quienes estudian en la educación superior a escala nacional únicamente existe el recurso de la Becas Progresar, que apunta a solventar todos los gastos vinculados a la formación, transporte incluido. Sin embargo, cabe destacar que desde 2015, el Programa de Respaldo para Estudiantes Argentinos sufrió fuertes recortes presupuestarios y caída de beneficiarios, lo que repercute en forma directa en las posibilidades de pagar fotocopias y apuntes entre los estudiantes de los sectores de menores recursos.
"Es necesario que la universidad pueda aportar al debate público del boleto educativo universitario --señaló Garay Santaló-- para que se impulsen políticas que incentiven el acceso a la universidad."