Héctor "Pomo" Lorenzo (Invisible): "A la distancia, recuerdo el recital como algo irreal, suspendido en otro tiempo y espacio, porque Luis siempre fue muy reacio a traer el pasado en cualquier formato. Fue muy emocionante reencontrarme con gente que no veía hacía años, todos juntos en un escenario. Fue como contar toda la historia del rock en una noche y en algún lugar que, sin saberlo, Luis entrevió: dejar su parte de la herencia en la cultura. Nadie imaginó la magnitud del evento. Vos veías la lista de temas y el desfile de artistas y músicos, sí, pero no pensabas que iba a durar cinco horas o que iba a cobrar esa dimensión con el paso de los años. Quizás no esté bien que lo diga yo, pero creo que Invisible fue uno de los puntos más altos de la noche. Durante todo este tiempo me lo dijeron constantemente y coincido que así fue, por la frescura del repertorio que eligió para el formato de trío, porque sonó compacto y contundente, y porque yo, desde la bata, lo veía feliz. Se notaba que Luis disfrutaba de lo que estaba sonando, tal vez porque hacía mucho que no tocábamos juntos, o porque ese escenario estaba cargado de toda nuestra historia. Cuando me presentó me conmovió tanto que le dije ´me vas a hacer llorar´, él se lo tomó tan en serio que amagó dejar el micrófono para consolarme, pero yo me di vuelta y me fui derecho a la batería. Conociéndolo, era capaz de parar su presentación para darme un abrazo. Pero me abrazó eternamente."
Javier Malosetti (bajo, Spinetta solista): "Fue el evento musical del siglo. Cinco horas y pico en un estadio copado de gente donde tocaron Pescado Rabioso, Invisible, Almendra, Jade, invitados increíbles, su banda solista de ese momento con Nerina Nicotra y Sergio Verdinelli... en fin, haber participado de todo esto es, repito, haber estado en el evento musical del siglo. Lo que me hace reír a veces es cómo se me presentó: una vez le caí en su casa para tomar un café, escuchar música, guitarrear y charlar, cuando yo ya no tocaba con él. Estuvimos cuatro horas en eso y, cuando me fui, me acompañó hasta la puerta y, mientras nos despedíamos, me dijo ´sabés que me estoy juntando a tocar con Emilio y con Rodolfo´. Eso me dijo, nada más. En esa época, Edelmiro vivía en Mendoza o en alguna provincia y me acuerdo que le respondí: ´cualquier cosa teneme en cuenta, para la pandereta, la lluvia, lo que sea... me vuelvo loco´. Me quedé pensando eso y días después me llamó Machi por teléfono. ´Tengo que contarte algo´, me dijo, ´me llamó Luisito, y estamos ensayando con Pomo´. Ah bueh... ahí me di cuenta lo que se venía y cuando volvimos a hablar con Luis me dijo: ´bebote, no sé dónde ponerte´, a lo que le contesté: ´poneme en la bata, que yo toco igual que el tuerto (Wirtz), soy zurdo igual que él y lo amo más que a nadie... fue mi compañero de ruta durante años´. Al final terminé tocando el bajo en un tema ¡y la batería en cuatro! Inolvidable."
Leo Sujatovich (tecladista Jade): "Fue un proyecto único, no solo para Luis sino para todos los que tuvimos la suerte de estar cerca suyo y de su música a lo largo de los años. Para mí no solo fue un reencuentro con él después de no vernos por bastante tiempo, sino también la más cabal muestra de su valoración por nuestra relación personal y musical. Por otra parte, yo creía que para esa noche integraría Jade, la banda de la que había formado parte, pero Luis me dijo: ´No, prefiero que toquemos en dúo y hagamos las canciones que compusimos y/o trabajamos juntos´. Hablo de "Era de Uranio", "Vida Siempre" y "Maribel se durmió", entre otras. Entonces armamos un popurrí y las versiones sonaron hermosas, con un clima intimista, al modo de Luis. Esta es una particularidad muy de sus músicas, porque Luis siempre fue un compositor intimista. El dúo que quiso hacer fue exactamente por ese carril. Lo vivencié como un sueño hecho realidad. Me acuerdo que cuando empezamos a tocar, comenzó a correr una brisita muy suave, que me movía la manga de la camisa. Eso, más el silencio y la receptividad en un estadio colmado de gente, fue algo maravilloso".
Rodolfo García (baterista de Almendra): "Por esas cuestiones del destino, con Emilio del Guercio fuimos los dos primeros en enterarnos de la idea. Nos estábamos juntando en la salita que tengo en casa una vez por semana, a tocar para despuntar el vicio. Uno de esos días, Luis nos contó la idea y me pareció genial, aunque en ese momento la vi impracticable. Pero con el pasar del tiempo vi cómo se iban cerrando cosas y cambié de parecer. Ese fue un momento intenso. El otro fue durante los ensayos. Se había improvisado una sala en un lugar muy amplio, cerca de la estación Saldías. Allí se vivió lo mismo que cincuenta años antes en el pasillo de un teatro, o en los camarines. Te volvías a cruzar con los mismos músicos de hace cincuenta años. Eso fue increíble, además de verlos ensayar y comprobar cómo Pescado, Invisible, la banda que fuese, sonaba mejor que en su época de apogeo. Y el recital... bueno, emoción arriba del escenario y emoción abajo. Vi todo el concierto al lado del monitorista y fue algo inolvidable."
Baltasar Comotto (guitarrista, Spinetta solista): "Es un flash saber que ya pasaron diez años de ese concierto memorable, de esa noche mágica, poco común. Una fiesta musical que duró cinco horas, y que nos permitió ver a Charly, a Cerati, a Mollo, a Gustavo Spinetta, y a músicos que tocaron con Luis en algún momento de los últimos cincuenta años. A mí me tocó estar en ´Tu vuelo al fin´, que fue el segundo tema del concierto. Es una canción que me encanta. Si bien el que lo grabó originalmente fue Nico Ibarburu, yo la toqué muchas veces con Luis en vivo, era como nuestro caballito de batalla. Disfrutábamos mucho del solo del final. Inolvidable fue también 'No te alejes tanto de mí', donde Luis me dejó hacer el solo final, improvisado en algún punto, porque no estaba pautado. Ver todo Vélez rendido ante Luis fue muy emocionante."
Entrevistas: Cristian Vitale.