El Gobierno de Samoa ordenó el cierre de todos los servicios públicos y negocios el jueves y viernes para realizar una campaña de vacunación puerta por puerta en todo el país contra el sarampión, que desde octubre ha causado 60 muertos, la mayoría menores de cinco años.
En Samoa, con una población de menos de 200.000 habitantes, se han registrado 4.052 casos de sarampión desde el inicio de este brote, 171 de los cuales se dieron en las últimas 24 horas.
En respuesta a la epidemia, que ya llevó la declaración del estado de emergencia en noviembre, las autoridades decidieron parar toda actividad en el país durante los próximos dos días desde las 7 de la mañana hasta las 5 de la tarde para inmunizar a la población.
"Todos los sectores públicos y privados permanecerán cerrados (...) para garantizar una buena cobertura del plan de vacunación", indicó el Gobierno en un comunicado. "Se pide a la población que ate una bandera o pieza de ropa roja en frente de sus casas y cerca de la calle para indicar que los miembros de la familia no han sido vacunados. La señal roja facilitará a la identificación de los hogares a vacunar", añadió la nota.
Durante el paro quedará también restringida la circulación de vehículos, salvo los del sector público, fuerzas de seguridad o asistencia médica, se suspenderán los viajes entre las dos principales islas del país, Upolu y Savai'i, y se instará a la población a permanecer en casa.
Desde 2017 el sarampión se ha propagado en todo el mundo, incluidos varios países del Pacífico Occidental, como Fiyi y Tonga, donde el último brote se registró en 2014, según la Organización Mundial de la Salud.
El caso que impulsó a los antivacunas en Samoa
La bióloga Julieta Alcain, becaria del Conicet, explicó en su cuenta de Twitter por qué puede haberse provocado el brote de sarampión en Samoa, donde la vacunación bajó de abarcar al 71 por ciento de la población entre 2017 y 2018 a un bajísimo 31 por ciento.
Alcain reseña que en 2018 ocurrió algo que "le dio una fuerza bestial al movimiento antivacunas en ese país". Dos niños de menos de un año murieron tras recibir una dosis de la vacuna triple viral (sarampión, rubéola y paperas). Fue porque las enfermeras que prepararon las vacunas cometieron un error y utilizaron un medicamento vencido.
"La negligencia de dos personas no puede destruir un siglo de evidencia a favor de las vacunas", remarca la bióloga.