Machirulos sacan fotos de culos de mujeres sin que ellas se den cuenta en la vía pública y las suben a un blog. Otro machirulo despechado sube a un sitio de pornografía un video casero con imágenes íntimas que una adolescente le envió en alguna oportunidad durante el tiempo en que mantenían una relación amorosa. Las acciones podrían encuadrarse en las nuevas contravenciones que rigen hace un año en la ciudad de Buenos Aires: hostigamiento digital, difusión no consentida de imágenes íntimas –mal llamada pornovenganza—y suplantación de identidad digital.
Pero la justicia porteña hace la vista gorda y no investiga. La violencia machista existe en entornos digitales pero al Estado se le escapa de las manos. Esa es la conclusión a la que llegaron en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, al evaluar cómo actúan las fiscalías en lo Penal, Contravencional y de Faltas frente a denuncias de este tipo de hechos: presentaron dos denuncias pero las causas terminaron archivadas.
“Estos casos reafirman la necesidad de que Internet se regule de alguna manera”, advirtió a Página/12 la abogada María Julia Giorgelli, subcoordinadora del Centro de Protección de Datos Personales de la Defensoría del Pueblo.
El primer caso: la exhibición de la intimidad ajena para vengarse
“En el momento que vi que mí nombre y un video mío circulaba por la redes mí mayor miedo fue el que dirán las personas, y mi reputación; más que nada porque en ese momento estaba jugando al fútbol en un club grande. Sentía un dolor enorme y una gran confusión por tener que buscar a la persona que hizo ese acto en contra mío”, contó a Página/12 la adolescente de 17 años, cuyas imágenes fueron subidas a una página de video pornográficos.
Ella se acercó a la Defensoría del Pueblo, desde donde la asesoraron. El defensor Alejandro Amor llevó el caso a la Justicia, al considerar que podrían encuadrarse las conductas denunciadas en dos de las nuevas figuras que la Legislatura porteña incorporó al Código Contravencional en diciembre de 2018: difusión no consentida de imágenes íntimas y suplantación de identidad digital. En ambos casos, con el agravante de que la víctima es menor de edad. El video fue subido a través de un usuario creado bajo el nombre y apellido de la adolescente, el cual tenía un link directo a la cuenta de Instagram personal de ella.
En el caso actuó la Fiscalía en lo Penal Contravencional y de Faltas N° 33, a cargo de Marcela Solano. A través del Cuerpo de Investigaciones Judiciales del Ministerio Público Fiscal, se pidió al sitio de videos porno los datos de quién había subido el video en cuestión. Pero la firma respondió que como estaba situada en República Checa, solo los brindarían a través de acuerdos internacionales, “que obliguen a las partes a proporcionar asistencia mutua” y en caso de no existir tales convenios, se debía cursar la solicitud a través de la vía diplomática.
Mientras tanto, la adolescente consiguió por sus medios que se bajara el video. Llegado a este punto, y al evaluar que la vía diplomática podría demorar entre 6 y 8 meses, la fiscalía decidió no perseguir al autor de la supuesta contravención y archivar la causa, al evaluar que “no constituye un conflicto de entidad suficiente que justifique que la justicia de la ciudad prolongue su intervención”. La Defensoría del Pueblo apeló, pero todavía no hubo resolución al respecto. La adolescente espera saber “tarde o temprano” quién fue el responsable.
“De todo esto me llevé una gran lección, que por más confianza que tengas con tu pareja uno nunca termina de conocer a una persona ni sabe las consecuencias que pueden llegar a traer el pasar un vídeo o una foto. De todas formas, tampoco les da el derecho de dejar expuesto a nadie, claro”, contó a este diario la adolescente afectada.
Segundo caso: un blog para mostrar fotos robadas de culos femeninos
La otra denuncia que hizo la Defensoría del Pueblo para evaluar cómo actúa la justicia porteña ante casos de violencia machista en entornos digitales le tocó a la Fiscalía en lo Penal Contravencional y de Faltas N° 18, Especializada en Violencia de Género, a cargo de Mauro Tereszko. Se presentó el 28 de febrero y denunció a un blog –que es una plataforma gratuita de Google— que sube fotos de culos de mujeres, sacadas en la vía pública.
Para les abogades del Centro de Protección de Datos Personales de la Defensoría del Pueblo el hecho encuadra en la figuras de acoso sexual callejero y de hostigamiento digital. En algunos posteos sale la cara de la dueña de la cola, en otros no. En uno se ve que son de empleadas de un local de un shopping porteño.
Pero la fiscalía resolvió archivar la causa, porque ninguna mujer se presentó y dijo sentirse agraviada: consideró que la Defensoría del Pueblo no tiene representatividad para hacer la denuncia. Ese blog se llamaba antes CazadorLegal. La Defensoría logró en octubre de 2018 su baja, luego de intimar al autor. “Estuvo unos meses inactivo y lo dio de alta con un nuevo nombre. Entonces, lo denunciamos en la justicia”, contó Giorgelli.
¿Qué responsabilidad tiene Google?
Página/12 consultó a Florencia Sabatini, gerenta de Comunicación de Google Cono Sur sobre la responsabilidad de la empresa sobre los contenidos que se suben a blogs y otras plataformas digitales y que incurren en violencia machista. "La publicación en sitios web de determinados contenidos sexualmente explícitos sin consentimiento puede ser una situación angustiante para algunas persona. Si bien las plataformas digitales como Google son meramente intermediarios, y por ende no se responsabilizan por el contenido publicado por terceros, contamos desde hace años con un proceso de cumplimiento voluntario a solicitud de un requirente para remover esas imágenes y/o videos no consentidos de nuestras plataformas. Esta solicitud se hace de forma personal a través de un formulario online de acceso gratuito . El cumplimiento voluntario de estas solicitudes se hace sin perjuicio de también cumplir con aquellas órdenes dictadas por autoridades competentes que nos ordenen remover ese tipo de contenido", detalló Sabatini. Es decir, se bajan los contenidos si voluntariamente Google accede, lo que significa que no siempre ocurre.
La abogada Giorgelli no se conforma con esa respuesta. “¿Con ese criterio permitirían cualquier cosa en sus blogspot? Desde ya que no, por ejemplo, un video de alguien matando a un niño. Estos casos reafirman la necesidad de que Internet se regule de alguna manera”, consideró.
La Defensoría del Pueblo denunció en 2013 y 2014 los blogs “Chicas Bondi” y “Patentes y travestis”. El primero, subía imágenes de chicas fotografiadas en colectivos; el segundo, las patentes de los autos cuyos conductores compraban servicios sexuales a personas trans en situación de prostitución en los Bosques de Palermo. En ninguno de los dos casos, las personas fotografiadas daban su consentimiento: eran fotos robadas.
En su momento, el organismo logró que fueran dados de baja ambos blogs. “En este tipo de blog, como el que denunciamos este año donde se postean culos de mujeres, no se cumple con la garantía legal según la cual las personas para ser fotografiadas en el espacio público tiene que dar su consentimiento. Así lo prevé el Código Civil y Comercial y la legislación en materia de protección de datos personales. Pero además, expone otro debate que es cuestionar las políticas de empresas como Google que facilitan la circulación de contenidos –ya que los blogspot son plataformas de Google—que lesionan los derechos de mujeres porque ante la denuncia de la propia plataforma de estos sitios no se dan de baja y ante intimaciones concretas de nuestro organismo en este caso ha dicho textual que Google ´protege la información de los usuarios que poseen cuentas en sus servicios (Blogger, Gmail, YouTube, etc.) y dentro de sus políticas de Privacidad se compromete a resguardarlos de ´cualquier alteración, divulgación o destrucción no autorizada de los datos que conserva´ o del acceso no autorizado a ellos”.
Para la Defensoría, se creó la falsa idea de que este tipo de conductas de violencia machista en entornos digitales, se iban a castigar. Pero la justicia, parece, mira para otro lado.