Karina Pintarelli tiene 61 años, es activista y poeta. Una señora trans. Durante la dictadura las entradas a la cárcel y los abusos fueron parte de su cotidianidad, a ella y a sus compañeras las metían en los calabozos destinados a los varones,  por ejercer la prostitución y allí los golpes y violaciones por parte de la policía también fueron sistemáticos. Pudo exiliarse de ese calvario y volver en tiempos de democracia, la violencia fue mas leve pero no desapareció. Escribió siempre, pero casi todo esta perdido. A la única persona a la que le dedicó un poema fue a su madre y el próximo 12 de Diciembre en un rincón del barrio Boedo tendrá lugar su muestra “El tiempo en mis manos” una conjunción de pinceladas sobre su vida. Allí se verá con tinta negra y por momentos ilegible “Prontuario”, una instalación audiovisual curada por Mariela Scafati y Daiana Rose en donde figuran las numerosas detenciones y torturas que padeció durante y después de la dictadura y por las que ahora realiza un juicio al Estado de reparación histórica. En colores mas saturados estarán sus poemas plasmados en el libro “Me Quedé con Karina” editado por papel cuis -nuevo proyecto editorial de Serigrafistas Queer- y en esta propuesta cromática deseante y activista habrá también un conversatorio sobre derechos LGTBIQ* en el marco de la campaña “Reconocer es reparar” en donde participarán Abosex y el Observatorio de Género en la Justicia.

Karina se sienta en una silla entre restos de tela, estamos en la habitación de la casa de una de las integrantes de No Tan Distintas, organización social feminista que acompaña a mujeres cis y trans, lesbianas, travestis e identidades no binarias que están en situación de calle. Karina es parte de este colectivo. Abandona por un rato el encuentro semanal y acomoda sus manos en el cruce de piernas. Allí las deja descansar, uñas blancas cuidadas como piedras preciosas iluminan el rostro de una poeta trans que vive en una casa colectiva en Merlo, cosecha frutillas y escribe en la cama, no del lado de la cabecera, si no del lado de los pies. El jueves próximo durante su muestra se podrán ver y leer sus poemas plasmados en el libro “Me Quedé con Karina” editado por papel cuis -nuevo proyecto editorial de Serigrafistas Queer-. Habrá también un conversatorio sobre derechos LGTBIQ* en el marco de la campaña “Reconocer es reparar” en donde participarán Abosex y el Observatorio de Género en la Justicia. 

Cuando empezaste a escribir?

Empecé a escribir hace muchos años, en el camino se me fueron perdiendo las cosas porque estuve en situación de calle, después estuve internada y después como estuve de un lado para otro, se me perdieron. Este año retomé. Ya más calma y más reposada

¿No recuperaste nada de aquello que escribiste?

No. Perdí todo. Cuando estas en situación de calle, perdés todo.

¿Donde escribís?

Escribo en un lugar muy común: en la cama, pero del lado de los pies.

¿Que sentiste al reencontrarte con la escritura?

Una gran satisfacción, mas allá de que me gusta, para mi es liberarme de todas esas palabras que me hacen mucho peso. Es una liberación. Antes era de otra manera, porque escribía estando presa durante la dictadura y de ahí no te podés liberar.

Mejor los pies de tu cama…

Si me permite escribir sin tanta angustia, me desplazo mejor. Antes estaba rodeada de ansiedad y mucho rencor contra el estado.

¿Como surgió la idea del libro y de la muestra?

Para mi es muy movilizador pensar en un libro, en una muestra sobre mi historia. Para que te hagas una idea en pocas palabras, es una caricia al alma. Y esta dedicada también a aquellas personas del colectivo trans / travesti que saben que la vida es difícil, pero también tienen que saber que estas son pruebas de que se puede. Primero se iba a hacer una muestra de mi biografía, de los juicios que estoy haciendo junto con Abosex, ahí estaba la idea de los prontuarios, “mis vacaciones” como se decía en esa época y después vino la idea de los poemas.

En los poemas se resalta mucho la relación con tu madre…

Tuve una relación hermosa con mi mamá, muy conectadas. Tuve suerte, porque es mas común que las familias de una persona como yo te echen. Yo con mi familia tuve todo lo contrario, por supuesto le costó mucho entenderme pero lo fuimos haciendo juntas. Mi mamá siempre me daba el lugar que yo quería tener.

¿ Leyó tus poemas?

Algunas cosas si otras no. A ella fue a la única persona que le dediqué un poema. Para mi eran un poquito fuertes y ella ya había pasado muchas cosas fuertes en su vida, no por culpa mía. En los penales y en las comisarias la trataban mal por tener una hija no hija.

¿Qué es una no hija?

Desde la mirada de los otros, ella estaba yendo al penal a ver a un hijo que estaba vestido de mujer. Como nos llamaban antes. Yo no estaba vestida de mujer, era yo. Era un edicto contravencional vestirse con ropa del sexo opuesto. Entonces hay algunas cosas que preferí que no viera, yo siempre trataba de mostrarle que todo estaba bien. Cuando volví del exilio -estuve en Europa durante la dictadura- ella ya estaba muy enferma y yo quería que sus últimos años tuviera la mayor tranquilidad posible.

¿Como fue que pudiste irte a Europa?

Por mi abuelo, él era italiano y nunca quiso hacerse ciudadano argentino, como no renunció a su nacionalidad italiana yo pude hacerme la ciudadanía y me fui. Igual fue difícil hacerme ciudadana de otra país.

En ese momento era una gran herramienta para sobrevivir

Si, sin duda. Cuando me exilié fue una salida hacia la tranquilidad. Ya no podía mas con mi vida en Argentina. Se sabía que viajábamos a Europa a trabajar en la calle, a hacer la prostitución. Entonces darte el visto bueno de entrada era embromado, entonces si, con eso no tuve ningún drama porque pertenecía. Entraba y salía cuando quería. Allá solo me tenía que cuidar por el hecho de ser extranjera.

¿Que fue lo que te impulsó a comenzar con el juicio por reparación histórica?

Yo no pude disfrutar de mi familia por estar lejos. Los venía a ver una vez al año y me tenía que cuidar de no caer presa, de no ir por ciertos lugares en donde sabía que me iba a parar la policía y pedir los documentos. Y como en esa época no existía la ley de identidad de género, yo tenía los documentos de varón. El haberme perdido estar con mi familia fue una de las cosas que me impulsó, yo fui perdiendo un montón de cosas. Llevar adelante este juicio es abrir una puerta dentro del colectivo trans/travesti para que puedan hacer lo mismo. El Estado tiene una deuda con nosotras por todos los padecimientos y torturas que vivimos en un país en dictadura. Y después en democracia también, mas leve, pero también. Hasta el día de hoy sucede, porque hay un artículo que hay que ponerte, hombre o mujer, si no está ahí estas fuera de lo normal. Yo no se que es lo normal.

¿Que es tu poesía?

Son mis sentimientos. A veces voy por la calle y busco rápido un pedazo de papel y escribo. Eso es mi poesía.

¿Es posible pensar en una escritura trava/trans?

Yo creo que si. Todavía estamos muy encubiertas, como a expectativas de un ataque. Hay muchas que no están decididas a hacer lo que realmente sienten. Se ocupan de sobrevivir y no de vivir. Entonces no se desplazan como se tendrían que desplazar y esto pasa porque para la sociedad hay dos ejemplos de personas y el resto no vale.

¿Cuando comenzó tu activismo?

Hace muchísimos años. Desde la dictadura para acá, siempre, a veces grupalmente otras individualmente. Presentarme yo en lugares era mostrar que no solo que se puede ser mujer o varón. Me di cuenta de que necesitábamos muchas cosas que nos negaban y que no te acepte una sociedad entera es mucho para un ser humano, es casi todo.

No tan distintas es ahora tu lugar de militancia ¿como es?

Hermosa. Me dio esa parte que no tenía de vida. Me colmó de sentimientos, de activismo. Y cada día que pasa me convoca mas hacer algo por las personas que están en situación de calle. Porque estar en situación de calle también va de la mano del consumo que muchas veces te hace perder las ganas de encontrarte con lo que tuviste en algún momento. Te acostumbras a eso, al maltrato, a la discriminación, a las burlas. Al hambre, a la sed. Es como estar presa en plena calle.

¿Vos no te acostumbraste a eso?

No, nunca. Siempre traté de buscar una puertita para ver si podía salir. Hoy pude encontrar una salida y vivo en una casa colectiva en Merlo. Tengo huerta y frutillas. Compartimos facturas, no las de comer si no las de pagar.

¿Que es esta muestra para vos?

Es poner al tanto. Y puede ser transformadora. Hay gente que vio mi prontuario y que les parecía mentira que estuviese en pie y entera a los 61 años.

¿Como hiciste?

No se. Creo que hay algo de querer retomar una vida que nunca pude llegar a vivir. Nunca voy a recuperar todo lo que perdí, pero si aprender a saldar pequeñas deudas con una misma. Muy pocas llegamos a esta edad con todos los padecimientos que llevamos a cuestas. La muestra es una parte de la historia que esta plasmada en un prontuario ahí hay fechas, nombres de las comisarias en donde estuve, las firmas. Y las poesías complementan esa parte de la historia.

La muestra será el jueves 12 de diciembre, a partir de las 18:00 hs, en el Centro Cultural “La Madriguera”, Av. Boedo 965.