Los números son casi iguales. Uno es 40,28 por ciento. Otro, 40, 8 por ciento. Mauricio Macri omitió ambas cifras en su discurso por cadena nacional. Solo quiso endulzar el pasado reciente para dejar sentado su proyecto: busca ser el jefe de la oposición. Su base no es despreciable, porque Juntos por el Cambio obtuvo en las elecciones del 27 de octubre el 40,28 por ciento de los votos. El problema es que los sufragios fueron superados por el índice de pobreza. Según la medición de la Universidad Católica Argentina conocida antes de la cadena, llegó a un record del 40,8 por ciento.
El propio Macri había propuesto en 2015 que los argentinos evaluaran su gestión por el índice de pobreza. Le hicieron caso, y por ese motivo el Frente de Todos obtuvo el 48,24 por ciento de los votos para la fórmula de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.
La inflación sería, según Macri, un fenómeno sencillo de revertir. Este año se acercará al 60 por ciento. Macri dijo en la cadena que deja buenos cimientos. Las previsiones indican que solo el arrastre de la inflación actual podría fijar un piso para un 40 por ciento en el 2020.
El regreso al mundo, que para Macri habría sido uno de los grandes logros de su gestión, quedó plasmado en el castigo que esta semana propinó Donald Trump a la Argentina. Tras alegar “importantes devaluaciones” de la Argentina y Brasil, por Twitter Trump anunció la recolocación de aranceles para el aluminio y el acero de ambos países. Javier Madanes Quintanilla, propietario de Aluar, no dio muchas vueltas para explicar el castigo. “Macri se durmió”, dijo.
Como cualquier pieza oratoria, los 40 minutos de Macri son pasibles de refutación. El punto es si vale la pena tomar esa premisa falsa o si, al contrario, el análisis debe partir de una premisa política verdadera: la refutación del Gobierno ya la hicieron los votantes. A Macri no le gusta esa lógica. Cinco días antes de abandonar la Casa Rosada repitió que las PASO, o sea los votos, empeoraron la economía. Y omitió otro dato más, que puede leerse en el Observatorio de la Deuda Social de la UCA. La medición del tercer trimestre reveló que casi el 60 por ciento de los niños, niñas y adolescentes vive en hogares con ingresos que están por debajo de la línea de pobreza.